JUEVES Ť 20 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Guerra, sequía y lucha de facciones han asolado el país

La economía, destruida por las prácticas religiosas de los integristas

DE LA REDACCION

La población de Afganistán asciende a 20 millones de personas, de las cuales 4 millones viven en campamentos de refugiados en la provincia occidental de Herat o en la vecina nación de Pakistán, desplazadas por una continua combinación de sequía, guerra civil y lucha entre facciones que han asolado al país los últimos años.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) considera, además, que estos refugiados, en buena parte, son granjeros que terminaron perseguidos por el régimen talibán por cultivar opio. Afganistán es el principal productor mundial de esa sustancia, de la que se produce la heroína.

Esta situación ha destruido la infraestructura de la mayoría de las ciudades, por lo que no existe allí economía formal. La es-peranza de vida en varones es de 44 años.

El régimen talibán, reconocido sólo por Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos y Pakistán, prohíbe a las mujeres trabajar, te-ner acceso a la educación, escuchar música o salir a la calle sin compañía de un familiar varón, entre otras cosas, lo cual terminó por destruir la fuerza productiva del país.

Los hombres, por otra parte, son obligados a dejarse crecer la barba y aprender el Corán de memoria.

El año pasado el Programa Mundial de Alimentos consideró que al menos 3.8 mi-llones de afganos estaban en peligro de mo-rir de hambre. Las escuelas para niñas fueron cerradas y sólo existen colegios religiosos para niños.

El ascenso talibán al poder es posterior a la invasión de la Unión Soviética a Afganistán, en la Navidad de 1979, una guerra en la que Estados Unidos cerró filas con los afganos y que terminó casi 10 años después con la retirada soviética, elemento que se considera uno de los que precipitaron la caída del régimen socialista en Europa.

En el siglo XIX, Gran Bretaña intentó varias veces invadir Afganistán, lo que aca-bó en humillantes derrotas en las que perecieron más de 16 mil soldados británicos. Se cuenta que sólo un soldado exhausto, que salió del país a caballo, logró sobrevivir a la furia de los afganos.

Actualmente el alto comisionado de la ONU, Ruud Lubbers, ha dicho que existe una "fatiga de donativos" en el mundo, pues muchos países se niegan a seguir ayudando a Kabul por estar en contra de los principios promovidos por el régimen talibán.

"No podemos permitirnos decir que como tienen malos hábitos y hacen cosas malas debemos aceptar que los afganos mueran de hambre. Esto no es humano. Si queremos apelar a ellos en valores humanos, debemos empezar a humanizar la situación y aceptar ciertos riesgos", señaló recientemente el funcionario.

Hace unos meses el régimen integrista provocó enojo internacional por destruir todas las estatuas de Buda del país, incluidas dos figuras gigantes y milenarias en la provincia de Bamiyán. Asimismo, prohibió el Internet, que era el único medio de difusión de que disponían grupos de derechos humanos y de defensa a las mujeres.