DOMINGO Ť 23 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť El presidente Putin se reunió con su plana mayor de defensa y seguridad

Rusia, preparada para la "nueva guerra" de Estados Unidos contra el régimen talibán

Ť Encuentro secreto del jefe del ejército de Moscú con el nuevo líder de la oposición afgana

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 22 de septiembre. Con el lenguaje de los gestos, a veces más contundente que los discursos, Rusia confirmó este sábado que está preparada para la guerra declarada por Estados Unidos contra el régimen talibán en Afganistán, un país colindante con el flanco sur del espacio postsoviético, tradicional zona de sus intereses estratégicos.

No hubo hoy pronunciamientos dramáticos ni llamativos movimientos de tropas, pero el servicio de prensa del Kremlin di-fundió, con especial esmero en detallar la relación completa de participantes, que el presidente Vladimir Putin reunió a su plana mayor de defensa y seguridad, una noticia que no deja la menor duda de que Rusia está lista para el comienzo de las hostilidades en la región.

El hermético encuentro, que se sabe duró poco más de seis horas y fue interrumpido una sola vez, cuando el gobernante ruso telefoneó al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, con quien conversó no menos de una hora, se celebró en Sochi, a orillas del Mar Negro.

No pasó inadvertido que, desde los atentados del pasado martes 11 en Nueva York y Washington, es la primera ocasión que el mandatario ruso, reconocido así por él mismo en breves declaraciones a la televisión local, convocó a una junta de ese tipo.

Putin escuchó los reportes del secretario del Consejo de Seguridad y de los titulares de las carteras de Defensa, del Interior, de Situaciones de Emergencia, del Servicio Federal de Seguridad, del Servicio de Inteligencia Exterior y de la Dirección de Inteligencia del ejército, así como del procurador general, el primer viceministro de Relaciones Exteriores, en representación del canciller que se encuentra en Nueva York, el director de las tropas de guardafronteras y el director de la agencia federal de comunicaciones gubernamentales.

Chechenia, vinculada a los atentados

Antes de encerrarse con sus colaboradores para definir la estrategia de cara al conflicto bélico a punto de estallar, Putin subrayó que la posición de Rusia se mantiene inalterada y que, en ese sentido, respalda la idea de "aunar esfuerzos" de la comunidad internacional para combatir el "terrorismo en el mundo".

En esta formulación, el presidente ruso incluye desde luego la guerra de Chechenia, que las autoridades locales insisten en vincular con los atentados terroristas en Estados Unidos.

En ese punto hizo hincapié Putin en sendas entrevistas a tres medios alemanes, en ocasión de la visita que comenzará el próximo martes y cuyas transcripciones fueron distribuidas ya por el servicio de prensa del Kremlin.

Al término de la junta en Sochi, sólo el ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, accedió a hablar brevemente con los periodistas, pero no para adelantar alguna decisión concreta, sino para mandar un mensaje tranquilizador a la población, en el sentido de que se han tomado todas las medidas para reforzar la seguridad del país y, de paso, reiterar la tesis recurrente de que Chechenia y los atentados son "eslabones de una misma cadena".

Ivanov confirmó también que, mientras Putin estaba reunido con su plana mayor, el jefe del estado mayor del ejército ruso, general Anatoli Kvashnin, sostuvo un en-cuentro secreto en la capital de Tadjikistán, Dushanbe, con el nuevo líder de la Alianza del Norte, Mohamad Fahim, coalición af-gana que, en los últimos días y desde el 10 por ciento del territorio del país que controla, ha intensificado su ofensiva contra el ré-gimen talibán.

Esto último podría significar, de hecho y sin mucha publicidad, que Rusia asumió la responsabilidad de apoyar a la Alianza del Norte, lo que perfila lo que algunos comentaristas locales empiezan a llamar un virtual "segundo frente" en la inminente guerra de Afganistán.

Es dudoso que Rusia haya resuelto involucrar tropas propias en la ofensiva de la Alianza del Norte; de unos días para acá distintos funcionarios del Kremlin han dado a entender que el país tiene y le sobra con la guerra de Chechenia, pero se presume que la coalición contra el titalibán recibirá información de inteligencia y armamento rusos.

Además, para la Alianza del Norte es muy importante saber que su retaguardia está protegida por los 25 mil soldados rusos es-tacionados en la frontera con Tadjikistán, dispuestos a intervenir en caso de ser necesario repeler cualquier incursión talibán en ese vecino país centroasiático.

Por otro lado, la entrevista de Kvashnin con Fahim parece ser una señal esperanzadora para Tadjikistán, Turkmenistán, Kirguistán y Uzbekistán, países que promueven una mayor definición de Rusia respecto de la Alianza del Norte, temerosos de que el conflicto bélico se extienda a sus respectivos territorios.

Rusia, todo parece indicarlo, refrendó su compromiso de cooperar con esos gobiernos para impedir que levanten cabeza los movimientos islámicos que, con mayor o menor ascendiente, operan en aquellos países de Asia central.

Varios de éstos, pero sobre todo el llamado Movimiento Islámico de Uzbekistán, encabezado por Djuma Namangani, actualmente replegado en Afganistán y bajo protección del régimen talibán, reciben financiamiento por parte de Osama Bin Laden, según considera el Kremlin.