Ť Actuará en Edipo Rey, a partir de hoy en el teatro Hidalgo
Elsa Cárdenas: No supe aquilatar mi carrera en Hollywood y me arrepiento
AMALIA RIVERA ESPECIAL
Si se contaran las estrellas mexicanas en el firmamento cinematográfico de Hollywood, bastaría una mano para hacerlo -y sobrarían dedos-, pero Elsa Cárdenas es una de ellas y está a su alcance a partir de hoy en el teatro Hidalgo en el restreno de Edipo Rey, de Sófocles, obra dirigida y producida por Jesús García Ramón, en la que también actúan Juan Carlos Tolentino y Luciano Reyes.
En entrevista, Elsa muestra pruebas contundentes de su paso por la meca del cine: fotografías con astros como James Stewart, la primera plana del Daily Mirror que festeja su arribo a Londres; cartas de los poderosos estudios Metro-Goldwyn-Mayer, Universal, Warner, que se dirigen en inglés a miss Elsa Cárdenas para notificarle que fue aceptada en el elenco de Gigante (1956), al lado de Rock Hudson, Elizabeth Taylor y James Dean, y en la cinta The Wild Bunch (1969), entre otras.
''¡No son mentiras! ¡Hice cine en Hollywood y todas las películas de México! ?afirma? Por eso me da tristeza que no se tome en cuenta todo mi trabajo. Hace poco una revista sacó un especial y no me mencionaron. Alguien un día me dijo que lo importante no era poner el huevo, sino cacarearlo, y creo que no he sabido cacarear los huevos''.
El bautizo de Pardavé
Nació en Baja California -"el año ni creas que lo voy a decir"-, estudió actuación en la academia de los Soler. "Don Andrés nos tenía prohibidísimo emplearnos de extras, pero sin querer lo hice. Fui a los Estudios Azteca a pedir prestados unos muebles para una obra de teatro y como nunca había visto cómo se filmaba les pedí que me dejaran ver. Me dijeron que sí, pero que mañana me esperaban a trabajar y así aparecí en El látigo.
Sin embargo, su debut oficial fue en Magdalena (1954), dirigida por Joaquín Pardavé. Elsa recuerda divertida el primer día de filmación y el entusiasmo del elenco que preparaba las plumas y la miel para bautizarla: "don Joaquín lo impidió. 'A la niña no le hacen eso; yo la voy a bautizar', dijo, y de una botella de coñac vació una copita con la que me bautizó".
Siguió El joven Juárez (1955), cinta que se sigue proyectando todos los 21 de marzo y por la que obtuvo un Ariel. Unos meses después hizo fila entre decenas de aspirantes para ganar el protagónico en El niño y el toro (The brave one, 1956), clásico que hoy se vende en video. "Pero a última hora trajeron a un niño inglés de ojos azules, Michel Ray, para el estelar; yo ya me había ganado al director, Irving Rapper, porque durante la prueba me solté llorando de los nervios y eso lo conmovió; así que como tengo ojos verdes me pusieron de la hermanita. Me acuerdo cómo Rapper se jalaba los pelos conmigo porque decía que era director, no maestro de inglés."
De James Dean y Rock Hudson
Poco después, Sony Bayano, buscador de talentos de Warner, fue a buscarla a Los Angeles, donde estudiaba inglés. Esta vez no fue necesario derramar ninguna lágrima y dejó atrás a sus competidoras, Marisa Pavane y Judy Taylor, obteniendo el papel de Juanita en la cinta Gigante. Al mes siguiente estaba en Virginia con Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean para ambientarse con el elenco de la película de George Stevenson. Fue tal el éxito alcanzado que Warner le extendió su contrato a siete años. "Eran 15 ó 20 hojas de condiciones, pero también me daba derecho a estudiar en su escuela junto con Natalie Wood, Caroll Baker, Denisse Hooper, entre otras; claro que ellas ganaban mucho más que yo".
Evoca todos esos recuerdos con una sonrisa mientras saca de un álbum documentos relacionados con la película: artículos publicitarios, hojas con los horarios de llamado, el presupuesto del que disponía para cada día: 11 dólares con 50 centavos, sin que falten los recuerdos de la convivencia con las estrellas.
