Frenar el sida
¿Del consenso a la acción?
El Programa de Acción para la Prevención y Control del VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) 2001-2006 permite vislumbrar por primera vez en México un abatimiento real del sida. Este reportaje recoge y contrasta las opiniones de especialistas en la materia. Al optimismo prevaleciente lo matiza una preocupación apremiante: combatir la pobreza es condición indispensable para vencer perdurablemente al sida.
Fernando Camacho
De hacerle caso al programa lanzado por el actual gobierno para enfrentar al sida, estaríamos ante la posibilidad de lograr un impacto definitivo en la epidemia del VIH/sida. Presentado hace unas semanas, el Programa de Acción para la Prevención y Control del VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) 2001-2006, es el resultado, según se afirma, del más amplio consenso logrado entre los diversos actores involucrados. Este Programa asume las demandas de la sociedad civil, incorpora elementos nuevos como el combate al estigma y la discriminación de las poblaciones más castigadas y se propone dotar de manera gratuita los antirretrovirales a toda la población afectada.
La situación que se pretende enfrentar se caracteriza por una epidemia concentrada en áreas urbanas y sectores específicos de la población (se tiene por consiguiente la oportunidad y la responsabilidad de evitar su generalización); un crecimiento amortiguado de la epidemia (alrededor de 4 mil nuevos casos anuales), con una importante desaceleración desde 1994; un número estimado en más de 65 mil casos acumulados de sida y hasta 180 mil personas o más infectadas por el VIH. La cifra de muertes rebasaría el número de 25 mil, aunque el sida bajó del tercero al cuarto lugar como causa de defunciones en hombres de 25 a 34 años, y al séptimo en mujeres del mismo rango de edad.
No se parte de cero, el Programa menciona algunos logros: ningún caso por transmisión sanguínea en los últimos dos años; 14 casos de transmisión perinatal en un año; los casos de usuarios de drogas inyectables se han abatido "significativamente"; se ha cubierto 85 por ciento de la demanda de medicamentos; y el presupuesto federal destinado al sida se ha incrementado 269 por ciento en los últimos años. Y si agregamos el préstamo solicitado al Banco Mundial por 20 millones de dólares para cubrir labores preventivas en el sexenio, las condiciones para influir en el curso de la epidemia se antojan inmejorables.
Sin embargo, no todo son cuentas alegres en las acciones
realizadas y por realizar que menciona el Programa. Si hay coincidencia
en el planteamiento general, las discrepancias comienzan a la hora de aterrizarlo,
de constatar qué tan factibles son sus metas y estrategias.
La fuerza del consenso
Producto de una amplia consulta y basado en las directrices científicas internacionales, según señala la doctora Patricia Uribe, directora general del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida (Censida, antes Conasida), el Programa de Acción tiene como gran meta detener la epidemia en el 2015, cuando se verá el impacto de lo que se realice en la presente administración. Hacia esa dirección apuntan las metas señaladas para este sexenio. Un componente novedoso, explica la doctora Uribe, es el de la mitigación del daño, es decir, el combate al estigma y la discriminación asociados con comportamientos sexuales, uso de drogas y estado serológico, con lo que se trataría de superar la visión médico-asistencial que aún prevalece del problema. Carlos García de León, médico odontólogo y director de la organización de lucha contra el sida Ave de México, expresa su beneplácito porque se escuchó y se incorporaron las demandas de la sociedad civil, y subraya el hecho de que se le haya dado, a diferencia de administraciones anteriores, mayor relevancia a la parte preventiva.
Por la descentralización realizada en el sector, la responsabilidad operativa del Programa de Acción recae ahora en las autoridades de Salud estatales, de quienes se requiere el "compromiso político" para llevarlo a cabo. Y es precisamente en este punto donde se sitúa una de las principales preocupaciones. En días pasados, la Red Democracia y Sexualidad (Demysex), que agrupa a 106 organizaciones, denunció la intolerancia prevaleciente en las entidades donde gobierna el PAN, que ha provocado retrocesos en materia de educación sexual. En ese contexto, parece difícil el cumplimento de algunas de las metas. Al respecto, el doctor García de León, considera grave que funcionarios puedan modificar "por sus pistolas morales e ideológicas" el programa, poniendo en riesgo sus metas.
