JUEVES Ť 27Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Realizan en Guanajuato el primer encuentro binacional de supremas cortes

México no pretende copiar el sistema de justicia de Estados Unidos, dice Góngora Pimentel

Ť Los llamados juicios paralelos, la relación entre jueces y medios de comunicación, así como el manejo y la manipulación de la información, temas de preocupación para ambos

JESUS ARANDA ENVIADO

Guanajuato, Gto., 26 de septiembre. La participación de los medios de comunicación en "juicios paralelos", en los que se prejuzga a una persona antes del dictamen judicial, lesiona la confianza y la credibilidad en la impartición de justicia, reconocieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Genaro Góngora Pimentel, y su homólogo de Estados Unidos, William Hubbs Rehnquist.

Durante el primer Encuentro Binacional de Supremas Cortes México-Estados Unidos, Góngora Pimentel destacó la importancia que tiene el que por primera vez un presidente de la Corte estadunidense participe en una reunión de esta naturaleza, en razón de que las relaciones entre las dos naciones son "cada vez más estrechas" en todos los ámbitos, y ante la próxima entrada en vigro de nuevos capítulos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, resulta conveniente conocer la manera de trabajar y las preocupaciones comunes que tienen los poderes judiciales federales de las dos naciones.

El conocimiento de lo que hace el vecino permite que disminuya la desconfianza entre las partes; además, este tipo de encuentros nos hace ver que tenemos problemas comunes en los que el intercambio de experiencias puede llevar a la solución de los mismos, dijo.

Como parte de los acuerdos alcanzados, destaca el que este tipo de encuentros será bianual, además de que se invitará a la Corte de Canadá para que también participe, ello en concordancia con el papel de socios que tienen los tres países en el TLCAN.

En breve entrevista, Góngora aclaró que el interés de esta reunión no radica en pretender copiar el sistema estadunidense de justicia, se trata de conocernos mejor, dijo el ministro de la Corte, quien recordó que, por ejemplo, tenemos la experiencia de cosas como el jurado popular que en México no resultó.

Nunca habíamos tenido un acercamiento de este tipo, indicó Góngora; mientras que otros integrantes de la delegación mexicana destacaron que Rehnquist no cancelara su presencia en el encuentro, sólo 15 días después de los atentados ocurridos en Washington y Nueva York.

Ante la diferencia de criterios respecto a la formación de jueces, trato con los medios de comunicación, acceso a las audiencias públicas y los expedientes que están en proceso, los presidentes de las cortes de México y Estados Unidos abordaron en el encuentro "temas que les preocupan a ambos", como son: la existencia de los llamados "juicios paralelos"; la relación entre los jueces y los medios de comunicación; el manejo de la información; la manipulación de la información que hacen las partes en los juicios para minar la credibilidad de un dictamen, así como la carrera judicial y formación de jueces.

Participantes de las dos delegaciones -por la parte mexicana asistieron también la ministra, Olga Sánchez Cordero, el consejero de la Judicatura Federal, Adolfo Aragón Mendía, y magistrados de circuito; por Estados Unidos, el ministro de la Corte, Stephen Gerald Breyer y otros jueces de su país- se quejaron también de que en muchas ocasiones las sentencias judiciales "no son entendidas" por los medios de comunicación, y lo que es peor, que prejuzgan en programas televisivos sobre la culpabilidad o inocencia de una persona, lo que afecta al propio sistema de impartición de justicia.

En el salón del hotel guanajuatense en que se desarrolló el encuentro -que fue totalmente privado y contó con una ceremonia oficial de bienvenida- se puso como ejemplo claro de "juicio paralelo", el caso del ex jugador de futbol americano O. J. Simpson, cuyo proceso penal ocupó los más altos niveles de rating en el vecino país.

Durante el encuentro, ambas delegaciones también mostraron las distintas formas para abordar los temas de exposición; mientras que los mexicanos llegaban a consensos en cuanto a las ponencias, los estadunidenses hicieron evidentes sus diferencias.

Por ejemplo, Rehnquist, después de su encuentro privado con Góngora, abandonó la primera sesión de trabajo sin despedirse y retornó a su país -algunos asistentes lo justificaron con el argumento de su edad avanzada y su no muy buen estado de salud. Tocó entonces a Gerald Breyer encabezar la delegación estadunidense, y durante su ponencia dijo tajante que él nunca recibía a los periodistas, pues "en todo caso son las barras de abogados y los académicos los que deben sacar la cara por la Corte cuando se emite un fallo controvertido que diera lugar a ataques contra los ministros u otros juzgadores". Rechazó cortante la necesidad de que se implementen políticas de comunicación social en el Poder Judicial.

Por su parte, el juez de la Corte de Texas, Edward Charles Prado, dijo que él sí recibe a la prensa, y que incluso a veces les explica los procedimientos y alcances de las sentencias. Aunque aclaró que eso sólo lo hace con reporteros a los que les tiene confianza y que conoce muy bien, porque de lo contrario resultaría contraproducente.

Se explicó que la ley en el vecino país establece que las audiencias deben ser públicas, y que debe haber libre acceso a los testimonios y al expediente en el transcurso del juicio; los jueces estadunidenses pueden aplicar determinadas excepciones para que el proceso se lleve de manera cerrada, como cuando se abordan temas de seguridad nacional, seguridad industrial, o bien, cuando se presentan a declarar testigos protegidos.

Incluso, el juez en Estados Unidos tiene la facultad para obligar a los abogados de las partes en conflicto a que no se entrevisten ni le entreguen información a los medios. Esto, se aseguró, en determinadas ocasiones.

En cambio, en México, el problema radica en que no hay ninguna ley que regule el acceso de los medios a esa información. En vez de ello, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha implementado una política de comunicación social que establece dos tipos de información: la reservada y la no reservada.

En el primer caso, el cual impide que los medios tengan información, se refiere a la expedición de órdenes de aprehensión, órdenes de arraigo y cateos; ello, con el propósito de "garantizar la seguridad de las personas".

Mientras que la información no reservada se refiere a las audiencias de declaración preparatoria, audiencia de sujeción a proceso o liberación y audiencias de desahogo de pruebas o sentencia. Sin embargo se reconoció que los jueces pueden decidir a su albedrío cuándo una audiencia es pública o no.

La Suprema Corte reconoció en el encuentro que "en correspondencia al cada vez mayor desarrollo democrático del país" es que se da un intenso escrutinio del poder público -y del Poder Judicial federal en lo particular-, a través de la prensa, lo cual demanda una estrategia de comunicación social.

Otro punto que marcó la diferencia entre ambos sistemas judiciales, se refiere a la formación de jueces. En Estados Unidos, se explicó, no existe una escuela para jueces y la ley ni siquiera especifica que éstos deban ser abogados, además su nombramiento es vitalicio.

Mientras que en México existe una carrera judicial que va desde el actuario de juzgado hasta ser magistrado, y los aspirantes a juez deben estudiar en un instituto especializado y pasar un examen de oposición, además de que a los seis años de ser nombrados jueces deben ser ratificados para, entonces sí, quedar inamovibles en el cargo.

Por otra parte, el encuentro sentó las bases para que se reúnan en fecha próxima grupos de trabajo, a fin de desarrollar los temas tratados hoy, además de la posibilidad de establecer convenios de capacitación de jueces e intercambio de compilación de leyes y criterios jurídicos.