VIERNES Ť 21 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť El objetivo, ubicar, atacar y matar a terroristas
Tropas en el Pérsico, para operaciones sostenidas de combate terrestre
Ť No habrá gran invasión en Asia del sur, opinan expertos
Ť En buena parte se realizará "en las sombras", estiman
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 20 de septiembre. El Pentágono ordenó hoy el despliegue de tropas del Ejército de Estados Unidos al Golfo Pérsico preparadas para "operaciones sostenidas de combate terrestre", y giró instrucciones para el envío de más aeronaves y buques militares a la región.
Pero mientras se daban a conocer estas órdenes de despliegue muy publicitadas, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y otros funcionarios, subrayaron que la próxima guerra contra el "terrorismo" sería algo completamente diferente a las anteriores campañas militares de este país.
"Lo que estamos haciendo será algo muy diferente a la Segunda Guerra Mundial, Corea, Vietnam, la Guerra del Golfo, Kosovo, Bosnia, las cosas que se imagina la gente cuando se usa la palabra 'guerra', 'campaña' o 'conflicto'", dijo. Agregó que se utilizarán fuerzas políticas, financieras, económicas y diplomáticas de Estados Unidos contra los terroristas. No será, reiteró, una guerra contra una religión o un pueblo, sino contra los responsables de los ataques y sus simpatizantes. Tomará tiempo, "será un maratón, no una carrera".
Rumsfeld señaló que esto no se dirigirá como antes, cual si fuera una "campaña contra un país específico, o en un tiempo determindado", sino una guerra declarada "en diferentes lugares, en tiempos y formas diferentes", algunas de las cuales serán visibles, y otras no.
Fuerzas clandestinas tendrán cabida
Analistas y expertos señalan que esta guerra dependerá, por lo visto, de fuerzas especiales y clandestinas del aparato militar estadunidense, respaldadas por las fuerzas convencionales "visibles". O sea, será una guerra que en buena parte se llevará a cabo "en las sombras".
Esta "nueva" guerra en las sombras, argumentó Chris Hellman, experto en asuntos militares del Centro para Información de Defensa (CDI), dependerá principalmente de las tropas elite de operaciones especiales, movilizadas en la oscuridad a varios países del Golfo Pérsico con instrucciones de ubicar, atacar y matar a supuestos terroristas, y los que los apoyen. Aunque podría haber movimientos de fuerzas convencionales terrestres, Hellman advirtió en entrevista con La Jornada que los militares estadunidenses han estudiado la experiencia soviética en Afganistán y están buscando cómo evitar esos errores.
El vicepresidente Dick Cheney pareció estar señalando este tipo de estrategia cuando comentó a un grupo de legisladores la semana pasada que "no tiene caso usar un misil Cruise de 2 millones de dólares para destruir una tienda de campaña de 10 dólares en el desierto". Agregó, según versiones publicadas, que Estados Unidos estaba considerando acciones militares limitadas en varios países de la región.
No obstante, el Pentágono está acumulando una fuerza bélica convencional en la región. El portaviones USS Theodore Roosevelt zarpó ayer desde Virginia hacia la región del Pérsico con 2 mil 200 elementos de la 26 Unidad de Expedición de Marines. Además se ha ordenado el despliegue de bombarderos B-52 de largo alcance con capacidad para lanzar misiles Cruise, así como helicópteros de ataque, y aviones caza F-15, F-16 y bombarderos B-1, además de aeronaves de apoyo para todo este equipo. Varias de estas unidades aéreas tienen órdenes de desplegarse, por primera vez, en Uzbekistán y Tadjikistán, dos ex republicas soviéticas con fronteras con Afganistán.
Pero varios expertos militares informaron a La Jornada que el gobierno de George W. Bush no necesita esperar la llegada de estas fuerzas a la región para actuar. Estados Unidos ya cuenta con más de 20 mil efectivos en el Golfo Pérsico, incluyendo 5 mil en Arabia Saudita, 5 mil en Kuwait y unos 10 mil en sus buques de guerra en la región. Washington también tiene 2 mil aviones militares con bases permanentes en Bahrein, Kuwait, Arabia Saudita y Turquía que se han utilizado en los constantes ataques contra Irak y que están disponibles para acciones militares a futuro en la región.
"No habrá una gran invasión terrestre en Asia del sur", explicó a este diario Tom Keaney, director ejecutivo del Instituto de Política Exterior de la Universidad Johns Hopkins. "Si ingresan a Afganistán será una inserción relativamente corta para que la gente pueda entrar y salir; los números serán relativamente bajos".
Tal ataque, comentó, podría acompañarse del uso de misiles Cruise y bombar-deos aéreos, y los objetivos probablemente serían campos de capacitación o líderes terroristas conocidos.
Sin embargo, tanto Keaney como Hellman advirtieron que el problema principal para los militares estadunidenses es hacia dónde y contra qué apuntar. "Parte de la razón por la cual no hemos bombardeado a nadie hasta la fecha es que los blancos ya no están donde estaban hace una semana", señaló Hellman.
La semana pasada Bush firmó una declaración de "estado de emergencia" de nueve puntos ampliando los poderes del Ejecutivo para tomar acciones, y oficiales de la Casa Blanca comentaron esta semana que el presidente también tiene el derecho de ordenar el asesinato de enemigos extranjeros, si determina que esa acción está dentro del "interés nacional vital" de este país.
Los asesinatos, argumentó Hellman, serían el principal objetivo de las unidades de fuerzas especiales del aparato militar estadunidense, que incluyen a la supersecreta (hasta el número de sus integrantes es secreto de Estado) Delta Force, los Rangers del Ejército y las Fuerzas de Operaciones Especiales, junto con los SEALS de la Marina, las fuerzas de Marine Reconnaisance y unidades de francotiradores.
Estas serían las principales unidades que realizarían operaciones especiales en la región. "Ellos ingresan, matan, destruyen todo lo que encuentran y salen", explicó Hellman. Cuando se le preguntó de los intentos para secuestrar a líderes terroristas, consideró que es posible, pero "normalmente la toma de prisioneros no es algo para lo cual estén diseñadas estas unidades".
Estas fuerzas especiales, según expertos militares aquí, serían respaldados por helicópteros de la Fuerza Aérea armados con artillería de 105 milímetros y minicañones, helicópteros blindados Apache y Blackhawk, y por tropas armadas con ametralladoras M60 y rifles de calibre .50 con silenciadores y suprimidores de flash.
Estas acciones podrían no estar limitadas a Afganistán. "Se trata de más que un solo país", comentó hoy el secretario asistente de Defensa, Paul Wolfowitz.
En el Centro para Información de Defensa -una ONG de análisis- Hellman cree que los primeros ataques estadunidenses probablemente involucrarán unidades de fuerzas especiales contra bases terroristas en Afganistán y varios países. "Yo creo que el gobierno no está limitando sus acciones militares a los responsables de los ataques de la semana pasada. Van a declarar una guerra contra un grupo más amplio de terroristas", comentó a La Jornada.
Hellman especuló, con base en un análisis de las declaraciones del gobierno de Bush, que podrían lanzarse ataques simultáneos contra bases terroristas en Líbano e Irak, junto con ataques contra las bases de Osama Bin Laden en Afganistán.
En total existen unas 30 mil efectivos estadunidenses considerados como "unidades de operaciones especiales", incluyendo, además de las mencionadas, a los boinas verdes de las unidades 82 y 101 Aerotransportadas, y el Ala 16 de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea.