MIERCOLES Ť 3 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť El DF y municipios conurbados correrían grave riesgo de inundaciones, explica
Inaceptable Texcoco para el nuevo aeropuerto, advierte Buenrostro
Ť El proyecto se desarrollaría en la principal zona de regulación hidráulica, indica el funcionario
ELIA BALTAZAR
El área del lago de Texcoco, donde se pretende construir el aeropuerto alterno de la ciudad de México, es la más importante zona de regulación hidráulica para el Distrito Federal, que enfrentaría grandes riesgos de inundaciones al alterarse el cauce hidrológico, y lo mismo ocurriría con algunos municipios conurbados que se hallan cerca de esa zona.
Ese es sólo uno de los argumentos que ofrece el Gobierno del Distrito Federal para oponerse a la construcción de la terminal aérea en aquel municipio del estado de México, afirma el secretario de Obras, César Buenrostro, quien advierte que el peligro de inundaciones está más latente de lo que los ciudadanos imaginan.
"Ya ocurrió hace tres años, en 1998, cuando los tres sistemas de desagüe con que cuenta la ciudad se saturaron debido a una lluvia que se prolongó durante 24 horas en todo el Valle de México y que tuvo un punto máximo de 97.3 milímetros en 9 y media horas, y que afectó especialmente a la delegación Benito Juárez", recuerda.
Los tres sistemas de regulación de caudales con que cuenta la ciudad se saturaron totalmente y se inundaron las áreas naturales del lago de Texcoco, explica. "No obstante, éstas sirvieron como regulador, en tanto nosotros lográbamos desfogar los caudales, drenar el agua y desalojarla".
Pero la inundación alcanzó prácticamente a todos los municipios conurbados. "Y si entonces hubiera llovido otros 10 centímetros cúbicos por segundo, los escurrimientos habrían alcanzado todo el oriente: Iztapalapa, Iztacalco y aun la delegación Cuauhtémoc, así como todas las partes bajas de la ciudad".
Aquellas áreas que salvaron al DF de una inundación en 1998 son las que se pretende utilizar para la construcción del aeropuerto alterno. Si se anula esa capacidad de regulación, se incrementará sensiblemente el riesgo de inundaciones, no sólo en la ciudad, sino prácticamente en todos los municipios conurbados.
La opinión de Buenrostro se basa en su experiencia al frente de la operación de la cuenca hidrológica, de 1972 a 1975. Por eso sabe que el vaso desecado del lago de Texcoco es un área afectada ya gravemente, que ha sido vulnerada durante muchos años, por la corrupción que permitió vender terrenos de propiedad nacional, inalienables.
En lo que era el lago de Texcoco se construyó ciudad Nezahualcóyotl, y luego con la expansión de Chimalhuacán se invadió otra parte. Y más tarde fue Chalco Solidaridad, establecido sobre el lago de Chalco.
Toda aquella zona, explica Buenrostro, ha sido un vaso regulador natural de la parte más baja de la cuenca del Valle de México, a la cual hemos ido reduciéndole espacio. Por eso, la alternativa de Texcoco no puede ser aceptada por los ciudadanos del DF ni de la zona conurbada del estado de México cuyos municipios están todavía más cerca a esa área. "Porque, además, al utilizarse 4 mil 500 hectáreas del ex lago de Texcoco con el aeropuerto, la Sierra Nevada, por donde cruza el río de La Compañía, ya no contaría con un mecanismo regulador".
La cuenca del Valle de México, explica el funcionario, depende de una serie de zonas hidrológicas determinadas por su misma orografía. Son cauces, cañadas y barrancas, así como otros sitios donde se han construido hasta 36 presas, en la serranía del poniente, diez lagunas de regulación en el oriente, y tres más en el sur.
De modo que, además de los vasos reguladores naturales se cuenta con tres vías de desalojo de aguas que desfogan los caudales de lluvias intensas, que cada día se vuelven más insuficientes.
Está el socavón de Nochistengo, por donde se desborda parte de los caudales del río Cuautitlán, así como el agua que se recolecta de las 36 presas de la serranía; se le denomina interceptor-emisor del poniente.
La segunda vía es el gran canal de desagüe, que pasa por la zona del caracol, todavía en el lago de Texcoco, y se desfoga por los dos túneles de Tequixquiac. Esta vía ha reducido sensiblemente su capacidad de desalojo, al pasar de 90 metros cúbicos por segundo a sólo siete actualmente, dado el hundimiento de la ciudad por el bombeo para obtener agua del acuífero.
Falta incluir costos
Y por último está el drenaje profundo, que tiene 50 kilómetros de longitud, seis metros y medio de diámetro y desfoga casi 200 metros cúbicos por segundo.
Dicen que para compensar las zonas de regulación se construirían lagos artificiales en Texcoco, explica Buenrostro. "Sabemos que se dispondrá de 6 mil 850 millones de pesos para la construcción de estos lagos artificiales, pues se tendrían que comprar y expropiar terrenos, pero este costo no incluye las plantas de bombeo y es independiente de la inversión que requerirá la construcción del aeropuerto".
De modo que si la opción de Texcoco pretende ser inobjetable, debería incluir todos los costos. "Porque sólo es posible aceptar un proyecto debidamente fundamentado, con todos los cargos de inversión y de mantenimiento, especialmente en materia hidráulica".
Y esto, advierte César Buenrostro, vale para cualquiera de las propuestas.