VIERNES Ť 28 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Una carta de El Glison
DESDE SEVILLA SE reporta el satanizado matador mexicano Jorge de Jesús El Glison, para contar, entre otras cosas, que "el espectáculo taurino en España es relativamente productivo y el de México, destructivo, desmotivante y absurdo. Los empresarios españoles se encargan directamente de los asuntos taurinos, lo que hace que les interese dar buenos espectáculos y obtener buenas entradas pues les importa ganar dinero, no sólo alardear de algún poder, como en México, donde un torero local con fuerza se vuelve peligroso, atenta contra 'la supremacía' de los empresarios, y hay que someterlo o vetarlo".
EN ESPAÑA EN cambio -prosigue Jorge- un torero con fuerza hace que se llenen las plazas y aumente la publicidad y atención sobre la fiesta, por lo que hay disposición a ayudarlo, promoverlo y apoderarlo con planeación y coordinación. Los empresarios mexicanos no pueden someter a los toreros españoles porque éstos tienen la capacidad de actuar en todo el mundo y no se les puede circunscribir a un solo mercado. Además, a los dueños del dinero, o sea los jefes de Herrerías y David Clemente (Miguelito Alemán y Alberto Bailleres), les resulta grato a su ego y a su falta de iniciativa hacerse "amigos" de los ases españoles, dándoles lo que pidan mientras regresan a su país.
''LA MAYORIA DE las plazas peninsulares son propiedad de los ayuntamientos y para que sean adjudicadas los empresarios tienen que hacer propuestas muy caras por el número de festejos y la calidad de los carteles. Al que más ofrece se le otorga la plaza, lo que ocasiona que a excepción de ferias como las de Madrid y Pamplona, que se llenan, en la mayoría de los sitios se pierda dinero, por lo que se recurre a lo más común en el actual ambiente taurino español: el intercambio planeado de toreros entre las diversas empresas, no entre dos monopolios sin ningún sentido de la competencia, como inexplicablemente sucede en México.
''ESTE SISTEMA DE trueque funciona por todo el país entre los apoderados-empresarios. Los toreros que apoderan son colocados en las plazas por ellos regenteadas y cuando van a otras plazas es porque a su vez los empresarios de éstas ya han mandado a sus poderdantes. Esto funciona más con los toreros que aun cuando son buenos, no son taquilleros, convirtiéndose entonces en objeto de trueque.
''CUANDO ME DI cuenta de que si me apoderaba Paco Dorado ese sería mi destino, y él a su vez entendió que yo no llegaba con grandes cantidades de dinero para gastar, como habitualmente hacen aquí los toreros extranjeros. La cosa se enfrió.
''ESTO QUE AHORA te escribo con aparente tranquilidad, no creas que al principio fue así; me daban ganas de madrearlo, de armarle una bronca aquí y en México o hacer algo más que sólo aguantar vara. Gracias a Dios me contuve y preferí guardar cordial relación sin broncas con él y ver para adelante en vez de para atrás...''