EN DEFENSA DE LA UNAM
Enrique González Torres, rector de la Universidad Iberoamericana
Los ataques a la UNAM, una tontería y falta de responsabilidad
JOSE GALAN
Enrique González Torres, rector de la Universidad Iberoamericana, sostiene que el país debe generar pensadores y creadores, y no sólo preocuparse por las necesidades del mercado. Insta a borrar la línea entre universidad pública y privada, pero reconoce que hay dos tipos de universidades: las que tienen interés en lo público y las que no.
Considera, en entrevista con este diario, como falta de responsabilidad y una tontería las críticas a la UNAM; propone la creación de un instituto, tipo IFE, de evaluación de la educación superior, y hace un llamado al Conacyt para que respalde a los investigadores de la Ibero, porque "no quiere dar la parte que le corresponde".
Atribuye las calumnias y ataques anónimos contra la Universidad Iberoamericana "a fuerzas muy retrógradas" dentro del sector empresarial y político, pero insiste en que esa institución continuará su línea de trabajo sobre el combate a la pobreza y la marginación, a favor de la equidad y la justicia.
-¿Cuál es su perspectiva actual de la universidad en general, y en particular de la universidad privada?
-Actualmente hay un poco más de 2 millones de personas en educación superior, de los cuales 32 por ciento está en universidades privadas. No hace mucho era 17 por ciento. O sea, ha habido un crecimiento muy grande. Otro dato es que por el incremento en la educación básica, luego media y media superior, hay una gran demanda de educación superior que va a llegar en 10 años al doble.
"De allí la gran preocupación de cómo se va a cubrir esto. Y otra preocupación iría sobre la calidad y la pertinencia actual de la educación superior. La inversión que hizo el gobierno en ese aspecto este año no creció, más bien disminuyó un poco. Y, sin embargo, sí crecen las demandas de ingreso a ese nivel. Eso quiere decir que con menos dinero se tiene que hacer no sólo lo mismo, sino más. Esto va a tener impacto en la calidad.
"Si se define la educación superior por las necesidades del mercado, de la empresa nada más, y no se define como la creación de gente que construya un país, se crearán muchos profesionistas excedentes a los que va a requerir el mercado, las empresas y otras organizaciones. La pertinencia de los programas no sólo radica en la necesidad de la empresa, sino en lo que está pidiendo el país. Tenemos que crear creadores del país. Se tienen que formar pensadores, creadores, y seguir alentando el pensamiento crítico como un camino para corregir las grandes desigualdades, aunque parece que al poder esto le incomoda.
"El gobernante de más calidad siempre se está haciendo preguntas. Está buscando alternativas, pensando en el futuro, no sólo en las necesidades inmediatas para resolver una presión política.
"Pero, de regreso al tema de la universidad, diría que urge superar la barrera entre la universidad privada y la pública. Quizá haya otro tipo de división entre universidades, pero no porque sean públicas o privadas, sino por su interés o no en lo público. Hay instituciones privadas que se crearon no por la universalidad de las ciencias o el interés en lo público, sino para satisfacer algunas necesidades específicas de algunos grupos de la población. De tipo técnico.
"Pero esa universidad no se pregunta si es el profesionista el perfil que requiere un país. También hay universidades públicas y tecnológicas subordinadas a esas necesidades y no tienen tanto interés en lo público. Entonces, sí hay dos tipos de universidades: la que tiene interés en lo público y la que no. Nosotros nos identificamos como una universidad con interés en lo público, al igual que la UNAM, la UAM y una buena cantidad de universidades públicas."
-¿A pesar de los embates recientes de que ha sido objeto la UNAM por sectores públicos y privados?
-Yo creo que esa crítica a la UNAM, ya lo he dicho, me parece una tontería y falta de responsabilidad. Si fuera una crítica sobre los contenidos ideológicos o el enfoque académico, se podría discutir, pero se trata de una crítica que agarra a tres o cuatro jovencitos para golpear. Eso no se vale.
-¿No se extiende este embate a contaminar la imagen de toda la universidad?
-Creo que la universidad tiene una función de desarrollar pensamiento, pero no de aliarse a un partido político o a una propuesta social específica o ideológica. Cuando lo hace, deja de ser también universidad. Puede ser que en algunos momentos algunas universidades en América Latina dejaron de ser plurales, abiertas, respetuosas, y se aliaron con un proyecto político concreto. Eso también debería preocuparnos.
"Pero habrá quien critique a una universidad por buscar participar mediante la crítica en el proyecto de desarrollo del país. Que lo va a analizar permanentemente. Pero eso es lo que tienen que hacer las universidades. En todo el mundo."
-Pero siempre los políticos han tenido la piel bastante sensible a la crítica, sobre todo cuando parte de las esferas intelectuales o académicas...
-En el mundo empresarial hay mayor sensibilidad a la posición crítica, en tanto se hizo más internacional. Cuando estaba más protegido aquí había una sensibilidad excesiva. Ahora hay empresarios que se han dado cuenta que por la globalización hay muchas preguntas aún sin respuesta. Y en el mundo de la política, claro, hay más interés en incorporar el pensamiento de las universidades.
