JUEVES Ť 4 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť La bandera nacional, "escudo" para los inmigrantes
Se incrementa el fervor patrio en EU luego de los atentados
Ť Persiste el temor ante un ataque biológico o nuclear
Ť Se calcula la pérdida de 108 mil empleos en Nueva York
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 3 de octubre. Las notas de la Oda a la Alegría emanan del violín de una joven en la estación del metro en la calle 34 en Manhattan, mientras las noticias advierten una y otra vez de más amenazas apocalípticas todos los días (guerra biológica, química, nuclear, o sólo más navajas terroristas).
La cadena nacional de jugueterías Toys R Us invita a los padres a llevar a sus hijos a todas sus tiendas para armar, gratis, banderas estadunidenses.
Por todo el país se informa de un incremento del fervor patriótico, se canta más y más fuerte el himno nacional y otras canciones patrióticas en las escuelas, los actos deportivos, en los centros comunitarios; la gente coloca banderitas y símbolos nacionales en su ropa, en sus mochilas.
Otros usan la bandera como escudo contra ataques. En Washington y Nueva York, los pequeños comercios de inmigrantes, desde los puestos de periódicos hasta las tiendas de abarrotes, exhiben la bandera estadunidense. Los taxistas de Nueva York, casi todos inmigrantes, han colocado banderitas dentro y fuera de sus autos; los puestos de falafel y comida árabe, ni hablar, lucen enormes banderas estadunidenses. La insignia nacional se ha convertido en cobija contra intimidaciones, insultos, o peor, contra inmigrantes, particularmente para cualquiera que "parezca" árabe, paquistaní o afgano.
En otros comercios de Nueva York, por alguna razón en muchas cantinas, está la ya conocida imagen de Osama Bin Laden con el requerimiento: "Se busca, vivo o muerto". La venganza sigue pendiente entre parte de esta sociedad. Pero otra parte cuestiona la opción revanchista, y busca una alternativa, pero ahí está el problema. ƑCuál es la alternativa para responder a este ataque? Ese debate apenas empieza.
Tal vez el lugar más importante en donde se está dando ese debate es en las iglesias y en las universidades. Durante las últimas semanas, las misas y servicios de cada fin de semana en iglesias católicas, protestantes, musulmanas y judías, se han enfocado en este asunto.
Al igual, en las universidades del país se han organizado eventos teach-in, talleres colectivos sobre el tema de la guerra, la paz, y la justicia a nivel mundial. Sin embargo, aún no aparecen figuras nacionales que puedan guiar esta conversación, ni un consenso entre todos estos sectores que cuestionan la vía bélica para abordar el conflicto.
Mientras tanto, sigue nutriéndose un clima de temor a nivel nacional. Secretarios del gabinete de George W. Bush han elevado la alarma sobre las posibilidades de ataques con armas biológicas, químicas y hasta nucleares. Los medios, encantados con el tema, la elaboran más -la primera plana del Daily News de Nueva York de este miércoles fue "Bioterror y la ciudad"- dando a conocer datos sobre diversas armas biológicas, sus efectos y sus consecuencias finales.
La Cruz Roja brinda consejos de cómo cada familia podría preparar un "maletín de desastre", y cómo prepararse para una emergencia (al parecer, las pilas son muy importantes, documentos oficiales, alimento y agua de emergencia, etcétera).
En ese tenor se informó que la torre más alta de Estados Unidos, la Sears Tower en Chicago, ya tiene nuevas medidas de seguridad, que incluyen la colocación de barreras de cemento para no permitir que se aproxime un posible coche-bomba.
En Nueva York, la sede de la Organización de Naciones Unidas está protegida ya al suspenderse todo el tránsito por la Primera Avenida a lo largo de las 10 o más cuadras frente al edificio principal, y todas las calles de acceso también están cerradas; los grandes discursos por la paz, la humanidad, la justicia que siempre invaden las grandes salas de esta organización, al parecer, ahora deben ofrecerse dentro de una fortaleza.
Los efectos y las consecuencias económicas del ataque del 11 de septiembre siguen afectando Nueva York. Anualmente, el producto bruto de la ciudad es de 500 mil millones, 5 por ciento del producto interno bruto, y por lo tanto, los efectos económicos que sufre esta ciudad tienen impacto en todo el país. Se calcula una pérdida de 108 mil empleos por la catástrofe del World Trade Center, pero autoridades federales calculan que por lo menos 700 mil de los 4 millones de empleos serán afectados de alguna manera por este desastre, informó Daily News.
Los costos serán de decenas de miles de millones, dicen diversos expertos. Otros indican que es casi imposible calcular las pérdidas combinadas de capital humano, propiedad intelectual, sistemas de computación y archivos históricos, ahora destrozados.
Algunos cálculos dicen que los edificios del World Trade Center tienen un valor de entre 6 y 8 mil millones. Además, con la destrucción de las torres, se perdió aproximadamente 20 por ciento del espacio comercial del sur de Manhattan.
Pero la historia real de la respuesta humana al desastre se sigue contando cada día. Los miles de anónimos que respondieron a la noticia del derrumbe de las Torres Gemelas empiezan a tener nombre, cara y dirección. Dos adolescentes de Nueva Jersey que acudieron de inmediato al sitio para establecer un centro de apoyo para los socorristas; los taxistas de Nueva York ofrecieron llevar gratis a los voluntarios a la zona del desastre; el joven de 23 años que se dedicaba al trago y a las mujeres y que abandonó su chamba para manejar 18 horas desde Kentucky para llegar por primera vez a Nueva York y ofrecer su espalda para buscar sobrevivientes.
Llegaron estadunidenses de diversos estados e inmigrantes de todo el mundo para ofrecer sus manos y su inteligencia para buscar vidas de extranjeros.
Esos cuentos son lo que rescata esta ciudad, y son los que dan esperanza de que algo nuevo pudiera nacer de entre los escombros. De eso hablaba ese violín en la estación del metro en la calle 34.