MAR DE HISTORIAS
Una sola voz
CRISTINA PACHECO
La coordinadora de atención a solicitantes lleva sobre el hombro derecho un gafete que la identifica: Lic. Olga López. Enfundada en una bata blanca, de pie junto a su escritorio, espera que se haga el silencio para darle al grupo las últimas instrucciones:
-A todos les entregué el mismo cuestionario. Antes de ponerse a contestarlo les recomiendo leerlo completo, así tendrán una idea general de los perfiles que estamos solicitando. Son preguntas muy sencillas, pero de todas formas recuerden que estoy aquí para desvanecer sus dudas.
Olga sonríe al ver que los hombres y mujeres que atestan el salón se inclinan al mismo tiempo sobre las mesas. Aprovecha el momento para agregar dos aclaraciones:
-Sean lo más concreto posible y por ningún motivo proporcionen informaciones falsas. Nosotros tenemos una red que nos permite comprobar todos sus datos. La persona que los falsea queda descartada automáticamente y no podrá ingresar en ninguna de nuestras empresas ni en las filiales con las que tenemos establecidos contactos.
La coordinadora advierte la inquietud causada por sus palabras y se apresura a desvanecerla:
-No lo tomen como amenaza ni mucho menos, sólo considérenlo como un dato que deben tener en cuenta.
Cumplida la primera parte de su tarea. Olga toma asiento tras su escritorio. Desde allí ve rostros crispados, sonrisas tímidas, miradas, inquietas. Para rehuirlas se enfrasca en la lectura del libro Vencer el miedo, conquistar el mundo. Sus instructores le facilitaron el volumen y le explicaron que el título es parte de la estrategia para incrementar la competitividad de los aspirantes.
II
Pasados 15 minutos rompe el silencio un joven. Vestido con suéter y yins, ocupa la mesa más cercana a la coordinadora:
-Disculpe: en la página dos hay una pregunta acerca de si nos han intervenido quirúrgicamente. ƑQué debemos contestar? -al advertir la sonrisa de Olga, el muchacho se turba: -Bueno, es que a mí de chico me operaron. No fue por enfermedad, sino porque jugando al fut me rompí el tobillo, pero camino bien y todo.
-Entonces no es necesario que lo aclare -con gesto de suficiencia, Olga abarca al grupo con su mirada-. ƑAlguien más tiene dudas?
-Sí, yo -dice una muchacha de rostro empañado-. Al final de la hoja uno dice: "Religión que profesa". Antes en mi familia todos éramos católicos, pero ahora somos testigos de Jehová. ƑPongo las dos cosas?
-No, sólo mencione su nueva religión -Olga se acoda en su sillón y descubre a la mujer en la última fila: -Señora, Ƒquiere decir algo?
La aludida se pone de pie y al ordenarse el cabello deja al descubierto la cicatriz en el pómulo: -Sí, bueno, perdón: mi nombre de soltera es Carmina Vázquez Vázquez. El de casada es Vázquez de Tapia. Ahora, como mi esposo y yo hemos tenido tantos problemas por lo mismo de que a él lo corrieron de su trabajo, estamos en trámites de divorcio. ƑQué nombre escribo en mi cuestionario?
-Lógico: el de casada, porque todavía no obtiene el divorcio.
-Eso ya lo sé. Le pedí la aclaración porque no quiero que luego vaya a salirme con que no me tomó en cuenta porque dije mentiras.
Ese desplante de sinceridad estimula a otros a pedir la palabra. Olga sonríe magnánima y señala a un hombre de marrón, corbata con figuras de Walt Disney y cabello teñido. Al levantarse, adopta una postura marcial:
-Le habla su servidor Aníbal Castro, licenciado en comunicaciones y guía de turistas. Si se fija verá que el tercer bloque de preguntas hay una acerca de nuestra situación financiera -Aníbal toma el cuestionario y lee: "-ƑTiene cuentas bancarias y en qué instituciones? ƑLa tarjeta que maneja es de crédito o débito?" Con todo respeto, esto no viene al caso. Se supone que lo que a ustedes les interesa es nuestra preparación, experiencia, capacidad para desempeñar un trabajo.
En el salón se escuchan frases de apoyo. La coordinadora se cruza de brazos en espera de que se restablezca el silencio:
-Es lo fundamental, en eso estoy de acuerdo con usted; sin embargo, tomando en cuenta que en nuestras compañías los empleados manejan fondos y valores, es importante que sepamos bien a quiénes estamos contratando, qué tipo de compromisos financieros tienen.
-Todos aquí somos adultos y entendemos cuál es su objetivo. Sin embargo, quisiera hacerle dos preguntas: Ƒcree que si tuviéramos cuentas bancarias estaríamos aquí? Segundo: en este momento, Ƒconsidera que hay personas que no tengan deudas? Hasta los ricos deben, nada más que a ellos no se lo toman a mal.
Otra vez se escuchan comentarios y risas. Olga se impone al grupo empleando un tono firme:
-Quisiera decirles que este cuestionario no lo organicé yo, sino un grupo de expertos. Si ustedes no están de acuerdo, como es el caso del caballero, están en libertad de no responder o bien de retirarse -Olga vuelve a tomar su libro. Antes de que reinicie la lectura pide la palabra una muchacha de aspecto infantil:
-ƑQuieres que te aclare algo?
-Pues sí. ƑLe doy mi nombre? -ve asentir a la coordinadora-.
-Me llamo Nayeli Betzabé Olvera Gómez. Terminé mi curso de computación el año pasado, pero hasta el momento no he podido conseguir un empleo porque en todas partes me piden experiencia y casi no tengo.
-ƑCasi? -puntualiza la coordinadora.
-Pues sí, porque la única vez que trabajé fue llevándole la contabilidad a mi cuñado. El es dueño de una tintorería, pero con todo lo que está pasando, lo de la crisis y eso, me despidió sin liquidarme, sólo me dio la carta de recomendación que le entregué a usted.
-Sí, aquí la tengo -Olga toca el libro Vencer el miedo, conquistar el mundo, bajo el cual están los expedientes. -Me gustaría que me formularan preguntas concretas, porque si no vamos a pasar aquí toda la tarde. A ver Nayeli, Ƒcuáles son tus dudas?
La muchacha se balancea y se cubre la cara con las manos para ocultar la risa:
-Ay sí, como que ya me puse a echar rollo, pero es que luego uno de plano como que se hace bolas con tantas preguntas -respira hondo-. Licenciada, yo lo que quiero saber es si van tomar en cuenta mis cuatro meses de experiencia. Digo, Ƒcómo voy a tener más si no me dan ni una oportunidad? Y le echo ganas, pero no consigo nada porque siempre es lo mismo: "Estás joven, no sabes".
La coordinadora jadea, como si le faltara el aire:
-Acuérdate de una cosa: la experiencia, pequeña o grande, siempre cuenta a favor del solicitante.
-No es cierto -exclama una mujer bajita, de cabello crespo entrecano, atado en la nuca y ojos brillantísimos. -Se nos dice que lo más valioso es la experiencia, pero la realidad es que cuando la tenemos nos cierran todas las puertas. ƑPor qué, si la destreza se adquiere con los años? Pues porque nadie quiere a los viejos.
-Pues ora sí que ni a los jóvenes -murmura Nayeli.
-Las políticas laborales de hoy... Perdón, Ƒcuál es su nombre?
-Maestra Aureliana Ponce viuda de Manríquez, para servirle.
-Gracias. Le decía a usted que las políticas laborales...
-Sé cuáles son, no se moleste en explicármelas. Lo malo es que las diseñan personas que desconocen la realidad o ignoran lo que es necesitar un trabajo con desesperación, como yo. Si no lo consigo, Ƒde qué voy a vivir? ƑQué me queda? Mi pregunta es muy sencilla, contéstela.
Ante el silencio de la coordinadora, Aurelia se levanta y camina hacia la salida. Al llegar a la puerta murmura: -El suicidio será mi única salida. Y como usted nos dijo: "no lo tome como una amenaza, sólo considérelo como un dato que debe tener en cuenta".