Ť El fotógrafo tijuanense, único mexicano que participa en Visa pour l'image
Retrata Xólotl Salazar la tragedia de los inmigrantes
MERRY MAC MASTERS
La historia de Tijuana y el intento de los mexicanos por entrar de manera clandestina a Estados Unidos es el tema de la serie fotográfica de Xólotl Salazar Bonilla, único mexicano que participa en Visa pour l'image, festival internacional de fotoperiodismo, que se efectúa en Perpignan, Francia, del 1o. al 16 de septiembre. Su exposición Tijuana: Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, se exhibe en el Convento de Santa Clara.
Al respecto el fotógrafo tijuanense dice: "La última década del siglo XX se caracterizó por una política antimigratoria, lo que vuelve aún más crítica la situación del tráfico clandestino de seres humanos que desean encontrar mejores oportunidades en EU. Una de las medidas que ha sido más denunciadas y criticadas por la opinión pública internacional, justo después de la caída del muro de Berlín y la derrota del ejército iraquí, ha sido la construcción de una muralla de metal que se extiende a todo el estado de California, para finalmente terminar como un gigantesco muro de tubos metálicos apilados que violentan el paisaje del litoral con una división artificial.
"Este absurdo delimitamiento se erige entonces como una especie de land art simbolizando la mezquindad a la que puede llegar el régimen estadunidense en su empeño por mantener cerradas sus fronteras a pesar de tener un Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. Un elemento que se puede tomar con cierto ironía es que las placas de metal que forman este muro fueron utilizadas para construir las pistas de aterrizaje de los aviones de la OTAN en la guerra del Golfo Pérsico.
''Todavía hoy -apunta Salazar Bonilla-, Tijuana es una de las ciudades más inhóspitas del país, con uno de los costos de vida más altos, si se evalúa el ingreso de un trabajador de cualquiera de las maquiladoras que se han instalado en toda la región fronteriza.
''Como toda ciudad de paso, el principal objetivo es partir tan pronto sea posible y cruzar al otro lado. Hombres, mujeres, familias enteras, llegan a Tijuana con la idea de pasar la línea, pero, por alguna adversidad algunos jamás concretizan este viaje, sea por la estafa de los polleros o por el de la vida que se tiende como una red a la cual resultan más vulnerables los jóvenes. Estos quedan atrapados en un círculo vicioso, estancados en las calles en las cuales la vida se les va, pensando que algún día dejarán Tijuana.
''Sobreviven de la prostitución, mientras su cuerpo puede generar deseo de compra; delinquen, y cuando ya no queda de otra, mendigan. Día a día la vida se les va acortando, y el viaje a Estados Unidos existe sólo en sus sueños o en una idea que tienen en los pequeños momentos de lucidez, que pueden alcanzar entre el síndrome de abstinencia y el hambre.
''Algunos -anota- dejan pasar hasta 15 años antes de decidirse a pedir algún tipo de ayuda (tampoco se les ofrece mucha), para superar su problema de adicción a las drogas y a las calles, siendo muy pocos los que encuentran nuevas fuerzas para intentar, ahora sí, la idea que los llevó a ese lugar en busca del sueño americano.
''De los pocos que entran en programas de ayuda contra las adicciones, continúa, un alto porcentaje de ellos y ellas resultan ser seropositivos, transmitido por vía sexual o por las agujas hipodérmicas de heroína. Recibir atención médica es lo que ahora se impone. Al final es importante saber que son seres humanos, y que no están solos ni tan lejos de EU''.