"James Dean era muy tierno, pero como loquito, siempre estaba en un rincón con una reatita en la mano. Nunca se asoleó con nosotros en la piscina ni usó shorts, se vestía igual que lo ves en las películas, con sus jeans. Un día me dijo: 'Oyeme, tradúceme esto'. Y me dio una carta en italiano de Pier Angeli, de quien estaba enamoradísimo. ¡Pobrecito! La familia de ella hizo hasta lo imposible por romper esa relación. Cuando le dije que yo no sabía italiano, se fue muy desconsolado".
Rock Hudson ?evoca con el rostro radiante? "¡era una maravilla! A las seis de la tarde, cuando terminaba la filmación, nos íbamos a tomar una leche malteada; ninguna lo quería acompañar: ¡tenían pánico de engordar!"
Drop contract
Tras el éxito arrollador de Gigante, recibió el llamado de MGM para una prueba, pero las malteadas, la oposición de su familia -"que no quería saber nada de esas cosas"-, el contrato de mil dólares y sobre todo la inexperiencia terminaron por presionarla tanto que engordó mucho ''y vino el rompimiento de contrato... ¡Drop contract!, dicen ellos".
Sin embargo, los estudios volvieron a llamarla para protagonizar Fun in Acapulco con la estrella del momento (1962): Elvis Presley. "Era un hombre extremadamente guapo, muy buen compañero, siempre estaba contento y cantando entre toma y toma... ¡y claro que me estremecía en sus brazos cada vez que teníamos una escena juntos!".
En 1965, 20th Century Fox invitó a la joven promesa a asistir a la premier de El vuelo del fénix y posteriormente a una prueba para Casino Royale (1967), dirigida por John Huston y con un reparto nunca jamás reunido en la historia del cine: David Niven, Orson Welles, Peter Sellers, Debora Kerr, Woody Allen, "pero me desesperé por mensa. Nos habían robado en el hotel, nos quedamos sin dinero, no quise saber más y regresé a México". La carta de Charlie Feldman en la que le pide regresar llegó semanas después: ''demasiado tarde, porque en México ya tenía ofertas en cine, teatro, televisión y no me pagaban el pasaje para volver, además me daba lo mismo que fuera aquí o allá, lo que quería era trabajar, así que lo dejé".
Algunos críticos del mundo del espectáculo estadunidense de aquellos años llegaron a hablar de ella como la "sucesora de Lupe Vélez", sobre todo a raíz de su participación en el clásico de Sam Peckinpah The Wild Bunch, comparación, a decir de Elsa, "muy honrosa", pero que no acepta, "porque definitivamente mi imagen es otra".
''Creo que no le tomé aprecio a mi carrera en Estados Unidos; siento que todo lo tiré por la ventana y sí, me arrepiento. Debí seguir allá, no sólo cuando me llamaban...''
''Sólo me falta hacer circo''
Elsa Cárdenas, quien se ubica en la generación sándwich, "porque no soy de la época de oro del cine nacional", ha trabajado con prácticamente todos los directores mexicanos, incluidos los más audaces, aquéllos que rompieron con todas las reglas del séptimo arte a través de sus zagas de luchadores como Los campeones justicieros y Santo contra las momias (1970).
''No, de eso no me arrepiento. Eran muy divertidas y todavía las siguen pasando, igual que las de Viruta y Capulina. En las únicas que me negué a participar fue en las de ficheras, ahí sí no. Pero fuera de eso hice todas: rancheras, de jóvenes, de familia, de aventuras, y tampoco me arrepiento.''
Incansable, en 1988 obtuvo la licenciatura en Ciencias de la Comunicación e impartió clases de Técnicas de Información y Cine en la UNAM hasta 1991. Después siguió en el mundo de las telenovelas, el teatro y, desde luego, el cine.
-¿Qué le falta por hacer?
-¡Sólo circo!
Edipo Rey se presenta en el Teatro Hidalgo los sábados y domingos en dos funciones: 11:30 y 13:30 horas, hasta el 3 de diciembre.