DOMINGO Ť 30 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
Ť La palabra desenterrada, de Mary Ellen Davis, se presentará mañana en la Cineteca
Los crímenes de la dictadura guatemalteca, en un documental
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Las voces de los muertos en la dictadura guatematelca aún se escuchan mediante el testimonio de los sobrevivientes. Ese es el punto de partida del filme La palabra desenterrada, de la cineasta canadiense Mary Ellen Davis, que recupera la memoria de una entre las decenas de matanzas ocurridas durante el conflicto civil que dejó, según cifras oficiales, 200 mil muertos.
Davis narra en este documental la muerte de 78 indígenas, la mitad de ellos niños, en 1982, durante una incursión del ejército guatemalteco en la comunidad maya de Petanac, localizada a unas 9 horas de la capital guatemalteca y a sólo 20 kilómetros de Chiapas. Los restos de las víctimas fueron exhumados en 1999 por un grupo de médicos forenses de la Oficina de Derechos Humanos del arzobispado guatemalteco.
Los protagonistas de este filme son Mateo Pablo, maya chuj, que perdió en la matanza a su esposa, su hija de dos años y su bebé de 20 días. El fotógrafo guatemalteco Daniel Hernández-Salazar, cuya obra está relacionada con la defensa de los derechos humanos, y varios de los sobrevivientes, toman parte en la narración.
Mateo Pablo vive en Montreal, Canadá, donde se acercó a la directora para proponerle contar su historia en un documental que lo llevó de regreso a su país, a su tierra, a su comunidad, donde sólo quedan dos árboles y un pequeño refugio construido por los médicos forenses y los arqueólogos para protegerse de la lluvia.
El tema no es nuevo para ella, quien ya rodó dos documentales más en Guatemala: Las quimeras del diablo (1992) y Tierra madre (1996). Su objetivo es ayudar a "romper el silencio" y luchar para obtener justicia en Guatemala.
Davis señaló en conferencia con la prensa, en las instalaciones de la Fundación Rigoberta Menchú Tum, que si tras los atentados en Estados Unidos "hablamos de la necesidad de combatir el terrorismo, no hay que olvidar que hubo terrorismo de Estado en Guatemala y la mayoría de los países latinoamericanos".
Lo más difícil de la filmación, dijo, fue grabar el testimonio de los sobrevivientes debido al dolor que pervive. La matanza "es algo con lo que han tenido que vivir desde 1982. La tristeza está presente y cuando hablan de esos momentos se vuelve a vivir ese dolor".
Ese sentimiento también lo viven los arqueólogos forenses, agregó Davis. Una le mencionó que ese "es un trabajo que duele, pero tienen que seguir haciéndolo porque es esta lucha para que se sepa, para que los testimonios no sean olvidados. El gobierno dice que son mentiras, que no ocurrió, pero con el trabajo de los arqueólogos se sabe que sí".
La directora subrayó que la situación aún es difícil en Guatemala para quienes pelean por recuperar la memoria y defender los derechos humanos. Varios de los activistas han tenido que salir del país, y el ejército aún tiene poder dentro del gobierno. Dos ejemplos: Efraín Ríos Montt, presidente de facto en los ochenta, ahora es el presidente del Congreso, y tres militares de alto rango están acusados del asesinato del arzobispo Juan Gerardi, ocurrido el 26 de abril de 1998, dos días después de que presentó su informe Nunca más sobre los crímenes cometidos durante la dictadura, de los cuales responsabilizó a los militares.
Alfredo Ovando, jefe de la sección de cine y video de la Fundación Rigoberta Menchú, dijo que uno de los objetivos de presentar el documental es "desenterrar en Guatemala lo sucedido en la dictadura para que los familiares de las víctimas, toda la gente, comience a denunciar. Aún hay miedo, son pocos los que pueden hablar" y destacó el papel de los protagonistas de La palabra desenterrada que se atrevieron a denunciar lo que sucedió. "Quisiéramos, a partir de eso, que la sociedad se abra a la recuperación de la memoria para que eso nunca vuelva a suceder.''
La premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú presentará La palabra desenterrada este lunes, a las 20 horas, en la Cineteca.