Cuenta conmigo
Por Juan Manuel Recientemente, en una de las sesiones de nuestro grupo, abordamos el tema de la salud sexual. Después de expresar dudas y opiniones, concluimos que, en el caso de las y los adolescentes, aunque existen programas que nos apoyan para evitar embarazos o infecciones de transmisión sexual, la información que tenemos es vaga, contradictoria y confusa. Todavía hay quienes niegan la utilidad del uso del condón para evitar enfermedades como el sida. Para la sociedad, la práctica sexual adolescente es motivo de escándalo, de rechazo, o de una sutil indiferencia que les hace pretender que no existe.
Sin embargo, nuestra sexualidad va mucho más allá de las relaciones sexuales y sus consecuencias. La salud sexual implica conocer nuestros cuerpos y el derecho a disfrutar de ellos para lograr un bienestar integral. Sin embargo, si vamos a asumir la responsabilidad de ejercer la sexualidad de una manera sana y respetuosa de nuestras parejas, y de nosotros mismos, necesitamos información científica, desprejuiciada y objetiva. Pero somos pocos los que la buscamos. Para la mayoría es más fácil escuchar lo que dicen los cuates o las amigas (que a veces saben menos que uno, o poseen información errónea) que marcar un número telefónico donde se ofrece información confiable.
Por otra parte, hay una cantidad de presiones contradictorias acerca de nuestra vida sexual. Por un lado están quienes prohíben todo acto sexual previo al matrimonio, y por el otro, los que aprovechan los tabúes, para integrarnos al consumo por medio de la publicidad. Y en medio de todo ello, ¿quién se acuerda de nuestros derechos?, ¿quién nos menciona las diversas posibilidades del erotismo, en particular las que no se ciñen a la norma heterosexual?, ¿quién considera a la masturbación un medio legítimo de obtener placer, tanto para los varones como para las mujeres?, ¿quién nos informa acerca de los distintos métodos de control natal?, ¿quién nos ofrece condones gratuitos?
Los jóvenes necesitamos tomar nuestras vidas en nuestras propias manos. Buscar la información objetiva. Reconocer las posibilidades del disfrute sexual, pero también sus riesgos. ¡No somos invulnerables! Dejarnos arrastrar por la ignorancia y los prejuicios es ponernos una soga al cuello. Por eso te invitamos a entrar en contacto con nuestro grupo. Ya lo sabes. Cuenta conmigo.