DOMINGO Ť 7 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť "Tiene elementos que podrían servir a la indagatoria del asesinato de Ruiz Massieu"

Adelantará PGR interrogatorio a Pichardo Pagaza

Ť Interesan al MP señalamientos contra Carlos Salinas en el libro Triunfos y traiciones

GUSTAVO CASTILLO GARCIA

En su libro Triunfos y traiciones, Ignacio Pichardo Pagaza deja claro que Carlos Salinas de Gortari participó en el desvío de las investigaciones del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu para que se atribuyera el crimen a grupos de interés político del PRI, con el fin de distraer la atención pública sobre el caso y alejar de las indagatorias a su hermano Raúl, por ello el Ministerio Público Federal interrogará en los próximos días al ex gobernador del estado de México.

En el texto mencionado, Pichardo Pagaza sugiere que el ex presidente Salinas de Gortari fue chantajeado por el entonces subprocurador de la PGR Mario Ruiz Massieu, quien estuvo a cargo de las investigaciones hasta el 22 de noviembre de 1994. Incluso menciona los esfuerzos que se hicieron por no mencionar en ningún momento el nombre de Raúl Salinas como el protector político del ex diputado Manuel Muñoz Rocha, uno de los autores intelectuales del crimen de José Francisco Ruiz Massieu.

Para los investigadores de la PGR, "Pichardo Pagaza como testigo privilegiado de los acontecimientos políticos de 1994 tiene elementos que podrían servir a la indagatoria del asesinato de Ruiz Massieu, que se dan a conocer en su libro y que involucran a personajes de la talla del ex presidente en actos ilícitos como encubrimiento. Sin embargo, no se actuará a priori, si hay delito que perseguir se hará".

El interrogatorio forma parte de las nuevas diligencias que la PGR ha iniciado en el caso Ruiz Massieu, acerca de las cuales La Jornada informó en exclusiva el 28 de septiembre pasado, fecha en que se cumplieron siete años de que el político guerrerense fuera asesinado en la calle de Lafragua, en el centro de la ciudad de México.

El caso sigue abierto, y quienes conocen el expediente afirman que hay "documentos importantísimos" que fueron "extraviados" en administraciones anteriores, como la solicitud de licencia del ex diputado Manuel Muñoz Rocha.

El interrogatorio a Pichardo Pagaza estaba programado inicialmente para el día 19 de este mes, pero los investigadores cambiaron la fecha y será "posiblemente antes de que termine la próxima semana".

Los relatos

A continuación se ofrecen algunos párrafos del libro que serán la base de los cuestionamientos ministeriales a los que deberá responder Pichardo Pagaza.

Mario Ruiz Massieu y Carlos Salinas tuvieron una conversación "de valores entendidos por ambas partes y colmadas de premoniciones, seguridades mutuas, pero también de veladas amenazas. Y que el punto de partida tuvo que haber sido la premisa de que el responsable último del crimen de José Francisco no se conocería nunca, pues faltaba -posiblemente para siempre- el gran ausente, el eslabón perdido de la cadena, Manuel Muñoz Rocha.

"Para el domingo 2 de octubre (de 1994), cuatro días después del asesinato, la historia había llegado a su inimaginable final. La investigación de la subprocuraduría (a cargo de Mario Ruiz Massieu) había tenido éxito completo. Demasiado. Cuando menos tres personas conocían la trama de lo ocurrido: el o los autores intelectuales del crimen, el subprocurador que llevó a cabo las investigaciones y la persona que le había nombrado y a quien ese fiscal mayor debía mantener informado, paso a paso,salinas_sa06cs de los resultados", se refiere aquí a Carlos Salinas de Gortari.

"La investigación estaba terminada, pero no podía concluir; no era posible cerrarla. Suponiendo que la policía pudiera detener al diputado (Manuel) Muñoz (uno de los autores intelectuales del homicidio), o que ya lo hubiera detenido, Ƒacaso el subprocurador iba a presentarlo ante un juez para que declarara que él era responsable, pero que había actuado en cumplimiento de un compromiso o de una orden de su poderoso protector- (Raúl Salinas). Impensable.

"Había que continuar la investigación y ganar tiempo para encontrar alguna solución, por ejemplo un chivo expiatorio creíble. Era necesario inculpar a alguien, a una persona o a un grupo, y seguir la investigación hasta perder las huellas. Además sólo faltaban dos meses para terminar el sexenio".

