VIERNES Ť 28 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť El montaje aborda el problema de la identidad humana, señala el director
Reconsiderar la dimensión política del teatro de Brecht, intención de Un hombre es un hombre: David Psalmon
CARLOS PAUL
La presencia y la influencia del dramaturgo Bertolt Brecht (1898-1956) en México ha sido ''particularmente limitada" en comparación con Europa y América Latina, opina el creador escénico francés David Psalmon, quien dirige Un hombre es un hombre -obra del poeta alemán- con el propósito de ''hablar de nuestra realidad contemporánea y no de la de Brecht", cuya dramaturgia hoy día ''es una herramienta, un arma".
''Reconsiderar de una manera nueva" el teatro de Brecht, dice Psalmon, es la intención, y señala que la pieza ''fue adaptada en México, según mis fuentes, hace más de 20 años por el grupo uruguayo El Galpón. En realidad nunca ha sido puesta en escena como tal en el país."
Presencia limitada
La limitada presencia del autor de La ópera de los tres centavos y Galileo Galilei en México, considera, ''tiene que ver con los contextos sociopolíticos de cada país, pues en Argentina, Brasil y Uruguay existe una tradición política más fuerte, debido quizá a que México no tuvo regímenes propiamente militares como en esos países.
''México se ha manejado de manera oficial como una democracia, que no necesitaba legitimar una práctica teatral política como la que propone Brecht, porque supuestamente el partido en el poder era revolucionario e iba a encauzar las ideas de la Revolución mexicana."
Por eso -''estrictamente en el ámbito sociopolítico''-, un teatro como el de Brecht no se ha desarrollado tanto en nuestro país.
''En el plano artístico tampoco existe un estrecho acercamiento a su estética; siempre ha habido una mirada más atenta a la escuela stanislavskiana, que es más estadunidense, lo que podría explicarse por la fuerte presencia cultural de ese país en México, donde no hemos podido confrontarnos con la dramaturgia brechtiana".
Un hombre es un hombre es una comedia en la que se mexicanizaron algunos textos de la traducción argentina.
''Lo que cambiamos es la interpretación. En la obra de Brecht la historia ocurre en 1925, en la India; y nosotros la ubicamos en 2001 en cualquier país subdesarrollado."
El montaje pretende reflejar el problema de la identidad. ''Brecht plantea la noción de cómo se puede sustituir un hombre por otro hombre, y cómo éste es condicionado por factores externos", circustancias que ''nos remiten a problemáticas actuales como la identidad indígena".
Del circo al campo de batalla
Con esta obra -que se presenta los jueves a las 20 horas, los sábados a las 19 y los domingos a las 18 horas en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, ubicado en avenida Río Churubusco y calzada de Tlalpan, colonia Country Club- ''se busca dar continuidad a su dimensión clownesca mediante la transposición de lo que acontece en un circo, que se va desmontando conforme transcurre el espectáculo para terminar representando la cruda realidad de un campo de batalla".
Un hombre es un hombre relata la metamorfosis de Galy Gay, cargador irlandés que sale de su casa una mañana para comprar un pescado y que deviene feroz integrante de un pelotón de soldados que ha perdido a su cuarto hombre, porque fue hecho prisionero cuando saqueaban una pagoda.
En esta obra el dramaturgo alemán, destaca Psalmon, ''quiere provocar la crítica acerca del comportamiento de Galy Gay, y no la identificación con el personaje, quien podría parecer envuelto de manera involuntaria en los sucesos, pero que en realidad está perfectamente consciente de sus actos".