SABADO Ť 15 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
EL ECO Y LA SOMBRA

Ť Ricardo Yáñez

Décimas de amigo

DIGAMOS JUAREZ, Y brindemos. Por quienes bien leyeron, por quienes bien hablaron, quienes bien la pasaron y desde luego quienes brindaron y bailaron en el primer encuentro de escritores jóvenes de Tierra Adentro, efectuado el anterior fin de semana y al que, con otros menos o no jóvenes y uno mayor, felizmente acudí. Llegué allá de Monterrey, donde la gente tuvo para conmigo muestras de aprecio que chapó.

SEÑALES DE AMISTAD profunda, intensa, quiero creer que justa y necesaria, recogí en ambos nortes. De ellas (muchos los nombres, uno el afecto) proviene la siguiente concatenación de sencillas imágenes.
 
 
Quien teme la maravilla
pero no miedo le tiene
es amigo que conviene
su alma cual diamante brilla
yo he tocado aquesa orilla
de la amistad más liviana
y es logro que no me ufana
pero agradezco cabal
me ha retirado del mal
como de oro una campana

Como una campana de oro
desde celestial altura
doblada al llegar la albura
después de noche de lloro
ahí recobra el decoro
el pecho más malherido
del desconsuelo halla olvido
y es un lago el pensamiento
iluminado con tiento
después de tanto descuido

Después de descuido tanto
una palabra tan sólo
de amistad al otro polo
te manda de tu quebranto
ese amigo es como un santo
y su lenguaje preciso
campana de oro macizo
y no obstante delicado
y el corazón descansado
sana como en un hechizo

Como por hechizo sana
el corazón cristalino
sonríe y es pájaro y trino
orito de esa campana
sola se abre una ventana
desde do se puede ver
que si es cosa de temer
nunca de tenerle miedo
al sol que en la llaga el dedo
pone y cura y da saber

COLIBRI