JUEVES 4 DE OCTUBRE DE 2001

Un talibán en el mercado de Sonora

Ante la proximidad de las fiestas de Día de Muertos y halloween, crece la venta de disfraces de Osama Bin Laden bin_laden_disfraz_ma02dg

Osama Bin Laden apareció por fin. Se le halló medio oculto por costales de ruda, toronjil y gordolobo; confundido en medio de sábilas apiladas con un listón rojo anudado; rodeado de velas aromáticas, lociones mágicas y amuletos que sirven para alejar todo peligro, atraer la suerte o ganar el favor de la persona amada, mercancías codiciadas por quienes acuden al mercado de Sonora en busca de remedio para sus males físicos o las dolencias del espíritu.

En los últimos días, el saudita -o cuando menos su imagen- se ha convertido en un buen negocio para los locatarios, que hasta por 450 pesos ofrecen máscara, turbante y traje a la usanza del líder de Al Qaeda. Sus seguidores aquí, en el Distrito Federal, son jóvenes veinteañeros, quienes buscan por los pasillos el rostro del musulmán "que tuvo el valor de enfrentar a un país tan poderoso como Estados Unidos".

La proximidad del Día de Muertos y de las fiestas de halloween ha multiplicado el atractivo de esa figura y potencian las ventas de un artículo que, en los últimos ocho días, se ha convertido en objeto de la mayor demanda, como aseguran los propios comerciantes. Angel Fabiela Velázquez, propietario de un local, dice que en un solo día unas cien o 150 personas se acercan a su puesto para preguntar por el disfraz.

Hay, pero no para todos

La transfiguración, sin embargo, no está al alcance de todos, pues el traje completo se ofrece en 300 y hasta 450 pesos, lo que ha limitado las ventas. A pesar de ello hay quienes están dispuestos a pagar el precio de ser o parecer, aunque sea por unos momentos, Osama Bin Laden.

Fabiela Velázquez vendió 150 conjuntos en cuatro días. Por eso ya hizo un nuevo pedido a la empresa Plásticos y Vinílicos REV, responsable de confeccionar la máscara. Y eso que la fiebre apenas comienza. Pero la gloria del comercio no es eterna. Eso lo saben bien los locatarios: "La gente viene a ver cómo están los precios, espera que bajen para volver más tarde, cuando el disfraz se encuentre ya en todos los puestos". Josefina Quintero Morales