DOMINGO Ť 30 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť ''Abajo la guerra'', expresan niñas y niños en el Zócalo

Demandan ONG respeto a principios de la política exterior de México

JOSE GALAN

Niñas y niños, organizaciones sindicales, políticas, a favor de los derechos humanos, religiosas y civiles, se manifestaron ayer en el Zócalo capitalino a favor de la paz y en contra de la guerra, e hicieron un llamado al gobierno federal para que en las actuales circunstancias se conduzca de acuerdo con los principios históricos de la política exterior mexicana: no intervención y solución pacífica de las controversias; además, expresaron su rechazo a la disposición de petróleo mexicano con fines militares.

Al grito de ''abajo la guerra'', partieron del Hemiciclo a Juárez recordando la máxima juarista de ''el respeto al derecho ajeno es la paz'' y portando ramos de flores blancas, para llegar frente a Palacio Nacional, donde se unieron en una proclama en contra del uso de la violencia para dirimir conflictos y refrendar la vocación pacifista del pueblo de México.

Al término de la intervención de los oradores, niñas y niños soltaron palomas como un mensaje de paz al mundo y encendieron una antorcha que permanecerá en el Zócalo hasta que la paz sea un hecho. Asimismo, realizaron un dibujo gigante en la explanada de la Plaza de la Constitución a favor de la paz y de la vida.

Ni un solo barril de petróleo para acciones bélicas: Concha

En nombre de los menores de edad, la niña Laura Carolina dijo que se deben respetar los derechos humanos, la paz y que se detenga ''la Tercera Guerra Mundial'', y lamentó: ''La Tierra está triste. Queremos la paz y que todos en México se opongan a la guerra''.

marcha_antibelica03Pero fue el religioso dominico Miguel Concha, reconocido activista a favor de los derechos humanos, quien puso el dedo en la llaga: ''Exigimos al Ejecutivo federal que cumpla con los principios históricos de la política exterior mexicana, que al asumir el cargo juró respetar de acuerdo con la Constitución: no intervención; solución pacífica de las controversias; proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; igualdad jurídica de los Estados; cooperación internacional para el desarrollo, y lucha por la paz y la seguridad internacionales.''

Agregó: ''Exigimos al Senado que sea garante de esos principios y se mantenga vigilante del respeto escrupuloso que se les guarde''. Estos postulados, dijo, ''son innegociables'' y para el pueblo de México constituyen su mejor defensa. ''No importa que en esto no seamos socios de nadie'', añadió.

''¡Ni un solo barril de petróleo mexicano comprometido con acciones bélicas!'', exclamó al finalizar su intervención, en la que subrayó su convencimiento de que no es por medio de la violencia y de la guerra como se resuelven calamidades sociales como los atentados ''lamentables'' ocurridos en Nueva York, Washington y Pennsylvania.

Antes habló Gustavo Brener, de la Fundación Rigoberta Menchú, quien en nombre de la premio Nobel de la Paz leyó un mensaje a favor de que se respete el orden jurídico internacional, y que los criminales y terroristas sean llevados a los tribunales, ''desde Osama Bin Laden hasta Henry Kissinger'', y transmitió a los presentes el contenido de una misiva personal enviada por Menchú al presidente estadunidense George W. Bush.

En ella, la premio Nobel guatemalteca reitera su solidaridad por los atentados del 11 de septiembre pasado, pero expresa su preocupación por el contenido del mensaje emitido por Bush ante el Congreso estadunidense en días pasados, porque ''en nombre de la justicia y la libertad, usted no deja ninguna otra opción más que la guerra''.

El perredista Javier Hidalgo se sumó a los oradores, y sostuvo que los pueblos del mundo reclamamos que se recurra a las armas de la razón y del diálogo, para que todas las voces sean escuchadas y no sólo una; que se use la riqueza y los excedentes de la producción mundial para saciar el hambre de los oprimidos por la miseria, caldo de cultivo del terrorismo.''

Agregó: ''Lo que ahora le ha ocurrido a los norteamericanos es inadmisible en el mundo que nos proponemos construir. Pero también es inaceptable el asesinato de civiles desarmados, sea en Manhattan o en Afganistán, en Pennsylvania o en Palestina, en Pakistán o en California, en Bagdad o en Acteal, en la Casa Blanca o en Aguas Blancas''.