Ť Confirmados entre los desaparecidos, 16 mexicanos
Indocumentados, las víctimas invisibles del atentado al WTC
Ť Ya no hay hospitalizados; la búsqueda es en las morgues
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 24 de septiembre. Uno entregaba pedidos de comida de un restaurante en el sótano del World Trade Center, subía y bajaba los 110 pisos de cada torre; algunos entraban a trabajar al anochecer, cuando todos los empleados de las lujosas oficinas de Nueva York terminaban sus labores, para limpiar, y otros cocinaban o eran meseros en el restaurante Windows on the World, casi rascando el cielo.
A uno de ellos sólo se le conocía por su apodo, otro estaba a punto de conseguir sus "papeles", y dejó una esposa a punto de tener un hijo. Unos residían legalmente en este país, pero demasiados eran "invisibles" por ser indocumentados. No se sabe aún cuántos mexicanos desaparecieron en las Torres Gemelas, y tal vez nunca se sabrá el número preciso.
Oficialmente -hasta hoy- sólo se ha logrado confirmar que hay 16 mexicanos entre los 6 mil 453 desaparecidos en el desastre del World Trade Center. De hecho, hasta hoy las autoridades sólo han confirmado un total de 276 muertos, 206 de los cuales han sido identificados (ninguno de ellos mexicano).
El consulado de México en Nueva York señala que los "únicos números duros" con que cuenta son 16 connacionales desaparecidos, pero se teme que esa cifra se elevará, ya que muchos más mexicanos trabajaban en la zona del desastre. El consulado informó a La Jornada que ha recibido más de mil llamadas, tanto de familiares en Nueva York, como de otras partes de Estados Unidos, al igual que desde México, solicitando información. Cientos de estas solicitudes se han resuelto al poner en contacto directo a los familiares.
Mientras tanto, se construye un banco de datos que registra cada llamada, y esas listas se cruzan constantemente con las de la policía, la Cruz Roja y diversas organizaciones comunitarias. Al mismo tiempo, el consulado realizó un rastreo en los cinco hospitales principales que se encargaron de atender la emergencia, aunque dos semanas después del desastre ya no hay gente en los nosocomios. Ahora el rastreo sigue en las morgues.
El consulado también se dedica a mantener contactos con la comunidad mexicana mediante lazos directos con los afectados, los sindicatos de trabajadores en la zona, e insta a la comunidad a comunicarse para continuar la labor de identificación de cuerpos.
Un obstáculo que se enfrenta, señalaron funcionarios del consulado, es el temor entre los indocumentados de presentarse para dar información. También inicia labores para tramitar visas humanitarias para que los familiares afectados puedan viajar de México, y para facilitar la entrega de materiales con ADN para la identificación de cadáveres.
Para el hermano Joel Magallan, director de la Asociación Tepeyac, organización no gubernamental de apoyo a la comunidad mexicana de Nueva York, los problemas inmediatos, 14 días después del desastre, empiezan a volverse de mediano y largo plazo. Ahora, señaló en entrevista con La Jornada, el asunto del desempleo de los sobrevivientes, como los que trabajaban en la zona, en particular de los indocumentados que no tienen derecho a asistencia pública, afectará posiblemente a cientos de familias. Además, "es un problema binacional", ya que la falta de ingresos aquí se traduce en falta de ingresos de las familias en México que dependían de quienes trabajan en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la Asociación Tepeyac está colmada de llamadas -desde México y diversas ciudades de este país- en busca de familiares, o de gente que teme que alguno de sus conocidos pereció en el World Trade Center. "Hemos recibido cientos de telefonemas buscando gente", comentó Magallan. "Pero algunas no saben si el individuo al que buscan vive o llegó a Nueva York, y se podría tratar de alguien que esté en otro estado, o de alguien que murió en el desierto", dijo, al explicar las frustraciones de determinar e identificar a las víctimas del desastre. Cuenta que la gente en México ve las imágenes por televisión o se entera por otros medios, y no sabe si afectó a toda la ciudad, o incluso si su ser querido reside en Nueva York, pero hablan por la preocupación.
