MARTES Ť 25 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
La implacable invasión visual
Noventa por ciento de los espectaculares del DF no cumple normas de seguridad
BETRHA TERESA RAMIREZ
Más de 7 mil anuncios espectaculares, con persuasivos mensajes para incitar al consumo de bebidas, cigarros, ropa o cualquier otra mercancía, convierten en espectadores cautivos y presas publicitarias a miles de automovilistas que todos los días circulan por periférico, circuito interior, viaducto y otras arterias de gran afluencia vial como, Insurgentes o calzada de Tlalpan.
La presencia de estos anuncios estaría generando en sus receptores conductas sicológicas cercanas al llamado "síndrome de la desesperanza aprendida", advierte Héctor García Olvera, profesor e investigador de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Para el especialista, quien desde hace cinco años se ha dedicado a estudiar el impacto de la publicidad exterior en la ciudad, este tipo de mensajes constituye una de las causas más señaladas de esa enfermedad, dado que la presencia de los espectaculares altera sutil pero intensamente la percepción de la vida urbana. Ahora se sabe, añade el investigador, que "el efecto de la desesperanza adquirida representa una especie de inseguridad sutil, de sensación de miedo sin que se tenga conciencia de qué lo genera, o de angustia respecto a la aparición de un nuevo espectacular de tamaño descomunal".
Esto tiene que ver también, añade el experto, con la posibilidad real de que estos objetos se desplomen catastróficamente. El problema, abunda, no sólo se refiere a la simple instalación de imponentes barreras visuales en el paisaje urbano, sino a su persuasivo contenido y su implacable imposición visual, "frente a la cual no vale nada la voluntad, el deseo de la colectividad ciudadana para controlar tan descomunales instrumentos visuales".
Y es que a diferencia de la radio y la televisión, explica García Olvera, en donde los destinatarios de los mensajes publicitarios tienen al menos la libertad de poder apagar los aparatos o cambiar de canal, en el caso de la publicidad exterior "el destinatario no es más que un espectador inconsciente, cautivo, un sujeto inexorablemente ligado a los que acontezca en la vía pública, un ciudadano alienado".
Señala que estos elementos pueden afectar la "capacidad de reacción", ya que disminuyen y alteran la posibilidad de una actitud colectiva de altruismo y de la misma forma neutralizan la disposición de solidaridad frente a posibles situaciones emergentes o con rasgos de catástrofe de gran impacto".
El investigador planteó que la imposibilidad para controlar el espacio puede llevar también a ciudadanos a sufrir algún tipo de confusión y experimentar alteración de la salud emocional, lo cual se podría ver reflejado en una apatía patética similar a la que se conoce como desesperanza aprendida, "síndrome de las grandes urbes, donde se ha impuesto una imagen de simplicidad espectacular junto con alta densidad de estímulos adversos".
Estos"son los rasgos de una patología actual urbana en donde la víctima está sujeta a un tipo de estrés permanente de entorno inmediato, cuya presencia es a la vez imponente, persistente, repetitiva y constantemente amenazadora". Sus efectos son más profundos y de grave cronicidad en la estructura emocional, puntualiza.
Ilegalidad
El especialista agregó que 85 por ciento de estos 7 mil anuncios se han instalado al margen del Reglamento de Anuncios del Distrito Federal y no tienen licencia. En tanto, la Dirección de Protección Civil del gobierno capitalino reportó que 90 por ciento de ellos no cumple las normas de seguridad estipuladas en el mismo ordenamiento.
Indicó que de hecho los espectaculares que se han instalado en azoteas sobrepasan los 10 metros de altura permitidos, y los llamados "autosoportados" cargan más de cuatro carteles con un alto riesgo tanto para los habitantes de los edificios donde se ubican como para los transeúntes y automovilistas que circulan sobre las vialidades.
Sólo por la publicidad exterior instalada de manera ilegal "prácticamente de la noche a la mañana", de acuerdo con un estudio realizado hace cuatro años por el investigador, el Gobierno del Distrito Federal podría obtener ingresos por 90 millones de pesos al año si se les impusiera a este tipo de anuncios impuestos por uso de suelo, uso de la imagen urbana y responsiva jurídica en arterias viales importantes de la ciudad, cantidad que actualmente podría ser mucho mayor, indicó el arquitecto.
El estudio denominado La imagen urbana y los anuncios espectaculares 1998 establecía que a este negocio se dedican aproximadamente seis "superempresas que cotizan en el mercado de valores y 64 subsidiarias que medran exitosamente en él".
El capital que hace tres años circulaba en éstas, de acuerdo con el estudio realizado en aquel año, sobrepasaba los 900 millones de pesos anuales, monto que seguramente es muy superior. ƑSerá este el valor de la imagen urbana de nuestra ciudad?, pregunta el investigador a manera de conclusión.