Por su parte, la doctora Patricia Uribe desestima esa amenaza, porque en el proceso de discusión del documento con los estados "no hubo expresiones de rechazo" a medidas controvertidas como la promoción del uso del condón entre jóvenes, de distribución de jeringas desechables entre usuarios de drogas inyectables o de campañas educativas dirigidas a homosexuales y trabajadoras del sexo. Por el contrario, sostiene, los responsables de los programas estatales de VIH/sida ajustaron su presupuesto y sus acciones en función de esas metas. "Fue un acuerdo de todas las entidades federativas que deberá acatarse", señala.
Sobre los medicamentos, la doctora Uribe afirma que la meta es cubrir al 100 por ciento la demanda en el 2004, pero eso dependerá de la aprobación, por parte de la Cámara de Diputados, de los 198 millones de pesos solicitados, de los cuales, 67 millones se destinarán para incorporar a 1,087 pacientes que están en la lista de espera (aunque la demanda total no cubierta se estima en 3 mil personas no aseguradas, que se cubrirán en un promedio de 600 por año).
Esa política de proporcionar los tratamientos "a cuenta gotas" y de manera desarticulada ha sido una de las más criticadas. Las personas afectadas por el sida han presionado por el acceso universal a los tratamientos. Ahora, finalmente, esa meta se incorpora en el Programa de Acción. "El compromiso ahí está", afirma García de León, ahora hay que vigilar que se cumpla.
Ofrecer medicamentos antirretrovirales tiene otras ventajas, afirma la doctora Uribe, porque "favorece el que la gente se acerque a hacerse la prueba y se puedan detectar las infecciones de manera más oportuna." Para ello, añade, se promoverá la apertura de centros que a la fecha suman ya 53 en todo el país. Ese ha sido otro de los problemas señalados: un gran porcentaje de diagnósticos de sida se da en etapas ya muy avanzadas de la enfermedad, lo que limita las posibilidades de sobrevivencia de los pacientes. La directora del Censida se defiende: "El Sistema de Salud mexicano no está pensado para la detección temprana (de cualquier enfermedad) antes de que la sintomatología se presente", por lo que se necesita un cambio.
Un programa de primer mundo
Aunque suene obvio, elaborar un programa no es lo mismo que ejecutarlo, sobre todo si no se cuenta con los recursos, la infraestructura y la voluntad para hacerlo. Por esas tres razones, para la doctora Carmen Soler, jefa del Programa de VIH/sida del gobierno de la Ciudad de México, resulta irrealizable, "no es realista", dice, es un programa de primer mundo que no responde a nuestra realidad: "las propuestas están más basadas en la experiencia internacional que en la local". En primer lugar, afirma, no contamos con suficiente información para hacer una planeación adecuada porque el sistema de notificación y registro de casos no es confiable. "No sabemos realmente a qué nos estamos enfrentando", asegura, y cuestiona las cifras oficiales sobre transmisión perinatal: "La manera como se han reducido las cifras es no registrando los casos infantiles, porque no hay diagnóstico en mujeres embarazadas"; sobre la transmisión sanguínea: "Oficialmente no hay casos, realmente sí los hay, lo que pasa es que cuesta mucho documentarlos"; sobre la cobertura de 85 por ciento de la demanda de medicamentos: "Eso es una falsedad demostrable". Además, añade, ¿con qué recursos materiales y humanos se va a realizar el programa, si muchos jefes de programas estatales de sida no cuentan con capacitación ni con el apoyo de su propio secretario de Salud por no hablar de su gobernador? "La posición del doctor Julio Frenk no es compartida por todos", asegura.
Por su parte, el doctor Gustavo Reyes Terán, jefe del Servicio de Infectología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, coincide con su colega. Ni siquiera en el DF existe la infraestructura médica necesaria para darle una "atención integral", como establece el plan de acción, a las personas que lo requieran. "¿Se cuenta con los recursos necesarios para desarrollar la infraestructura que hace falta? Mi respuesta es no", afirma categórico, y por los altos costos de los tratamientos duda que el presupuesto alcance para cubrir a todas las personas con sida que lo requieren.
