MIERCOLES Ť 26 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť El corresponsal inglés teme que sea el comienzo de nuevas agresiones en Levante
Contra los enemigos de EU y no contra el terrorismo, la guerra que se avecina: Robert Fisk
DE LA REDACCION
Según Robert Fisk, corresponsal en Medio Oriente del diario inglés The Independent, el conflicto que se avecina en Afganistán "no es una guerra contra el terrorismo, es una lucha en contra de los enemigos de Estados Unidos". Fisk es uno de los periodistas que mejor conocen la región y su trabajo ha sido reconocido ampliamente. En siete ocasiones ha recibido el Premio Británico al Periodismo Internacional, además de otros reconocimientos de Amnistía Internacional y Naciones Unidas.
En su colaboración del 25 de septiembre en The Independent, el corresponsal señala: "Yo no estoy seguro de lo que nosotros (los occidentales) estamos haciendo. Es cierto, nuestros destructores, portaviones, aviones de combate, bombarderos y tropas se están concentrándo en la región del golfo... Ƒpero qué es exactamente lo que planean hacer? ƑSecuestrar al señor Bin Laden? ƑAsaltar sus campos y matar al señor Osama Bin Laden y sus argelinos, egipcios, jordanos, sirios y árabes?"
Entrevistador de Bin Laden, Fisk se pregunta si el talibán es "tan sólo el primer capítulo de la nueva aventura en Levante, que será extendida más tarde para incluir Irak, derrocar a Saddam Hussein, destruir el Hezbollah libanés, someter a Siria, humillar a Irán, volver a imponer un proceso de paz fraudulento entre Israel y los palestinos".
El experto inglés sostiene que "si esto pa-rece fantasioso, usted debería escuchar lo que viene de Washington e Israel. Mientras que las fuentes del Pentágono del New York Times sugieren que Saddam Hussein puede ser el segundo capítulo de esta historia, los israelíes buscan colocar a Líbano -el 'centro del terrorismo internacional', según el primer ministro Ariel Sharon- como objetivos a bombardear..."
Según Fisk "a los árabes también los gustaría que finalizara el mundo de terror. Pero ellos desearían incluir algunos otros nombres en la lista. A los palestinos les gustaría que se sumara el nombre de mister Sharon por la masacre de Sabra y Chatila, una carnicería terrorista realizada por los aliados libaneses de Israel -entrenados por el ejército israelí- en 1982. Con mil 800 muertos, esa es tan sólo la cuarta parte de las personas asesinadas el 11 de septiembre. A los sirios y a Hamas les gustaría incluir en la lista de terroristas a Rifaat al Assad, el hermano del último presidente, por la matanza masiva perpetrada por sus Brigadas de De-fensa el mismo año. Fueron 20 mil personas asesinadas, más del doble de las pérdidas del 11 de septiembre".
En su macabro recuento de agravios, el periodista señala que "los libaneses desearían enjuiciar a los mandos israelíes que planearon la invasión israelí a Líbano en 1982, en la que fueron asesinadas 17 mil 500 personas, la mayoría civiles -otra vez, casi el doble de las víctimas del 11 de septiembre-. Los cristianos de Sudán desea-rían que se procesara criminalmente al presidente Omar al Bashir por las masacres cometidos contra ellos".
Pero, de acuerdo con Fisk, "como los estadunidenses han dejado en claro, se trata de ir en contra de sus enemigos terroristas, no en contra de sus amigos terroristas o en contra de aquellos terroristas que han organizado matanzas en contra de gente por fuera de las 'esferas de interés' de Estados Unidos. Aun aquellos terroristas que viven confortablemente en Estados Unidos, pero que no han atacado a ese país, están seguros: tome, por ejemplo, al miliciano pro israelí que asesinó a dos soldados irlandeses de Naciones Unidas en el sudeste de Lí-bano en 1980 y que ahora vive en Detroit después de viajar sin peligro desde Tel Aviv. Los irlandeses tienen el nombre y la dirección, por si acaso la FBI está interesada, aunque, por supuesto, no lo está".
Para el corresponsal de The Independent lo "que realmente se nos está pidiendo no es que luchemos contra el 'terrorismo mundial'. Lo que se nos solicita es pelear en contra de los enemigos de los estadunidenses. Si eso significa que hay que comenzar por los asesinos que están detrás de las atrocidades de Nueva York y Washington, muy pocos los objetarán. Pero eso implica preguntar por qué esos miles de inocentes son más importantes que otros miles de inocentes. También obliga a hacerse una pregunta aún más inquietante: si el crimen contra la humanidad cometido en Estados Unidos el 11 de septiembre será resarcido por la vía de la justicia, o por un brutal asalto militar que intente extender el poder político estadunidense en Medio Oriente".
Crítico, Robert Fisk asevera en su artículo del 25 de septiembre: "De cualquier ma-nera, se nos han pedido que apoyemos una guerra que apunta a ser un descarrío... Los estadunidenses nos han dicho que esta guerra será diferente a las otras. Pero una de las diferencias parece estar en que no sabemos contra quién se va a luchar ni por cuánto tiempo. Ciertamente, ninguna nueva iniciativa política, ningún compromiso político real en Levante, ninguna justicia neutral se-rá verosímil si se acompaña de la apertura de un conflicto sin fin. La desesperación, la humillación y el sufrimiento de la gente de Medio Oriente no figuran entre nuestros ob-jetivos de guerra, sólo cuentan la desesperanza, la humillación y el sufrimiento de estadunidenses y europeos."