VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Cortarle las uñas al Ejecutivo siempre sirve, dice el filósofo

Alerta Michelangelo Bovero contra la instauración de una autocracia electiva

KARINA AVILES

El cambio de un sistema parlamentario a uno presidencialista equivale "a un regreso de la mejor a la peor forma de democracia" y en tiempos de "videopoder" abre la puerta a la instauración de una "autocracia electiva, populista y plebiscitaria", afirmó el filósofo italiano Michelangelo Bovero.

Bovero, uno de los especialistas de teoría bovero_michelangelo_addel Estado más reconocidos a nivel mundial, expresó que en muchas ocasiones se empuja un proceso de reforma del Estado bajo las banderas de la eficiencia o de la eficacia cuando las razones de la eficiencia "nunca deben prevalecer" sobre las del ca-rácter democrático de un régimen que, co-mo el presidencialista, tiene demasiados po-deres discrecionales y, en consecuencia, la calidad democrática es muy baja.

Dijo que mientras en un régimen parlamentario un mal gobierno puede ser re-movido por el Parlamento, en el presidencial los ciudadanos deben esperar la finalización del mandato, y preguntó: "ƑY si los electores se dan cuenta que por desgracia han elegido a un incompetente o a un abusivo, incluso a un criminal o más modestamente a un incapaz? Esta es la gran virtud de la estabilidad presidencialista", ironizó.

En el seminario Estrategias y propuestas para la reforma del Estado, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, el autor de Sociedad y Estado en la sociedad moderna explicó que el sistema presidencial es la forma de gobierno en la que el Poder Ejecutivo tiene más poderes discrecionales.

Indicó que en una evaluación de la carrera del mundo político se vislumbra un "va-ciamiento de las formas democráticas, que la democracia se quede de plástico, lo que aparece en la pantalla", y al señalar que "cortarle las uñas al Ejecutivo siempre sirve", afirmó que una de las formas "demagógicas" con las que se sostiene el sistema presidencial es la de llamar "democracia directa" a esta forma de gobierno.

Y enfatizó: "Lo demagógico es que esta fórmula... es una trampa a veces perfectamente deliberada. Es equivocada la idea de que la elección directa del primer ministro o del Presidente confiere un mayor poder a los electores porque en la elección por su-fragio universal de un cargo como el de Presidente, el voto de cada elector cuenta mu-cho menos de lo que cuenta en la elección de los miembros de un órgano colegiado como puede ser el Parlamento".

Además, dijo, de que los votos de los ciudadanos que hubiesen votado por un candidato perdedor a la presidencia, aunque hu-bieran llegado a 49 por ciento, cuentan cero en lo que se refiere al poder de iniciativa y de orientación política, y un punto fundamental es que el poder que los electores del candidato vencedor tienen sobre el gobierno en un régimen presidencial es menor al po-der que el Parlamento tiene sobre el gobierno en un régimen parlamentario.

Sostuvo que cada propuesta de transformación en el sentido presidencialista o semipresidencialista como forma de gobierno "tiende a reforzar los poderes del vértice y a pervertir la dirección ascendente del proceso de-mocrático acentuando los momentos de de-cisión descendente y, en tiempos de videopoder, abre la puerta a la instauración de una autocracia electiva, populista y plebiscitaria".

"En mi opinión -subrayó- un cambio de un sistema parlamentario a uno presidencial equivale prácticamente a un regreso de la mejor a la peor forma de democracia".