SABADO Ť 6 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť El Congreso deberá aprobar la reducción de 60 mil mdd en gravámenes, advierte

Propone Bush relanzar la economía con la baja de impuestos; descarta aumento al gasto público

Ť Incluye alivio fiscal a los trabajadores de moderados y bajos ingresos y a empresas

DPA, AFP Y REUTERS

Washington, 5 de octubre. El presidente estadunidense George W. Bush propuso una nueva reducción de impuestos para relanzar la economía estadunidense, que está al borde de la recesión, pero descartó cualquier aumento del gasto público.

"El Congreso deberá adoptar lo más rápido posible" medidas de reactivación con una reducción de impuestos de al menos unos 60 mil millones, afirmó el presidente Bush.

"Propongo que el Congreso de Estados Unidos apruebe tan rápido como sea posible un alivio fiscal igual o un poco mayor a la cantidad de dinero que hemos asignado", dijo Bush en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.

Bush dijo que el paquete debería incluir la aceleración de los recortes a las tasas marginales de impuestos, alivio fiscal para los trabajadores de ingresos moderados y bajos, la eliminación del impuesto mínimo alternativo para las empresas y permitirles usar las mayores exenciones bush_oneill_vi05bofiscales para invertir en capital.

Las reducciones de impuestos deben beneficiar al mismo tiempo a las empresas y a los particulares que tienen "ganancias débiles y moderadas", añadió.

Estas medidas fiscales apuntan a dinamizar las inversiones de las empresas en baja desde hace varios meses, y a dar nuevamente confianza a los estadunidenses para que consuman más.

Pero el plan de reactivación que negocian la Casa Blanca y el Congreso también podría generar un déficit en el presupuesto federal de 2002, reconoció este viernes el secretario del Tesoro estadunidense, Paul O'Neill.

Se trataría del primer déficit del presupuesto federal desde 1997.

Las últimas estimaciones del Congreso preveían un excedente presupuestario de 52 mil millones de dólares durante el año fiscal 2002 (que comenzó el primero de octubre), contra un excedente de 176 mil millones previsto antes de los atentados.

No obstante, según O'Neill, un déficit presupuestario en 2002 sería aceptable, ya que estaría ligado a "circunstancias muy particulares" provocadas por los atentados en Nueva York y Washington.

Según todos los indicadores, el estado de ánimo de los consumidores está en su nivel más bajo tras los hechos del 11 de septiembre, afectado además por el aumento del desempleo y los despidos.

Los gastos de consumo representan por sí solos dos tercios de la actividad económica estadunidense.

Bush hizo adoptar, a principios de año, un plan de reducción de impuestos que alcanzaba los mil 350 millones de dólares en 11 años.

Sin embargo se opuso a aumentar los gastos presupuestales en el marco del plan de reactivación.

"Para estimular la economía, el Congreso no debe gastar más dinero. Lo que necesita hacer es recortar los impuestos", declaró Bush.

Muchos parlamentarios, especialmente demócratas, querían incorporar al programa de reactivación un aumento del gasto público, especialmente en la educación y para financiar grandes obras, como en el sector del transporte.

Bush explicó que el monto de las reducciones de impuestos que propone corresponden al paquete de medidas financieras ya adoptadas por el Congreso.

Con las últimas propuestas fiscales de Bush, el monto total de medidas de relanzamiento y de ayudas votadas alcanzaría unos 120 mil millones de dólares, uno por ciento del producto interno bruto (PIB) estadunidense.

La pelota está ahora en el terreno del Congreso, que debería aprobar el plan de reactivación en las próximas semanas.

Los responsables parlamentarios encargados del presupuesto se mostraron de acuerdo con el plan de 60 mil millones de dólares. "Así como el presidente prepara una gran batalla contra el terrorismo, precisamos un plan de batalla para la economía", señaló Jim Nussle, senador demócrata que preside la comisión parlamentaria de presupuesto en la Cámara Baja.