MARTES Ť 25 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001 Ť

Ť Proporcionará información sobre la infraestructura de los terroristas en Afganistán

Rusia participará en la coalición antiterrorista

Ť Condiciona "un apoyo más profundo" a un cambio de actitud hacia la guerra en Chechenia

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 24 de septiembre. Rusia confirmó hoy que participará en la coalición antiterrorista promovida por Estados Unidos, definió en qué campos y con qué limitantes está dispuesta a hacerlo, condicionó una "cooperación más profunda" al reconocimiento de su política en Chechenia y, en dicho contexto, lanzó un ultimátum a los rebeldes chechenos.

Estos son los puntos medulares del mensaje a la nación que dirigió esta noche el presidente Vladimir Putin tras reunirse con los líderes de las distintas fracciones del Parlamento, quienes ofrecieron su respaldo a la posición asumida por Rusia frente a la campaña militar bautizada por la Casa Blanca como Justicia Infinita.

Aunque Rusia, desde que ocurrieron los atentados del pasado martes 11, nunca se manifestó en contra de un golpe de respuesta estadunidense, es la primera vez que anuncia de modo oficial su incorporación a lo que denominó "operación antiterrorista que se está planeando llevar a cabo en Afganistán".

Putin, la víspera de su visita a Alemania, especificó cinco grandes vertientes de la cooperación de Rusia con Estados Unidos, por ahora circunscrita a acciones contra el régimen de los talibán:

Primera. Ratificó la voluntad de estrechar los contactos entre los servicios de espionaje y admitió que Rusia ha proporcionado y lo seguirá haciendo toda la información en su poder acerca de la infraestructura, ubicación de los "terroristas internacionales" y sus campamentos de preparación en Afganistán.

Segunda. Señaló estar dispuesto a abrir corredores aéreos para el tránsito de los aviones que se dirijan a "la zona de la operación antiterrorista", pero sólo aquellos que lleven "cargas humanitarias", concepto que el mandatario no quiso precisar.

Tercera. Dijo que Rusia ha coordinado su posición con sus aliados en Asia Central y está de acuerdo en que éstos resuelvan por sí mismos su grado de participación, sin excluir que permitan el uso de sus aeropuertos y bases militares.

Cuarta. Prometió que Rusia tomará parte, en caso de necesidad, en "operaciones internacionales de búsqueda y salvamento", otra formulación imprecisa que puede interpretarse como un tácito reconocimiento de que la población civil afgana también recibirá el castigo de la operación punitiva.

Quinta. Reveló que Rusia ampliará su cooperación con "el gobierno de Afganistán, encabezado por Rabbani y reconocido internacionalmente", y anunció que otorgará a sus fuerzas armadas (la Alianza del Norte) "ayuda en forma de suministros de armamento y equipos militares".

Giro en las posiciones

italy_protest_223hEste último, de los cinco puntos expuestos por Putin, es especialmente significativo y puede considerarse un giro en la posición de Rusia frente al conflicto bélico, a pesar de que se infería de la reunión secreta que sostuvieron el pasado sábado en Dushanbe, Tadjikistán, el jefe del Estado Mayor del ejército ruso, general Anatoli Kvashnin, y Mohamed Fahim, el nuevo hombre fuerte de la Alianza del Norte.

Lo es porque, desde el punto de vista del régimen de los talibán, hecho público hace ya más de un año, "toda ayuda a la Alianza del Norte" equivale a una declaración de guerra. Ciertamente, el repliegue de los talibán en los últimos días complica que lleven a cabo su amenaza de cruzar la frontera de Tadjikistán, resguardada por 25 mil soldados rusos.

En el mismo contexto, hay que ubicar el apoyo brindado por Rusia a las tropas del general Dostum, uzbeko de origen, que puso fin a su exilio en Irán y retornó a Afganistán. Según reportes de este lunes, los combatientes de Dostum se encuentran ya en las proximidades de la estratégica ciudad de Mazar i Sharif, en una ofensiva que, sumada a la que realizan las tropas de Fahim, pretende establecer el control de los opositores afganos al régimen de los talibán sobre cerca de 25 por ciento del territorio del país.

Los otros aspectos del mensaje de Putin a la nación importan también, pero sobre todo en la medida en que ratifican lo que se había anticipado ya de modo extraoficial en declaraciones deliberadamente ambiguas o en conversaciones privadas con representantes del gobierno de Estados Unidos.

Un ejemplo clarísimo de lo anterior es la actitud de los aliados rusos en Asia Central. Apenas se conoció la posición oficial de Rusia, lo que se daba por descontado se concretó en una cascada de declaraciones de apoyo a Estados Unidos por parte de los dirigentes de Kazajstán, Uzbekistán, Tadjikistán, Turkmenistán y Kirguistán.

Estos países, si bien en distinto grado, ofrecieron colaborar con Estados Unidos en la operación Justicia Infinita, la mayoría se mostraron dispuestos a abrir sus espacios aéreos y algunos, también, consideran posible la utilización de sus bases militares. En el mismo sentido, se pronunciaron hoy Ucrania y Georgia, otros dos países de la antigua Unión Soviética.

Por lo pronto, para coordinar la participación de Rusia en la coalición internacional y la estrategia con sus aliados tradicionales en Asia Central, el mandatario ruso instituyó un "grupo especial", que estará presidido por el ministro de Defensa, Serguei Ivanov.

Chechenia en mente, Putin fue muy claro al condicionar una "cooperación más profunda" de Rusia, con "los miembros de la operación antiterrorista", a un cambio de actitud de éstos hacia su guerra doméstica en el Cáucaso del Norte.

"La profundidad y el carácter de esta cooperación dependerán de manera directa del nivel general y de la calidad de nuestras relaciones con estos países y de la comprensión mutua en el ámbito del combate al terrorismo internacional", advirtió el presidente ruso.

No habrá que esperar mucho para ver hasta qué grado se logra o no la "comprensión mutua" pedida por el titular del Kremlin, pues dentro de 72 horas vence el plazo del ultimátum que lanzó hoy a los rebeldes chechenos para su rendición incondicional.

El cálculo es muy simple: dentro de tres días, cuando la atención del mundo siga centrada en Afganistán, quien no deponga las armas en Chechenia será catalogado como "terrorista internacional", coyuntura favorable para una operación punitiva, esta vez particular, a cargo del ejército ruso.