VIERNES Ť 7 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

CUIDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Ť Los caprichos de Cabal

Ť El humor del rey Midas

PARA QUIEN suponga que Carlos Cabal Peniche es ese hombre metido en un suéter azul y gris, sin rastro de poder y desaliñado, déjeme decirle que está en un grave error.

CABAL FUE uno de los representantes más audaces de la línea de los ricos extravagantes. El anecdotario de su temporada como rey Midas está lleno de golpes de vanidad, caprichos suntuosos y sueños realizados.

SE PODRIA decir que, cobijado con el manto del salinismo, Cabal desafió la felicidad temporal y pretendió un paraíso perenne, perpetuo, construido con millones y millones de dólares extraídos de las minas de lo ilícito.

LA GENTE que alguna vez estuvo muy cerca del "hombre de negocios" y que ahora lo niega, como lo dictan los cánones de las mejores familias, cuenta historias que viajan en el circuito de lo inverosímil.

DICEN, POR ejemplo, que con el humor de un lunes tempranero, Cabal llegó a sus oficinas en Paseo de la Reforma y de espaldas a su escritorio de caoba miraba con disgusto el paisaje que le permitían los ventanales del enorme cuarto de negocios donde despachaba.

CON EL coraje producto de su visión hizo algunas llamadas para reclamar el mal gusto y la pésima idea de haber quitado a la Diana Cazadora de su sitio original, para arrumbarla en el cruce del Circuito Interior y Mariano Escobedo.

ESA MAÑANA, mientras observaba tras los ventanales, cayó en la cuenta de que a su panorama le faltaba algo, y ese algo era ni más ni menos la Diana. Y rápido, ejecutivo como era, como dicen que aún es, y con los millones y secretos políticos que atesora, convenció a quienes tenía que convencer de que la escultura debía cambiar, una vez más, de lugar.

CONSIGUIO LA bendición del poder que él no ejercía y entonces constituyó un patronato que, de manera limpia y con base en el orgullo histórico, hiciera a la estatua regresar a Paseo de la Reforma.

LAS JUNTAS para tal motivo se efectuaron allí mismo, en las oficinas de Banco Unión, en el privado del magnate donde era, dicen algunos, imposible pronunciarse en contra de los deseos del exitoso banquero.

LAS PAREDES combinaban maderas preciosas que daban calidez y frescura a la oficina. De los muebles ni qué decir; los sillones mullidos de asientos amplios estaban forrados, como les consta a muchos que lo visitaron en aquel lugar, de piel de elefante tratada para hacerla más suave y resistente al peso de quien la usara.

LOS BAÑOS eran cosa aparte. Hay quien dice, entre bromas y veras, que allí en los baños se podía vivir con lujo, y es que todos estaban decorados con motivos mayas e incrustaciones de jade. Era un lugar impresionante.

SIN RESISTENCIAS la Diana Cazadora volvió a la principal avenida del Distrito Federal para que los lunes por la mañana, cuando el humor del rey Midas no estaba en su mejor momento, la visión de la escultura mediara entre sus diablos y sus buenos deseos y se hiciera más tranquilo el día.

ES VERDAD, comentan sus conocidos, que Cabal siempre se manejó entre el cielo y el infierno, al filo de la navaja. Su consejero de cabecera era un cura sacado de una parroquia de Polanco, a quien le gustaba volar en aviones que él mismo piloteaba y tenía sus oficinas al lado de las de Cabal.

JACQUES CHARVERIAT es el nombre del cura de origen francés a quien la esposa de Cabal, Teresa Pasini, había invitado a compartir el reino. Charveriat, con amigos conocedores de arte y de la buena vida en Nueva York y Francia, fue el puente ideal para hacer que el rey pareciera lo que pretendía ser.

TANTA ERA su influencia sobre Cabal que se asegura que poco antes de que éste huyera del país se había concertado un contrato con el ballet Bolshoi para que viajara a México patrocinado por Banco Unión. El cura desapareció como por arte divino y nada se sabe de él.

PERO EL sueño terminó y con él la época de poder que lo cobijó. Cabal llegó a México acusado de lo mismo que siempre fue: un presunto delincuente, un presunto rey.

Para final del año, ¡ajá!


SI LA medición de los tiempos de Fox debe hacerse igual a como él la hizo al principio del gobierno, cuando iba a resolver el conflicto de Chiapas en 15 minutos, la que se les espera a los indocumentados que esperan una solución favorable a su estadía ilegal en Estados Unidos para dentro de cuatro meses.

POR LO pronto los gringos aseguran que una solución real que beneficie a los indocumentados tardaría cuando menos cinco años. Así que vaya midiendo usted los tiempos del señor Fox, porque no son los mismos de nosotros.

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