-La demanda de educación superior no está satisfecha pero cada vez hay menos dinero, particularmente para la universidad pública. ¿Cuál podría ser la solución?
-Es un problema de financiamiento, desde luego. Un problema de justicia, también. Las autoridades han dicho que quieren llegar a 8 por ciento del PIB para educación. Y esa meta se dará cuando la recaudación fiscal sea más importante. Esos recursos que el gobierno tiene conforme al nivel de desarrollo del país, ¿a quién se los va a dar? Se los tiene que dar, en una situación de equidad, a la gente que tenga menos. Y los tiene que dirigir a acciones que van a multiplicar los beneficios mayores.
"Tiene que quedar claro que el Estado debe financiar la estructura de la universidad, la investigación, el desarrollo del pensamiento, y tiene que financiar a los pobres, primeramente en educación básica y prescolar.
"Se requiere un acuerdo nacional sobre el financiamiento público de la educación superior. Tiene que haber más recursos, se tienen que encontrar en algún lado. Y el gobierno tiene que ser muy sensible de que presiones políticas no lo lleven a quitar dinero a los pobres de los pobres. Eso lo tiene que defender en primer lugar."
-¿Cómo evaluar los resultados para poder decidir los financiamientos?
-Tendría que haber una instancia de evaluación, un instituto, una especie de IFE. La evaluación tiene que venir con el apoyo también. Uno podría encontrar una institución educativa con mala educación, pero habría que ver que en muchos casos no tienen los apoyos que requieren para obtener buenos resultados.
-En el caso concreto de la Ibero, ¿cuál sería su evaluación de los avances en temas como el desarrollo de la investigación?
-A veces los tiempos no son favorables y los recursos no son suficientes. Necesitamos incorporar más gente con capacidad, pero no se encuentran fácilmente, y cuando se hallan cuesta más. Eso compite con otras necesidades de la universidad. Con los recursos que tenemos hemos buscado traer a núcleos de investigadores sobre todo en dos áreas para nosotros fundamentales: educación y ataque a la pobreza. Además, nos interesa toda la línea de la problemática del agua.
"Aquí requerimos de un apoyo más claro por parte del Conacyt. Hace cinco años teníamos 17 profesores investigadores en el Sistema Nacional de Investigadores. Ahora tenemos 45 y en unos días tendremos 50. Eso nos cuesta al año 5 millones de pesos, porque el Conacyt no quiere dar la parte que le corresponde. Entonces, el SNI es sólo para universidades públicas. Pero la naturaleza del Conacyt es para apoyar a cualquier investigador. Además de que el país invierte poco en investigación.
"Por ello, los apoyos a la universidad privada deben ser a los investigadores de SIN y a la investigación, y en segundo lugar al departamento de educación en programas, capacitación de maestros, diseño de programas curriculares. Los maestros tienen una gran urgencia de más apoyos pedagógicos.
-Y la empresa privada, ¿por qué no invierte en investigación?
-Habría que convencer a los empresarios de apoyar a la investigación, sobre todo de los grandes asuntos nacionales. Porque sí puede pagar su investigación para desarrollar mejores métodos de producción. Pero, además de eso, para el beneficio del entorno, para la paz social, para el combate a la pobreza, que va repercutir en un mejor nivel de vida de la gente y, consecuentemente, en un progreso de la empresa.
"Además, se deben crear redes internacionales entre las universidades, globalizar la investigación, porque los problemas están globalizados, como en el caso del ambiente, el agua, la seguridad; todo ello está relacionado con la educación y el combate a la pobreza, que son nuestras dos grandes lí-neas de investigación."
-Así como hemos visto ataques a la universidad pública, la Ibero tampoco ha estado exenta de calumnias y ataques anónimos. ¿A qué los atribuye?
-A fuerzas muy retrógradas que existen en todos los momentos de cambio. El país está cambiando. Hay muchos empresarios que piensan que debe cambiar hacia un país globalizado. Pero hay otros que tienen una resistencia muy grande. Entonces, esos grupos, ligados con otros grupos de fuera del país, ven comunistas, alarmistas, zapatistas, en cualquier propuesta de justicia.
"Cuando la Compañía de Jesús, en 1973, declara que su gran prioridad es promover la justicia y predicar la fe ?o una fe que no excluye a la justicia? entonces se da un movimiento importante en la Iglesia (católica) hacia una redefinición de las instituciones que están en sus manos. Y eso lleva a un cuestionamiento sobre que la Compañía de Jesús traicionó a un sector social. De allí surgieron mentes desequilibradas con algunos intereses políticos.
"Inducir una posición abierta de la universidad a favor de la democracia nos causó reacciones que uno no hubiera esperado por parte de grupos políticos y empresariales que uno dice, pues, ¿cuándo se juntaron, no? Pero creo que esto va superándose. Sigo muy optimista sobre la democracia, el cambio que se dio en México.
"Y continuaremos con nuestra línea de trabajo de combate a la pobreza y a las desigualdades, pero ahora con más experiencia, con más calidad en nuestras propuestas, con las mismas preocupaciones sociales. Permanecerán los modelos educativos en búsqueda de la equidad y la justicia, y el ataque a la pobreza y a la marginación."