La Asociación Tepeyac ha rastreado las comunidades, entrevistando a gente que trabajaba en la zona o conocía a quienes tenían empleos en las Torres Gemelas. Pero a veces sólo se encuentra con interrogantes. "Un compañero nos contó que sabía de alguien que trabajaba en la zona y al que no se le ha visto desde ese día. Pero no sé su apellido, sólo le decían El nopalito". Algunos de la comunidad mexicana no cuentan con televisión o teléfono y es difícil ubicarlos o que ellos se informen sobre a quién acudir con información.
Otro problema, señaló Magallan, es que es muy difícil compilar una lista maestra de quien trabajaba en la zona. Dijo que la renuencia de los dueños de comercios o de las empresas de reportar los nombres de sus empleados indocumentados -ya que temen enfrentar consecuencias legales- ha complicado el esfuerzo de determinar el número de trabajadores que podrían haber desaparecido.
Por lo tanto, se cuenta con información de compañeros, como uno que salía de su trabajo de limpieza en las torres a las 5 de la mañana, pero que conocía a unos cuyo turno terminaba a las 9:00 (el primer impacto del avión suicida fue a las 8:48 de la mañana del 11 de septiembre). "Tiraban la basura en el 5 piso de abajo. Yo creo que no los vamos a ver más". Podrían ser cientos, o decenas. Nadie sabe. El gran problema es que entre los desaparecidos había "invisibles": los indocumentados.
Y como los mexicanos, muchos inmigrantes de más de 60 países podrían estar desaparecidos con ellos. Para los que viven, enfrentan la realidad de que entre los escombros y sus consecuencias económicas más allá de la zona de desastre, se calcula una pérdida permanente de miles de empleos relacionados con limpieza, servicios de hotel y restaurantes.
Secciones del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) y del sindicato de trabajadores de hoteles y restaurantes (HERE) reportan decenas de sus agremiados entre los desaparecidos. Por cierto, seis de los 16 mexicanos confirmados como desaparecidos eran miembros de HERE y trabajaban en el restaurante Windows on the World en los pisos más altos de una de las torres cuando ocurrió el desastre.
SEIU reporta la desaparición de 26 trabajadores, entre ellos limpiadores y guardias de seguridad, así como de 40 empleados públicos. También desaparecieron dos limpiadores de ventanas que trabajaban en el piso 102 de la torre. Ernesto Mora, de la sección 100 de SEIU informó a La Jornada que sus agremiados han perdido casi 2 mil empleos por el derrumbe de las Torres Gemelas, y los daños que esto ocasionó a otros 41 edificios en la zona.
A la hora del desastre había unos 350 miembros del sindicato en turno en las Torres Gemelas. Hoy, aún no se sabe de 26 de ellos. La mayoría son inmigrantes latinoamericanos.
El consulado, la Asociación Tepeyac y las autoridades locales instan a la comunidad de inmigrantes mexicanos, y de otros países, a presentar toda información sobre sus familiares o conocidos que podrían haber sido víctimas. La renuencia de los indocumentados a presentarse y dar voz a los "invisibles" ha preocupado tanto a las autoridades que el propio comisionado del Servicio de Inmigración y Naturalización, James Ziglar, aseguró que no habrá consecuencias legales si se presentan. "Hemos escuchado reportes preocupantes de que algunas personas cuyos seres queridos están desaparecidos no se han presentado por asuntos migratorios. No podemos dejar que esto suceda. Quiero instar personalmente a la comunidad a que se presente, y asegurarle que el SIN no buscará información sobre la calidad migratoria dada a las autoridades locales en los esfuerzos de rescate y recuperación".
Los que trabajaban en las sombras de las Torres Gemelas ahora, después de desaparecer, son invitados a salir al sol. ¿Y los sobrevivientes? ¿Tendrán que seguir escondidos en las sombras de los escombros? Los indocumentados existen, pero al parecer, sólo después de morir.