DOMINGO Ť 23 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Aspira al premio Nuevos Directores en San Sebastián

Magonia apela a la fuerza de las metáforas, dice Irene Smits

Ť La imaginación y la posibilidad de los rencuentros, apuesta del filme Ť "Me manifiesto en favor de los sueños", sostiene

CESAR GÜEMES ENVIADO

San Sebastian, 22 de septiembre. Luego de tantas historias basadas en la traición, el dolo y la parte oscura de la psique, la cinta Magonia, de la holandesa Irene Smits, vino a refrescar el ambiente con una propuesta visual que apela a la imaginación y a la posibilidad de los rencuentros. Sin llegar a evadir del todo la realidad, Magonia, que participa por el premio Nuevos Directores, cabe perfectamente dentro del género de la fantasía, en el cual su directora dice sentirse como en casa.

-Hasta ahora hemos visto en la sección oficial cintas cuyo motor es la deslealtad o algún otro aspecto poco amable de la vida cotidiana. Tú vienes a proponer lo opuesto.

-Debo confesar que no he visto aún las cintas precedentes porque llegué apenas ayer por la noche, pero defiendo mi trabajo al decir que para mí hacer una película implica apelar a la fuerza de las metáforas, y por ello seguramente Magonia tiene más lejanías que parentescos con los filmes que se han proyectado hasta ahora en el festival. Por otra parte, tampoco me engaño y sé que el género de la fantasía no es algo usual en el cine contemporáneo pensado para adultos, pero es lo que yo hago y siempre lo he realizado con enorme agrado.

Smits es la realizadora de cortometrajes como Rose, Violet and Lily (1990), Hoerenpreek (1996) y De Wolkenfabriek (1997), de suerte que Magonia es su primer largometraje.

-Aunque no hayas visto las cintas que antecedieron a la exhibición de Magonia, es claro que tu planteamiento tiene poco que ver con lo que conocemos como el mundo real.

-Debo decir que tengo un problema con eso que llamas el mundo real, porque nadie que viva aquí está conforme con él, en ningún sitio, en ningún rincón. Me manifiesto por una declaración en favor de los sueños y para ello me baso en que nadie puede estar en paz consigo mismo si no cuenta al menos con un poco de esperanza, como les ocurre a los personajes de Magonia.

-¿Existió ese concepto de una vida más allá del cielo, o es parte también de la propuesta imaginativa?

-Viene del siglo XIV francés, cuando un obispo elaboró la teoría de que existía un mundo sobre las nubes, de forma que lo que nosotros veíamos no era sino la parte baja, los cimientos de ese otro lugar maravilloso cuyos habitantes estaban imposibilitados de venir a la tierra. Ese obispo llamó Magonia a este lugar sobre las nubes. Claro, en un tiempo en que aún no existían los aviones, corroborar que su dicho no era cierto resultaba poco menos que imposible.

-Tu cinta, al parecer, plantea ya en el mundo real que no sólo la grisura de la vida cotidiana es capaz de llevar personas al cine.

-Así es, porque la otra parte de esa cotidianidad incolora es la que finalmente todos o casi todos llevamos dentro y consiste en la propia imaginación, la capacidad personal de ir a otros mundos de forma interior.