Ť La mayoría de los familiares de las víctimas duda que se logre verdadera justicia
Comienza el proceso por el atentado antijudío de 94 en Argentina; expectación y desconfianza
Ť Los 20 acusados podrían ser condenados a cadena perpetua Ť Quince son ex policías
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 24 de septiembre. Después de siete años de dudosas investigaciones, comenzó hoy el juicio oral y público por el cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) sucedido el 18 de julio de 1994 y que dejó como trágico saldo 85 muertos y unos 300 heridos, además de la destrucción de la sede y sus alrededores en un barrio populoso de la capital argentina.
El juicio abrió una fuerte expectación, no sólo por el ser el más importante después del que juzgó en 1985 a las juntas militares por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura, sino también por relacionarlo con los recientes atentados en Estados Unidos. Durante unos 10 meses desfilarán por los tribunales más de mil testigos y existe la percepción que las investigaciones que se desarrollan en Estados Unidos podrían ayudar a resolver muchos puntos oscuros en este caso. Para muchos analistas la AMIA fue una antesala de otra serie de atentados en el mundo.
La mayoría de los familiares de las víctimas no tiene confianza en que se logre verdadera justicia, porque desde hace siete años denuncian irregularidades muy graves en las investigaciones "y protecciones" para presuntos culpables y el juez federal a cargo, Juan José Galeano, reconoció incluso la destrucción de pruebas.
Al comenzar el juicio donde se procesa a 20 personas, cinco de las cuales son sospechosas de ser la llamada "conexión local", podrían ser condenados a reclusión perpetua, los magistrados pidieron un minuto de silencio por las víctimas de la AMIA y la embajada israelí, destruida por otro atentado en 1992.
Quince de los acusados son ex policías de la provincia de Buenos Aires. Los fiscales federales Eamon Muller y José Barbaccia apuntan a demostrrar la culpabilidad de cuatro de éstos, y el civil Carlos Alberto Telleldín, informante policial y experto en transformar autos robados, por haber proporcionado presuntamente la camioneta Trafic, que, cargada de 300 kilos de amonal se hizo estallar ante el edificio de la organización judía.
Los familiares de las víctimas escucharon fuertemente emocionados el relato judicial de cómo habrían ocurrido los hechos. Ante la suma de irregularidades, ocultamientos, desviaciones de pruebas, las familiares organizaron una Memoria Activa y cada lunes se reúnen frente a tribunales para exigir justicia acompañados por personalidades y organismos humanitarios.
También han sido duros al marcar las diferencias que existen con grupos israelíes de poder, que estiman "no han hecho lo debido en este caso por defender sus intereses económicos".
La mayoría de los procesados serían acusados de asociación ilícita, pero los cargos más graves son para los cinco acusados de participación necesaria en el atentado, entre ellos el ex comisario Juan José Ribelli, los subcomisarios Raúl Edilio Ibarra y Anastasio Ireneo Leal, y el ex oficial Mario Norberto Bareiro.
Células terroristas
El juicio comenzó bajo severas medidas de seguridad, mientras que continúan las reuniones entre funcionarios argentinos y paraguayos sobre el tema de la llamada Triple Fronteras que une a estos países y Brasil. Allí grupos de elite de los distintos servicios de seguridad, han detenido a jóvenes árabes como presuntos sospechosos de integrar células terroristas. Desde todo punto de vista sería sumamente difícil crear grupos de este tipo en zonas fuertemente vigiladas desde hace años. Por allí, el ex dictador Alfredo Stroessner ayudó a pasar las armas durante el caso llamado Irán-contras.
Sobre la Triple Forntera han convergido militares, policías, gendarmes y servicios de seguridad, y nadie se epxlica por qué en un lugar tan vigilado podrían "anidar" células terroristas.
Mientras, en Argentina la mayoría de las encuestas continúan dando resultados negativos de la mayoría de la población a involucrarse en represalias contra los supuestos autores de los atentados tanto en Estados Unidos, como en el caso de la AMIA. La mayoría cree que debe ubicarse a los culpables, pero no lanzar operaciones a ciegas y además imponer medidas similares a las que impusieron las dictaduras en otro tiempo en toda la región, dejando miles de víctimas. El 75.7 por ciento de los encuestados respondió que no hubiera apoyado represalias contra países o grupos autores de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA. Si fuese el mismo tipo de atentado que sucedió en Estados Unidos, 83.6 por ciento no tomaría represalias y sólo 6.2 por ciento apoya la idea de resucitar al Tratado Interamericano de Asistencia Recírpoca (TIAR).
Asimismo organismos humanitarios están encabezando un llamado mundial para decir "no a la guerra y sí a la paz". La respuesta a un "ataque demencial no puede ser el Terrorismo de Estado contra los pueblos. Queremos Paz con Justicia. No le reconocemos a nadie, por poderoso que se considere, el derecho a disponer de la vida de millones de personas. No queremos la participación argentina en ningún tipo de acciones criminales. Pensamos que otro mundo es posible y no deseamos construirlo sobre las ruinas y la desolación que sembraría una nueva guerra mundial cuyas consecuencias son imprevisibles. Alzamos nuestras voces en defensa de la vida y del planeta que habitamos", expresa el llamado encabezado por las firmas el Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, las Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora) el movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y otras instituciones y personalidades. El próximo 28 de septiembre se llevará a cabo una marcha de silencio por la paz.