Un punto de coincidencia entre ambos es el de la falta de detección y notificación oportuna de los nuevos casos, es decir, ¿cómo plantearse un freno a la epidemia si se calcula que por cada caso puede haber hasta nueve infecciones más de personas que ni siquiera lo sospechan? Este déficit en la detección oportuna, y por tanto, en el tratamiento adecuado al paciente, hace imposible la meta de parar la enfermedad a mediano plazo. En otras palabras, se plantea reducir el número de casos de sida, sin tomar en cuenta que se está hablando tan sólo de 10 por ciento de los casos reales, totales.
Gustavo Reyes se muestra aún más escéptico, sitúa el problema más allá de las políticas de salud. Calificar al VIH y otras enfermedades como propias de la miseria. El mapa de las zonas más afectadas por el mal, afirma, coincide dramáticamente con el de la pobreza. "Si se siguen fabricando pobres en México, no veo como se pueda frenar la transmisión. Mientras no se combata a la pobreza, estas enfermedades van a seguir con nosotros, causando muertes". Este Programa, --remata--, "es sólo un manojo de sueños."
Los resultados que se obtengan al final del sexenio dependerán
en gran medida de los recursos aportados para su cumplimiento. Aún
quedan cinco años para comprobar en los hechos el nivel de compromiso
de las autoridades y la efectividad de quienes pongan en práctica
el documento que regirá la lucha contra el sida en México.
Todo está por verse y, finalmente, el tiempo se encargará
de poner a cada apostador en su lugar.
Plan de un sexenio contra la epidemia
Con la misión de coordinar los esfuerzos de todos los sectores involucrados, el Programa de Acción para la Prevención y Control del VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) se ha planteado para el periodo 2001-2006 se ha propuesto como gran meta frenar la epidemia en el año 2015, para ello se ha fijado metas precisas a alcanzar en la presente administración. Integrado por cinco componentes (prevención sexual, perinatal, sanguínea, atención integral a las personas con VIH/sida e ITS y mitigación del daño), el Programa se propone reducir las prevalencias del VIH/sida, ITS y hepatitis B y C, así como la mortalidad por sida y el estigma y discriminación que sufren las personas afectadas, con especial énfasis en las poblaciones consideradas vulnerables: las y los jóvenes, mujeres, hombres que tienen sexo con hombres, poblaciones móviles, trabajadoras y trabajadores sexuales, usuarios de drogas inyectables y personas privadas de su libertad. A continuación se presentan algunas de sus metas y principales críticas dirigidas al Programa.
Las metas
Prevención perinatal
Reducir 75% los casos de transmisión perinatal
Eliminar la sífilis en mujeres embarazadas
Prevención sanguínea Eliminar todos los casos por transmisión y transplantes
Atención integral
Reducir 25% la mortalidad por sida
Dar tratamiento a toda la población que lo requiera
Mitigación del daño
Disminuir el estigma y la discriminación
Ofrecer servicios familiares y comunitarios a toda la población
afectada
Las críticas
No se cuenta con la infraestructura para cumplir metas
Se carece de recursos económicos y humanos
El conservadurismo y la intolerancia en algunas entidades obstaculizará el cumplimiento de las metas preventivas
El sistema actual de notificación de casos no es confiable
El presupuesto no alcanzará para cubrir la demanda de antirretrovirales
El personal médico y de salud no está capacitado
Las cifras
Casos acumulados hasta junio de este año: 49,999
Personas que podrían estar infectadas: entre 116 mil y 177 mil
Lugar que ocupa el VIH/sida como causa de muerte: 4o en hombres y 7o en mujeres
Número estimado de personas con sida sin acceso a medicamentos y sin seguridad social: 3 mil
Casos por transmisión perinatal en el último año: 14
Y por transmisión sanguínea: 0
Casos nuevos de ITS al año: 7 millones