MIERCOLES Ť 26 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť Conferencia magistral del pensador francés en la Facultad de Ciencias Políticas
Baudrillard: el bien cree excluir al mal y se apropia del monopolio mundial del poderío
Ť ''Los terroristas apuestan su muerte y no pelean con armas simétricas; son tramposos''
Ť Toda cultura que se universaliza pierde singularidad y muere, afirma
RENATO RAVELO
''La lucha entre el bien y el mal, ese maniqueísmo con el que nos habló el presidente estadunidense George Bush, es perfectamente ilusorio, son irreductibles el uno al otro. En estas condiciones el bien no podría derrotar al mal sino renunciando a hacer el bien en una especie de suicidio y a eso estamos asistiendo. El bien maximiza su potencia, creyendo excluir al mal, apropiándose el monopolio mundial del poderío", sostuvo Jean Baudrillard.
Durante su conferencia magistral en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en las que el auditorio fue insuficiente para los interesados en conocer la opinión de Baudrillard sobre el ataque a Estados Unidos, el pensador francés encontró el foro adecuado para hacer el desarrollo de lo que describió así:
''De alguna manera los terroristas sabían que podrían contar con esta complicidad secreta aun cuando sea inconfesable, un sentimiento muy ambiguo que no se puede decir porque es inmoral decirlo, cuando todos los discursos tienden a moralizar este acontecimiento.''
Poderío y ausencia de enemigo
Se habla del martirio de los 6 mil muertos, sostuvo, ''de que los terroristas de todos modos ofrecieron su vida y salieron beneficiados. Ellos apuestan su muerte, dicen, y no pelean con armas simétricas, son tramposos".
El acontecimiento, dijo al auditorio, ''es inmoral como lo es la omnipotencia, el desafío por la muerte también lo es. Seamos inmorales para tratar de entender, un poco más allá del bien y el mal, un acontecimiento que desafía todo intento de interpretación porque ciertamente es diabólico. Utilicemos el pensamiento diabólico para intentar entenderlo."
Con la reacción del gobierno de George W. Bush, sostuvo Baudrillard, ''estamos ante una hegemonía de lo positivo, de la tecnología; se excluye la muerte, toda fuerza adversa y triunfan todos los valores del bien aparentemente. A partir de eso la polaridad se rompe y es como si el mal recobrara su autonomía y se desarrollase libremente de manera exponencial".
A partir de ahora, agregó, ''surgió una especie de enemigo fantasma que se infiltra en todo el mundo, el Islam es quizá la cristalización de todo este antagonismo, que está en todas partes y está en cada uno de nosotros".
Para Baudrillard, ''esta potencia se suicida de alguna manera porque fue la que fomentó toda esta violencia en el mundo, latente. La creciente importancia del poder también hace crecer el deseo de destruirlo".
Es terror contra terror, pero se trata de un enfrentamiento asimétrico, opinó Baudrillard, para quien ''hay un poderío pero no hay un enemigo. Esta asimetría es la que deja a la potencia mundial totalmente desarmada en términos de relación de fuerzas porque, por una parte, es su propio poderío el que vuelve y sólo puede hundirse en su propia lógica que siempre es de guerra, sin poder en absoluto permanecer en el territorio del desafío simbólico y de la muerte. Los estadunidenses ya no tienen una idea porque su poderío mismo fue el que contribuyó a exterminar ese ámbito de lo simbólico, por lo que no hay confrontación posible y, por tanto, no hay solución".
Mundialización
La conferencia de Baudrillard, en la que la expectativa la generó su opinión sobre el ataque contra Estados Unidos, incluyó otras muchas reflexiones que contextualizaron su postura.
Para el filósofo ''lo mundial se opone a lo universal. La mundialización es aquella de la teoría del mercado del turismo, y la universalidad es un concepto que está relacionado con los valores del mundo, la libertad, la cultura y la democracia".
Toda cultura digna de este nombre, explicó, ''se pierde dentro de lo universal. Toda cultura que se universaliza pierde su singularidad y muere. Es así con todas las culturas tradicionales primitivas que hemos destruido asimilándolas a la fuerza. La diferencia es que todas las culturas que destruimos murieron por su singularidad, lo que constituye una bella mente, pero nosotros morimos por las diversidades. Toda singularidad es la extinción de nuestros valores, lo que es una mala muerte".
La mundialización de los intercambios, para Baudrillard, ''pone fin a la universalidad de los valores. Es el triunfo del pensamiento único sobre el pensamiento universal. Lo que se mundializa es el mercado, la promiscuidad de todos los intercambios y de todos los productos, el flujo perpetuo del dinero. Culturalmente es la promiscudad de todos los símbolos y signos del valor, la difusión mundial de todo a través de las redes, eso constituye pornografía, no se requiere de una actividad sexual. Lo universal ha sido mundializado, la democracia, los derechos humanos, circulan como cualquier otro producto como pudiera ser el petróleo".
En todo caso, dijo, ''para nosotros el espejo de lo universal ha sido roto. Pero quizá sea una oportunidad porque, en los fragmentos de este espejo roto de lo universal, están las singularidades que nosotros creíamos amenazadas, sobreviven, y aquellas que creíamos desaparecidas resucitan".