EU, BAJO EL FUEGO
Ť El sur de Manhattan se ocultó bajo una nube de humo
El centro financiero del mundo parecía "zona de guerra"
Ť Miles de heridos fueron llevados a los hospitales cercanos
Ť Reportan la muerte de 200 bomberos en el área de desastre
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York, 11 de septiembre. Por su ausencia,
se comprueba la presencia de una crisis poco imaginable, más allá
de una película de Hollywood. Desaparecieron las torres gemelas
del World Trade Center, corona del perfil estratosférico de Nueva
York, y esta ciudad fue otra en sólo unos minutos.
La punta sur de la isla de Manhattan desapareció bajo una grandísima nube de humo negro y blanco. Las calles alrededor del complejo de edificios del World Trade Center se convirtieron en lo que un policía consideró "una zona de guerra".
Personas colgando de ventanas 100 pisos hacia el cielo; y se ve cómo, desesperadas, se arrojan al espacio. Una torre se derrumba, poco después la segunda. Un mar de cenizas y escombros cubre cuadras enteras alrededor, y las víctimas y los que se escapan están cubiertos de un maquillaje blanco espantoso ?el espanto, de hecho, compite con el shock para expresar primeras reacciones. Otro edificio de 47 pisos del complejo del World Trade Center se derrumbó en la tarde, unas seis horas después de las torres.
Nadie sabe cuántos están adentro
Una mujer que llevaba a su hijo de nueve años a la escuela recibe noticia de su marido de que hubo un accidente en una de las torres gemelas, donde él se encuentraba, en su oficina, en el piso 100. Todo está bien, no te preocupes, le dice. Poco después, el segundo avión se estrella contra el rascacielos, y los edificios empiezan a derrumbarse. La mujer aún no tiene noticias. Otra logra hablar desde su celular, en el piso 103, a su primo para decirle que "algo está pasando, no sé qué", y después, silencio.
Miles de estas historias se repitieron a lo largo del
día.
Desde todos los puntos de la ciudad se veían las
plumas de humo durante toda la jornada. "Dios mío, no lo puedo creer",
repetía la gente una y otra vez.
Más de 50 hospitales se suman al esfuerzo para enfrentar los ríos de gente herida, quemada, que empieza a llegar. Las autoridades de salud emiten un llamado urgente a la población para donar sangre. Una cola da la vuelta al hospital San Vicente, en Greenwich Village, son voluntarios que responden. Más de 10 mil personas, miembros de los servicios de emergencia, se involucran en la respuesta al desastre.
El alcalde Rudolph Giuliani pide que todos los ciudadanos abandonen la zona de desastre, y que la gente despeje más de 40 cuadras entre la punta sur de la isla hasta la calle Canal. Broadway, la avenida central de Manhattan, es clausurada desde la calle Houston hasta el Parque Battery.
De pronto, la ciudad queda sin sus constantes ríos
de vehículos, y sólo hay millones de desconocidos contando
lo que vieron, lo que escucharon. Escenas de miles de ciudadanos de esta
urbe herida que buscan cómo llegar a casa ?el transporte público
queda suspendido durante horas, mientras todos los puentes y túneles
que conectan la isla de Manhattan con el resto del mundo son cerrados?,
y empiezan a caminar en todas direcciones. Miles pasan a pie por el puente
Brooklyn, que en sus más de 100 años de existencia jamás
ha visto algo así.
La noche cae, y las autoridades amplían la zona
de seguridad; no hay paso para vehículos o peatones hacia el sur
de la calle Houston, y se corta la luz y el gas en toda la parte sureña
de Manhattan. Un policía: "aún hay edificios que podrían
derrumbarse".
Un empleado de un hotel de lujo en Soho hablaba con un cliente cuando, por casualidad, ambos levantaron la vista, y el primero comentó que jamás había visto un avión volar tan bajo, sólo para ver, segundos después, cómo se estrellaba contra la torre.
Las versiones se intercambian todo el día, como si al contarlo una y otra vez uno pudiera encontrar razones, lógica, explicaciones y consolación.
La Organización de Naciones Unidas decide evacuar a sus empleados. Varios comercios cierran por todo Manhattan. También cierra la Bolsa de Valores y el Nasdaq, junto con todos los mercados bursátiles del país. Varias de las oficinas centrales de algunas de las empresas financieras más importantes del mundo se encuentran dentro y alrededor del complejo del World Trade Center, incluyendo a Merrill Lynch, Deutsche Bank, Morgan Stanley y otros.
El gobernador de Nueva York, George Pataki, ordena que la Guardia Nacional entre en acción, mientras el personal de seguridad pública y de salud de toda la región cercana a la urbe es convocado a apoyar las actividades de emergencia.
La ciudad está entre el silencio atónito y un incesante concierto de sirenas de ambulancias, patrullas y carros de bomberos, las cuales se pueden escuchar hasta las oficinas de La Jornada, ubicadas a unas 40 cuadras del desastre.
Los hospitales reciben ambulancias sin parar, y se informa de decenas de policías y aproximadamente 200 bomberos muertos en la zona del World Trade Center. Los números de heridos y fallecidos en los hospitales se elevan a cada hora que transcurre, algo que continuará durante las próximas horas y días.
El alcalde Giuliani habla de miles de muertos, pero advirtió que el número final de fallecidos y heridos se conocerá hasta dentro de dos días.
Pero acompañando el miedo y el shock de estos sucesos, también se expresó la furia y el deseo de venganza contra "cualquiera que nos haya hecho esto".
Una mujer que huía del World Trade Center gritó: "esto es un acto horrible, espero que encuentren a los responsables y que los maten".