Desde ese 2 de octubre la PGR, que conducía formalmente Humberto Benítez Treviño, había eliminado de todos sus comunicados oficiales "las referencias directas o indirectas al ingeniero Raúl Salinas de Gortari", no obstante "haber sido reiteradamente mencionadas e insinuadas por los medios nacionales desde el día siguiente del ataque".

Una vez "eliminada de la investigación la posibilidad de que existiera una profunda enemistad entre Raúl Salinas y la víctima (por motivos familiares, rivalidades políticas y discordias patrimoniales, como se supo más tarde), era indispensable construir motivaciones creíbles que explicaran el atentado", por ello, estimó Pichardo Pagaza, se involucró a Abraham Rubio Canales, ex colaborador del propio José Francisco Ruiz Massieu.

La sospecha de la implicación de Carlos Salinas en el desvío de las investigaciones del asesinato de Ruiz Massieu surgió, de acuerdo con el libro, la tarde del 2 de octubre de 1994.

Pichardo Pagaza acudió en esa fecha a una reunión con Carlos Salinas y Mario Ruiz Massieu, en la residencia Lázaro Cárdenas de Los Pinos. Junto con él asistieron María de los Angeles Moreno, entonces presidenta de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados; Jorge Carpizo McGregor, secretario de Gobernación; Humberto Benítez Treviño, titular de la PGR, y Santiago Oñate Laborde, jefe de asesores del presidente.

En esa reunión acontecieron "escenas dramáticas" e "indelebles". Mario Ruiz Massieu "amenazó al presidente; él no había reaccionado. La situación era ominosa". El subprocurador dijo que si no lo dejaban leer un comunicado de prensa en el que acusaba a políticos priístas del crimen, él renunciaría. El párrafo del texto en cuestión fue omitido del comunicado oficial.

Supuestamente en ese mismo encuentro Carlos Salinas aprobó que el Congreso desaforara a Manuel Muñoz Rocha (desaparecido desde 1994). Pero en realidad maniobró para que se le otorgara licencia, lo que permitió a Mario Ruiz Massieu continuar sus "ataques" al PRI y sus dirigentes como parte de la estrategia que se utilizó para desviar la atención del grupo político al que pertenecían Muñoz Rocha y Raúl Salinas.

Pichardo Pagaza escribió que "en las aciagas semanas de ese mes de octubre me preguntaba una y otra vez cuál era la explicación a los ataques cada vez más virulentos de la subprocuraduría en contra mía, de María de los Angeles Moreno y de Humberto Benítez Treviño. Desconocíamos los tres, me consta, lo que la subprocuraduría sabía acerca del crimen y de sus presuntos responsables; ignorábamos, por tanto, aquello de lo que el presidente Salinas estaba minuciosamente informado.

"Setenta y dos horas después de la muerte violenta de José Francisco, tanto la subprocuraduría como la Presidencia de la República tenían un panorama aproximado sobre las circunstancias y sus responsables directos e instigadores. Cinco días después, el domingo 2 de octubre, conocían la versión casi completa.

"Lo que se desprendía de la rápida y brillante investigación era absolutamente inmanejable ante la opinión pública nacional y extranjera: para evitar un grave desprestigio internacional al país; para no afectar la frágil estabilidad política interna, no recuperada aún, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

"Por el profundo agravio que implicaría para la persona y familia del presidente de la República; por el momento particularmente complejo de transición hacia una nueva administración presidencial; en fin, por la abrumadora magnitud de los hechos, resultaba impensable, imposible, darlos a conocer abiertamente a la opinión pública mundial.

"Se hacía necesario, entonces, crear una coartada creíble, pero también distraer la atención sobre las investigaciones. La coartada, con su correspondiente supuesto victimario o chivo expiatorio, permitiría cerrar el caso antes de la inminente conclusión de la administración del presidente Salinas o, cuando menos, dejar el proceso en un estado judicial avanzado".

Tras la renuncia de Mario Ruiz Massieu a su cargo el 22 de noviembre, cuando afirmó: "los demonios andan sueltos y han triunfado", la prensa destacó en síntesis "que pudo más la clase priísta que la voluntad presidencial" para esclarecer el caso.

Pichardo Pagaza escribió al respecto: "tres personajes debieron de haberse divertido gratamente con lo que los medios publicaban y sus analistas sesudamente discurrían; deben haber reído en particular, con las rasgaduras de vestiduras que públicamente ensayaban los partidos políticos. Puedo imaginarme la ironía que habrá provocado la lectura de los titulares de los diarios del Distrito Federal en el presidente Salinas de Gortari, su hermano Raúl y el propio Mario Ruiz Massieu".