sabado Ť 6 Ť octubre Ť 2001

Gustavo Leal F.

Ƒ"Blindaje" sanitario?

Las mercadotécnicas pretensiones para alcanzar el "humanismo moderno" que promovió Vicente Fox en su pobre primer Informe de Gobierno se estrellan cotidianamente con la infortunada realidad del gabinetazo.

Como el senador panista Vicencio Alvarez señalara a Santiago Creel: aunque la "transición" enfrente dificultades, nada justifica la cancelación de las esperanzas del cambio, pues "la sociedad no podría conformarse con reacomodos". Y como también le advirtiera el senador David Jiménez: gobernabilidad no es sólo paz social, también significa "resolver problemas sociales que padece el pueblo", y en ello, durante el gobierno de Fox, "no hemos tenido más que retrocesos".

Cuando además un secretario de Estado como Julio Frenk se expresa con el disminuido lenguaje de un coordinador de asesores de cualquier subsecretario de Hacienda, muestra que algo anda muy mal con el "humanismo moderno" del primer gobierno del "cambio". Frenk declaró en Veracruz que la salud de los mexicanos es uno de los "activos" más valiosos del país, por lo que se buscará crear un "blindaje sanitario" pues "sólo mejorando el medio ambiente y eliminando los riesgos epidemiológicos se favorecerá el flujo de inversiones y empleos". Y es que, en su opinión, la globalización y el crecimiento económico "no deben estar reñidos con la justicia social": sólo con ambientes saludables se podrá aspirar a un desarrollo económico "más justo, porque los inversionistas prefieren lugares donde no haya cólera ni paludismo". La economía mexicana, cree Frenk, requiere ese "blindaje sanitario" que traerá "certeza a los inversionistas y derivará en la conversión de la salud social en un motor del crecimiento financiero".

La desairada comparecencia de Julio Frenk para la glosa del primer Informe demostró que el foxismo carece de una propuesta de cambio a la altura del mandato del 2 de julio y que sólo puede escudarse tras la demagógica "democratización" de la salud: "un sistema de salud de la gente, por la gente y para la gente".

Frente a legisladores de las comisiones unidas de Salud y Seguridad Social y hablando por una dependencia, la Ssa, que en los primeros seis meses del gobierno del "cambio" apenas pudo edificar una clínica de 10 camas en Chihuahua, mientras se apresta a distribuir alegremente 31 millones de pesos para "estimular" a los altos funcionarios del ramo, Frenk repitió que las "transformaciones del sistema de salud deben sustentarse en un verdadero blindaje sanitario que proteja la vida económica y social". También recurrió al mismo cuadro de "metas" que ya vistiera las "políticas" de salud del zedillismo: en "este año se aplicaron casi 30 millones de vacunas", claro, sin perder la oportunidad de dramatizar su apocalíptico diagnóstico sectorial: las "transformaciones ejercen una presión sin precedente sobre el sistema de salud".

Aprovechando el foro, también enfatizó que la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud ya impartió "19 talleres de capacitación" y que su tecnocrático Programa Nacional de Salud fue difundido sólo "cinco semanas después" de la presentación del poco afortunado Plan Nacional de Desarrollo. Fácil: como lo que había que consultar ya estaba decidido de antemano por él y la Fundación Mexicana para la Salud del doctor Guillermo Soberón Acevedo, la "activa participación" de la ciudadanía identificó, en tan sólo cinco semanas, "su" agenda para "democratizar" la salud.

Pero como, al decir de Frenk, "todo sistema de salud es víctima de sus propios éxitos", le bastó nombrar el penoso Programa de Acción para la Salud y la Nutrición de los Pueblos Indígenas, que al mes de julio ya ofrece micronutrimentos a "35 mil niños", como prueba irrefutable de esos logros. Todo lo cual patentiza, según Frenk, que México "transita exitosamente hacia el ejercicio pleno de los derechos sociales". Ahora resta tan sólo "consolidar una verdadera ciudadanía social". Ciertamente, para las empobrecidas mayorías nacionales esa "ciudadanía" ya se resume en el "acceso" al rudimentario Paquete Básico de Servicios de Salud.

El único responsable directo de esta indigente "política" de salud es Vicente Fox Quesada, acompañado, indirectamente, por su experto asesor económico personal: Lino Korrodi.

Frente a un "mercado" que, siguiendo al propio Frenk, vale 23 mil millones de dólares anuales y al cual pueden aún ordeñársele impuestos extras al gravar medicamentos y elevar los tipos para el tabaco y el alcohol, Fox no sólo sacrificó las alternativas humanistas de modernización médica que decía contar el panismo sino que prácticamente optó por lo más deshumanizado: abandonar a los pacientes a su suerte. Ť