Mariana, el aprendizaje precoz
El que una adolescente sensible y bella como Mariana
maneje y comparta tanta información sobre sexualidad de manera tan
natural puede resultar desconcertante. Pero para ella es su trabajo cotidiano
como coordinadora del grupo de jóvenes de la Fundación Mexicana
para la Lucha Contra el Sida, casa Toluca. Gracias a su madre, desde niña
creció con esa información que ahora es su patrimonio y que
comparte desinteresadamente con la certeza de que en la lucha contra el
sida nadie sale sobrando.
Manuel Zozaya
Desde que tengo memoria mi vida ha girado alrededor del sida, y no porque el VIH circule en mi sangre, sino porque mi mamá, que es psicóloga, siempre ha trabajado en ese campo. Yo conviví todo el tiempo con los pacientes de mi mamá y pronto me familiaricé con el tema. A los seis años, ya jugaba con los voluntarios de la Funda a ver quién ponía el condón más rápido en un consolador (dildo). Luego empecé a dar talleres de prevención a niñas y niños de mi misma edad y a hacer mantas para la caminata nocturna silenciosa.
En la escuela, mis maestras se sacaban de onda cuando me oían hablar del sida. Me mandaban a la dirección por mencionar los condones o a mis amigos gays. Una vez organicé una marcha en la escuela. Hicimos nuestras pancartas diciendo que los niños y las niñas queríamos un mundo sin VIH y sin sida. La directora se desconcertó mucho.
En Toluca, donde nos mudamos hace unos años, entré a una secundaria mixta y ahí conviví con chavos. El despertar de mi sexualidad fue tranquilo, sin tabúes. Tenía preguntas, pero no tantas. Me sentía libre y sin culpas, a diferencia de mis compañeros. Para mí el VIH era muy normal, pero al crecer, me di cuenta de cómo les afecta a los demás. Me preguntan: "¿Porqué hablas del VIH? ¿Alguien de tu familia lo tiene?". Para mí el VIH anda entre nosotros, aquí, en la sociedad. Eso me trajo muchos problemas, y entonces reflexioné: "Si a mí, que no lo tengo en la sangre, me cuesta trabajo, ¿cómo será con mis amigos que viven con él?". Así empecé a entender lo que es la discriminación.
Haber visto tantas defunciones a mi corta edad me ha enseñado el amor a la vida, entender la razón de vivir. No mueres de sida, vives con él. Yo no asocio sida igual a muerte.
Desafortunadamente he visto morir gente muy querida con quien crecí. Me dolía mucho a los trece años ir al hospital, darles de comer, platicarles. La muerte de muchos amigos por sida sí la tengo muy adentro, aunque afortunadamente la he sabido manejar; de otro modo, no podría seguir trabajando en la Funda.
Actualmente, coordino el grupo de jóvenes de la Funda. Somos jóvenes de menos de 20 años y damos pláticas de información sobre VIH/sida, talleres de sexo seguro y protegido y uso correcto del condón en preparatorias, secundarias y primarias. Todos somos voluntarios. La coperacha para entrar a las pláticas es un kilo de arroz, frijol o aceite. Así juntamos despensas para las amas de casa o campesinas y viudas que llegan a la Funda.
Somos muy comprometidos y trabajamos mucho. Tenemos una
coproducción con Radio Mexiquense, llamada Sexo Sentido,
que pasa los miércoles de seis a siete de la noche en el 1600 de
AM, donde entablamos un diálogo con el auditorio, respondemos preguntas,
confiamos mucho en la información entre pares, de jóvenes
para jóvenes
Los teléfonos de la Fundación Mexicana para la Lucha contra el Sida, Casa Toluca, son 01(72)14-5493 y 01(72)13-6180.