Ť Entrega póstuma del Donostia en memoria del actor
La noche del martes fue de Paco Rabal, sus amigos y su público
Ť Exhibieron escenas de sus más de 200 películas
CESAR GÜEMES ENVIADO
San Sebastian, 25 de septiembre. Desde algún
lugar del más allá se hizo presente en San Sebastián
nada menos que Paco Rabal. Lejos de que sea ésta una aseveración
temeraria o irrespetuosa, lo cierto es que anoche largas horas estuvieron
dedicadas a entregarle de manera póstuma el Premio Donostia. A cambio
Rabal respondió, por decirlo de algún modo, con un poema
que venía escribiendo desde que le anunciaron que recibiría
el reconocimiento.
Luego de las palabras de Julia Martínez, Carmen
Sevilla, Emma Suárez, María Barranco, Ana Belén, Terele
Pávez y Carlos Saura se proyectaron algunas escenas de sus más
de 200 películas. Liberto Rabal, su nieto, hizo una breve descripción
del actor español en un texto que tituló Tú, ese
viejo truhán.
Poema que no permanecerá inédito
Paco Rabal, como quedó dicho, se las arregló para responder con este poema titulado No smoking y que dice textualmente: ''Cuando hace ya algunos años/ tuve un premio en Montreal,/ me avisaron con el tiempo muy justo/ para llegar./ A la hora de la clausura/ que es la noche en que los dan,/ en el transbordo de Londres,/ cosa frecuente y normal,/ me perdieron las maletas/ y con tal contrariedad/ que con las tiendas cerradas/ no lo pude remediar.// Pues la ropa que tenga,/ de esa de veranear,/ con un pantalón muy corto/ y una camisa floral,/ pasó un momento muy malo/ y lo expliqué al saludar./ Ahora vuelven a premiarme,/ ¡qué buena oportunidad!/ por mi carrera en el cine y por mis años quizá.// Corrí a mi sastre y le dije:/ ''Hazme un smoking cabal,/ que asombre por lo bien hecho/ al público en Canadá"./ Y ahora sin prisa alguna/ veo por mi lado pasar/ actores de todo el mundo/ con una ropa fatal.// ¡Extraños gorros y pelos/ y rostros sin afeitar./ Así poco más o menos/ artistas y gentes van!// ¿Para recoger el premio,/ pregunto, se cambiarán?/ No es normal que aquí se vistan/ como quiera cada cual./ ¿Y qué hago yo con mi smoking?/ ¡Llevarlo a San Sebastián!/ Pero me huele que allí/ tampoco se lleva ya./ Aún me queda la esperanza/ de que lo pueda estrenar".
Paco Rabal no pudo, ciertamente, estrenar su smoking en esta ciudad. Sin embargo la noche de martes fue de él, toda de él, con sus amigos, su público, sus películas y un poema que para fortuna de la cultura cinematográfica no permanecerá inédito.