Ť La operación, para ayudar a opositores del régimen talibán: Donald Rumsfeld
Lanzan 50 misiles Tomahawk en Afganistán durante la primera fase de Libertad Duradera
Ť Contra Kabul y Kandahar, la mayor ofensiva estadunidense y británica desde la Guerra del Golfo Ť Entre 600 mil dólares y un millón 200 mil oscila el costo de cada cohete
AFP, AP, REUTERS, DPA Y PL
Washington, 7 de octubre. Estados Unidos, con el apoyo de su aliado británico, utilizó una armada de 40 aviones y una flota de buques de guerra y submarinos, así como 50 misiles Tomahawk y bombas de 230 kilos, algunas teledirigidas, para atacar este domingo Afganistán, en lo que fue apenas el inicio de la primera fase de su operación Libertad Duradera, y que en parte será una operación "encubierta".
En una rueda de prensa ofrecida en el Pentágono dos horas después de iniciados los ataques nocturnos, el secretario estadunidense de Defensa, Ronald Rumsfeld, precisó que éstos fueron lanzados para ayudar a las fuerzas de oposición del régimen talibán, que controlan 10 por ciento de Afganistán, y que no significan en absoluto un ataque a la población afgana, a la que se le arrojaron paquetes con ayuda humanitaria.
Precisó que los ataques aéreos "apuntan a crear las condiciones para llevar adelante operaciones antiterroristas y de ayuda humanitaria a largo plazo. Para esto es necesario que suprimamos la amenaza planteada por las defensas antiaéreas y los aviones de los talibán, entre otros", agregó.
En los ataques se utilizaron aviones de combate B-2, que volaron desde Estados Unidos, bombarderos estratégicos B-1 y furtivos B-52, así bombas guiadas y misiles cruceros Tomahawk, lanzados desde el aire y embarcaciones, dijo Rumsfeld, mientras que el jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas estadunidenses, Richard Myers, precisó que "cerca de 15 aviones de combate de bases terrestres, unas 25 aeronaves de portaviones, barcos y submarinos estadunidenses y británicos lanzaron aproximadamente 50 misiles Tomahawk, alcanzando blancos terroristas en Afganistán".
"Estamos usando todas nuestras municiones convencionales, pero la mayoría son armas de precisión, aunque no exclusivamente", dijo Myers.
Funcionarios del Pentágono indicaron que los ataques durarán al menos varios días, antes de que las fuerzas estadunidenses y británicas pasen a otra fase de la campaña.
Según fuentes de esa dependencia, entre los objetivos que primero fueron bombardeados figuraron radares de largo alcance, baterías de cohetes antiaéreos, aeropuertos, aviones, puestos militares de mando, instalaciones de control y campamentos de entrenamiento de movimiento Al Qaeda de Osama Bin Laden, señalado como el responsable de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
A su vez, fuentes citadas por Reuters señalaron que esta ofensiva, la mayor de Estados Unidos desde la Guerra del Golfo en 1991, se dirigió contra puntos en Kabul y la sureña ciudad de Kandahar, principal reducto del gobierno de los talibán.
Una segunda ola de ataques mucho más intensa contra Kandahar tuvo como blanco la casa de líder talibán, mullah Mohammad Omar, informó por su lado la cadena CNN, que dijo que la residencia fue destruida.
Funcionarios del Pentágono citados por Ap indicaron que cazas de la Armada F/A-18 y F-14 también realizaron sus misiones tras despegar de portaviones, y que no fueron utilizados aviones procedentes de bases terrestres cercanas a Afganistán en esta primera fase.
Myers precisó a su vez que los B-2 de largo recorrido despegaron de Whiteman, pero tras arrojar sus bombas teledirigidas vía satélite continuaron hacia la isla de Diego García, una posesión británica en el Océano Indico. Sus tripulantes descansarán allí.
En la operación los B-52 arrojaron por lo menos una docena de bombas de 230 kilos en campos de entrenamiento de Al Qaeda en el este de Afganistán, según una fuente militar. Un piloto de una de esas aeronaves, que dijo llamarse Woodstock, aseguró que "todo funcionó porque nos entrenamos para esto, es lo que los estadunidenses esperan que seamos capaces de hacer".
Los barcos y submarinos británicos lanzaron un total de 50 cohetes crucero Tomahawk, cuyo costo oscila entre los 600 mil dólares y un millón 200 mil dólares la unidad, desde posiciones en el mar Arábigo, añadieron las fuentes del Pentágono.
"Nuestras fuerzas comenzaron la parte inicial de unas operaciones militares en la guerra contra el terrorismo", señaló Myers, quien asumió la jefatura de las fuerzas armadas hace poco más de una semana.
Rumsfeld señaló, por otro lado, que aviones de carga C-17 de la fuerza áerea estadunidense lanzaron 37 mil 500 paquetes humanitarios con raciones de alimentos y suministros médicos a miles de refugiados desplazados dentro de Afganistán, por un valor de 25 millones de dólares. "Esto representa sólo la primera parte" de la ayuda humanitaria por 320 millones de dólares anunciada recientemente por Bush.
