LUNES Ť 17 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Ese país hizo del desprecio su propuesta de civilización, expresa José Steinsleger

Estados Unidos vive hoy las consecuencias de la diplomacia de violencia, opina Saxe-Fernández

Ť Cosecha lo que ha sembrado, conclusión del foro organizado por La Jornada y Casa Lamm

RENATO DAVALOS Y KARINA AVILES

El motivo del encuentro viró por el imperio de las circunstancias. La remembranza del golpe de Estado en Chile abrió paso a las reflexiones sobre la coyuntura en Estados Unidos, nación que hoy vive las consecuencias de la diplomacia de violencia que ha aplicado en su historia, dijo John Saxe-Fernández.

Los kamikazes del martes tienen un desprecio al sistema que hizo del desprecio su propuesta de civilización, apuntó José Steinsleger. Estamos ante el mundo que ha contribuido a crear Estados Unidos. Y en lugar de reflexionar, pretende acentuar la legalización de la violencia y los golpes de Estado, estableció Miguel Guerra.

Nueva cita de la mesa redonda semanal de La Jornada y Casa Lamm. Hugo Guzmán, periodista chileno, llevó los argumentos de lo que llamó ''transición militarizada en su país'', y dijo que 52 artículos constitucionales se tienden en esa dirección.

Desde hace muchos años, el sistema de inteligencia y contrainteligencia estadunidense ha mostrado sus flancos vulnerables, indicó el periodista, quien desde hace muchos años se ha dedicado a la investigación de la seguridad nacional.

Los del martes 11 son hechos condenables y lamentables, externó Saxe-Fernández, profesor universitario con una larga lista de libros de su autoría. Pero Estados Unidos simplemente ''cosecha lo que sembró'', añadió desde la misma aclaración de su origen costarricense y neoyorquino.

Saxe-Fernández evocó la última agresión que sufrió Estados Unidos, en 1814, cuando los invencibles de Wellington irrumpieron en Washington con fuego de antorcha.

Momento emblemático

fernandez_steinsleger_rtdEl terrorismo de Estado aplicado por Estados Unidos desde hace mucho tiempo tuvo el 11 de septiembre de 1973 uno de sus momentos emblemáticos, cuando Nixon y Kissinger consumaron el derrocamiento de Salvador Allende en Chile.

Pero ese terrorismo también ha estado presente en Brasil, Uruguay, Argentina o Centroamérica. Es una diplomacia de fuerza que recién fue utilizada cuando George W. Bush estaba en el rancho San Cristóbal, en febrero pasado, nuevamente contra Irak.

La vulnerabilidad estadunidense es estructural, contrastó Saxe-Fernández, por el cúmulo de flancos que tiene y los grupos que pueden converger en esta sociedad. Se hace casi imposible una tarea de protección.

Esa diplomacia de fuerza marcó una era irracional e irresponsable. Vietnam o Panamá, cuando Bush padre ordenó una operación que terminó con una masa de agredidos.

La consecuencia es que Estados Unidos no puede controlar las respuestas de largo plazo a esa diplomacia de violencia. Sobrevendrá, como se predijo hace unos cuantos años por los mismos cuerpos de inteligencia norteamericanos, el llamado ''blow back''.

El Defense Board, citó, documentó en un informe del 97 que ''la información histórica marcaba una correlación entre el involucramiento de Estados Unidos en ciertas operaciones y los ataques terroristas a la propia nación.''

El anuncio del presidente Bush de retirarse del tratado de misiles antibalísticos es un duro golpe a la paz internacional. Hay 25 mil megatones por el mundo, alertó el investigador.

Por ello, agregó, el canciller Jorge G. Castañeda haría bien en revisar el comportamiento de su padre en la diplomacia y ajustarse al derecho. ''Amigos, no achichincles'' de Estados Unidos, ilustró.

Miguel Guerra fue el moderador. Comenzó con las alusiones al tema de la mesa y condenó que hoy Estados Unidos pretenda elevarse como adalid de la lucha contra el terrorismo cuando, por ejemplo, decidió derrocar a Allende.

Pero ese terrorismo de Estado estuvo presente en tiempos de Arbenz, en Guatemala, o en República Dominicana. Ahora, el ''sheriff del condado va a salir a cazar terroristas'', subrayó.

Todo intento de hacer una revolución pacífica ha sido impedido por Estados Unidos. En Vietnam murieron muchas más personas, que en el mismo hecho repudiable del martes pasado.

En una página de Internet, relató, se informó que un periodista brasileño envió en estos días videos al periódico O'Globo para documentar que el presunto júbilo con que festejaron en Medio Oriente los ataques en Nueva York y Washington, eran imágenes de la Guerra del Golfo.

Guzmán refirió que José Miguel Insulza, ministro del Interior chileno, ha declarado que está dispuesto a emitir por ley un decreto para apoyar incondicionalmente a Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional.

Por su parte, José Steinsleger, escritor argentino y colaborador de La Jornada, mostró su preocupación por la dictadura mediática en medio de los sucesos en Estados Unidos, pues moldea, predispone y distorsiona las visiones, además de que se acompaña del eco de los intelectuales de establishment. No es algo privativo de Estados Unidos, pues se extiende a América Latina y otras regiones del orbe, dijo.

Hoy, añadió Steinsleger, el imperio propone una guerra para salvar los valores con su propia noción de civilización y barbarie. ¿Pero a qué país pretenden atacar? Pues a Afganistán, una nación de 22 millones de habitantes con la cuarta tasa de mortalidad en el mundo, un ingreso per cápita de menos de 40 dólares al mes, un analfabetismo de 68 por ciento, la segunda tasa de mortalidad materna en el planeta y en donde sólo uno por ciento de la población rural tiene acceso al agua potable. Son elementos que tiene que incluir el análisis, no para justificar los lamentables y condenables atentados a Estados Unidos, pero sí para tratar de explicarse qué pasó, expresó.

Ahí está el comandante de los creyentes del mando talibán, que al igual que Bush, distinguen su propio bien y mal con una servidumbre a su propio mesianismo, ejemplificó el escritor.

Steinsleger alertó que se extiende la política borreguil de América Latina de acompañar a la sombra a Estados Unidos.
Es la defensa del ''bien'' del imperio: aislacionista y depredatorio, con una propuesta de consumo alienista y nuevas fórmulas de racismo.

México no tiene política exterior, advierte especialista de la UNAM

México no puede apoyar por ningún motivo una política de Estados Unidos que traiga ''consecuencias nefastas para la paz mundial'', porque de lo contrario iría en contra de una postura de respeto y dignidad en la que ''no podemos claudicar'', indicó el coordinador del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM, Roberto Peña. A su vez, el especialista Leopoldo González Aguayo afirmó que el país ''no tiene política exterior'' y lo que sí existe es una ''idea entreguista'' hacia el vecino país.

En entrevistas por separado, los expertos en relaciones internacionales de la UNAM realizaron un análisis de la política exterior de México y de los efectos a raíz de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

Peña indicó que si Estados Unidos toma acciones que atenten contra la paz y la seguridad, nuestro país debe estar en contra. México debe buscar que no se tomen decisiones en tal sentido y el Congreso tendrá que influir en la defensa de la postura pacifista que ha caracterizado a la nación mexicana, destacó.

Consideró que se tiene que rescatar ''un nacionalismo pragmático en función de los intereses de México'', pues desde la época de Miguel de la Madrid ha habido un proceso en donde las posturas nacionalistas ''se han ido desvaneciendo.''

En los nueve meses del actual gobierno, dijo, ''no veo ninguna estrategia de cambio que trate de revertir lo que se venía haciendo'' en relación con Estados Unidos. Por ejemplo, explicó, una ''postura nacionalista'' sería replantear el Tratado de Libre Comercio en aquellos sectores en donde el país es perjudicado.

Apuntó que la política exterior de México tiene que mantener el equilibrio entre una postura de tradición y de ajuste a la situación de cambio. Sobre las declaraciones del canciller Jorge G. Castañeda en el sentido de apoyar ''el derecho a la represalia'' y no ''regatear apoyo'' a Estados Unidos, dijo que esa ayuda no es en términos militares, sino en los de buscar ''justicia y que se castigue a los responsables.''

No obstante, expresó que la asociación con Estados Unidos no implica perder autonomía, independencia o ser un país subordinado a los mandatos de esa nación. De manera que ''México debe mantener una postura de apoyo, siempre y cuando las decisiones que se tomen sean de manera coordinada y no se vayan por acciones militaristas que no convengan al país.'' Además, hay que tomar en cuenta que México es una reserva estratégica de la ''gran potencia'' en términos de hidrocarburos, entre otros elementos.

Por otra parte, recordó que la administración de George W. Bush está integrada por funcionarios con posturas ''muy de derecha. Esto puede justificar que se aceleren posturas peligrosas para la paz internacional'', sin embargo, confió en que las acciones concretas de Estados Unidos ''se logren de manera consensada.''

En el caso de la política exterior de México, se dijo ''convencido'' de que el cuerpo diplomático tiene claro el referente de una nueva política de equilibrio entre la tradición y el cambio.

Por su parte, el especialista en geopolítica y profesor de la materia Política Internacional Contemporánea, en la FCPS, Leopoldo González Aguayo, afirmó: ''No tenemos política exterior". La que se ha seguido se ubica ''entre la abstracción y la realidad de que hay que apoyar a Estados Unidos.''

Al referirse a las declaraciones de Jorge G. Castañeda indicó:

''Hay una idea entreguista. La idea del país ya no existe, es más, la historia tampoco. La habilidad que habían tenido los mexicanos con Estados Unidos los habían hecho célebres a mediados del siglo pasado... Los constructores de México fueron gigantes, después ya vinieron los de media talla, luego los de talla baja. A partir de Miguel de la Madrid vino la generación de la tachuela y actualmente estamos en el sótano.''

Refirió que, en medio de la guerra fría, México escondió en la fracción jurídica un nacionalismo antiyanqui entendible, que le quitaba al gobierno el problema de enfrentarse directamente con Estados Unidos, aunque también llevaba una relación intensa con aquel país. Entonces, no había que plegarse a Washington como se hace ahora, destacó.

Para finalizar, González Aguayo señaló: ''Tenemos un problema serio: la administración actual no vive en México, no sabe nada, no tenemos rumbo''.