DOMINGO Ť 7 Ť OCTUBRE Ť 2001
Angeles González Gamio
Recuerdos presentes
Hoy se festeja a la Virgen del Rosario, patrona de los dominicos, esa orden que fundó en 1216 Santo Domingo de Guzmán y que tuvo tanta relevancia en la Nueva España. Su llegada a la ciudad de México, en julio de 1526, estuvo plagada de dificultades; entre otras, que el sitio que les asignaron para vivir era húmedo e insalubre, lo que le costó la vida a cinco religiosos; ante ello, cuatro se regresaron a España y tres arrojados se quedaron y consiguieron mudarse a una casa contigua con mejores condiciones, donde edificaron su primer templo y convento.
Finalmente el sitio resulto magnífico, pues está en lo que habría de convertirse en la majestuosa plaza de Santo Domingo. Las construcciones originales sufrieron daños por el subsuelo fangoso, lo que dio lugar a que a fines del siglo XVII las reconstruyeran con grandiosidad y lujo. La mayor parte de esas maravillas arquitectónicas fueron brutalmente destruidas tras las leyes de exclaustración.
Con especial nostalgia se recuerda la capilla del Rosario, de la que nos dice el cronista decimonónico don Antonio García Cubas, quien la conoció antes de su demolición: "...de orden jónico, constituia una joya de arquitectura y ornamentación, uno de los más elegantes edificios que poseía la capital... se levantaba sobre planta cruciforme, cortados los ángulos rectos que formaban la nave principal y la del crucero, de manera que los muros se unían por medio de chaflanes que convertían la parte central del templo en una rotonda, compartida por dieciséis hermosas columnas gemelas, y estaba adornada con magníficas obras de arte".
Para salirnos de la nostalgia hablemos del presente, para recordar tres restauraciones recientes: la que rescató lo que quedaba de uno de los grandes claustros, ahora convertido en biblioteca y centro cultural del SNTE, y las obras que realizó el padre Julián Pablo en el interior del templo de Santo Domingo: rehízo el altar mayor, obra inacabada de Manuel Tolsá, que estaba pintado como carnicería; la restauración de la soberbia sillería del coro y las pinturas, en lo que participó Mónica Baptista, y la renovación completa del sagrario.
Este espacio estaba sumamente dañado, al igual que parte de las instalaciones conventuales, entre otras causas por haberse construido sobre el antiguo convento del siglo XVI. Así pues, para salvarla se requirió de cirugía mayor, situación que aprovechó el padre Julián Pablo para rehacerla con una visión contemporánea.
La recién restaurada sacristía es muy importante, entre otras cosas, porque aloja el excepcional cuadro La lactación de Santo Domingo, enorme y bellísima obra del célebre pintor virreinal Cristóbal de Villalpando. En él aparece el santo dominico rodeado de las tres virtudes teologales: la esperanza, la fe y la caridad, representadas por hermosas mujeres vestidas, respectivamente, de rojo, blanco y verde, seguidas por sus potencias, que son ejércitos de féminas ataviadas lujosamente en los mismos colores, todas rodeando al santo, quien recibe en los labios un delgado chorrito de leche del pecho de la virgen; la escena es observada por angelitos regordetes sentados en voluptuosas nubes.
Continuando con lo bueno del presente, Carmen Parra, la popular Riki, quien ha retomado el alma de la pintura virreinal, inaugura el próximo miércoles 10 a las 19:30 horas en el Casino Español, ubicado en Isabel la Católica 31, una exposición de altares, en la que hay uno dedicado precisamente a la Virgen del Rosario, doble motivo para acompañarla y tomarse una copita de vino.
Antes puede darse un banquete en el restaurante de allí mismo, que continúa conservando la magnífica comida española que lo ha caracterizado por cerca de cien años. En las tapas sobresalen las setas con chistorra, y puede continuar con un caldo gallego, que abre el camino para una suculenta paella, especialidad dominical. Hay que preguntar por los vinos de promoción; ahora tiene un Cune, crianza de La Rioja, šexcelente! Más económico, no está nada mal el Urdiña, de Navarra.
Para bajar la comida antes de la exposición, puede aprovechar para cruzar la calle y justo enfrente visitar la Casa Muerza, con los mejores casimires del rumbo y la atención especial de don Baltazar Salinas, quien lo ayudará a elegir un corte para quedar vestido como príncipe.