Según informaban hoy medios de prensa estadunidenses, Washington acompañará su ofensiva militar contra el régimen talibán y la red terrorista instalada en Afganistán, con una amplia campaña propagandística. Esta incluiría el lanzamiento de panfletos y de radios a cuerda, que no requieren baterías, para permitir a la población afgana recibir noticias en su idioma del ejército estadunidense, que serán emitidas por un avión especial.
Rumsfeld, por otro lado, señaló que no había indicios de que ningún avión estadunidense haya sido impactado o perdido en los ataques, mientras otro funcionario aseguró a Reuters que las reiteradas versiones de los talibán sobre el derribo de un avión "eran falsas".
Explicó que el ataque militar en represalia a los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, que dejaron unos seis mil muertos, no fue preparado para hacer daño al pueblo afgano.
"Decir que estos ataques son, en cualquier forma, contra Afganistán o el pueblo afgano es totalmente incorrecto", dijo. "Aunque nuestro ataque de hoy se centró en los talibán y los terroristas extranjeros en Afganistán, nuestra meta sigue siendo más amplia. Nuestro objetivo es acabar con los que llevan a cabo el terrorismo y aquellos que los protegen y ayudan", insistió.
El jefe del Pentágono dio a entender que Washington podría proveer rápidamente de armas a grupos de la oposición en Afganistán, al señalar qu el ejército estadunidense comenzará a "desarrollar relaciones con grupos afganos que se oponen al gobierno talibán, y los terroristas extranjeros que éstos apoyan".
"Hay un número de elementos en Afganistán, el pueblo afgano ?en la Alianza del Norte, en las tribus del sur? incluso dentro de los talibán, que no favorecen al mullah Mohammed Omar, que no favorecen a Al Qaeda y que desearían que no estuvieran más en su país", destacó.
Libertad Duradera, explicó el secretario de Defensa, busca crear las condiciones para un esfuerzo sostenido que ayudará a esas fuerzas opositoras, y esto se hará "en una variedad de maneras diferentes".
Esas maneras incluyen la congelación de activos financieros de los terroristas y quienes le apoyen, la presión política y diplomática sobre el régimen talibán, las acciones encubiertas para mejorar la información sobre los blancos a atacar, y la acción militar propiamente dicha, puntualizó.
Afganistán, sin blancos "de valor"
En este sentido recordó que no hay blancos de "gran valor" en Afganistán, ya que ni los talibán ni las fuerzas de Bin Laden tienen ejércitos, fuerzas áereas o marinas, y por ello las armas financieras, diplomáticas y de inteligencia son esenciales en esta "así llamada guerra".
El régimen talibán "va a colapsar desde adentro, por la combinación de todos los recursos y todos los países", aseguró.
El apoyo a las fuerzas opositoras se desarrollará en acciones encubiertas y bajo el máximo secreto, por ello, "si alguien ve un misil crucero en la televisión en un momento y de pronto no ve nada, esto no significa que la presión y el abordaje ordenados por el presidente pierdan continuidad".
Cuando se le preguntó si Estados Unidos tenía previsto realizar operaciones especiales, o si había otro tipo de tropas en Afganistán, se limitó a responder: "No quiero hablar de cosas que están en proceso".
Según la edición de este domingo de The New York Times, relativamente pocas unidades de fuerzas especiales de Estados Unidos están en posición de atacar el corazón de Afganistán, a pesar de las afirmaciones oficiales de que la guerra contra el terrorismo podría llevarse a cabo principalmente "en las sombras".
Sólo "una escasa docena" de comandos de las fuerzas militares de operaciones especiales han sido desplegados hasta ahora en la región, de acuerdo con el periódico, que cita a un funcionario de Defensa.
Además unos 500 miembros de unidades de operaciones especiales serán incorporados entre los 23 mil efectivos estadunidenses que desarrolláran en Egipto ejercicios militares durante más de un mes a partir de la semana próxima, señaló el rotativo.
"Si tuviéramos un número significativo de militares estadunidenses en el territorio, ya se hubiera sabido", agregó el secretario de Defensa.
Unos 35 mil soldados estadunidenses, 350 aeronaves y grupos de combate de tres portaviones fueron desplegados en la región del Golfo Pérsico y en las cercanías de Afganistán, mientras Gran Bretaña envió buques de guerra y un portaviones, y ofreció 23 mil efectivos que participarán en maniobras en Omán.
Las fuerzas del régimen talibán
Los talibán dicen tener entre 40 mil y 60 mil soldados y 300 mil antiguos mujaidines, combatientes que participaron en la guerra contra la desaparecida Unión Soviética.
Por su lado, una fuente del Ministerio de Defensa de la ex república soviética de Uzbekistán, que tiene fronteras con Afganistán, dijo bajo anonimato que un "primer grupo de personal estadunidense llegó al país el sábado".
Luego de que iniciaran los bombardeos contra Afganistán, el presidente George W. Bush y el secretario de Estado, Colin Powell, realizaron una serie de llamados telefónicas a gobernantes de diversos países del mundo, incluido el presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, que abrió las bases militares de su país, así como al secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan.