LUNES Ť 8 Ť OCTUBRE Ť 2001

ASTILLERO

Ť Julio Hernández López

TODO EL DIA FUE un sufrir. Apenas empezábanse a colocar sobre la mesa doméstica de centro los mexicanísimos bastimentos para ver si Cuauhtémoc Blanco acababa vistiéndose de mujer (como lo había prometido en caso de que su equipo perdiera ante Costa Rica en las eliminatorias mundiales de futbol), cuando ya había comenzado la operación guerra infinita, y de ello daban puntual cuenta las grandes cadenas informativas electrónicas. Para acabarla de amolar, el tal Cuau quedó en embarazosa ambigüedad indumentaria, entre azul y buenas noches, debido a que los ratones verdes sólo empataron (aunque siguen con vida gracias a Trinidad y Tobago, que contra toda lógica le ganó a Honduras, próximo rival de México, frente al cual se decidirá, por fin, de qué tamaño será el negocio de venta de publicidad que harán las televisoras la próxima vez que el mundo se vuelva durante unas semanas un balón: si grande, con México participando, o minúsculo, en caso contrario).

OTROS MOTIVOS DE cuita se daban en tres estados donde los ciudadanos votaban para elegir presidentes municipales y diputados locales: Tamaulipas, del compadre Yarrington; Chiapas siempre al borde del incendio (ayer mismo, en una casilla de la Cañada Juan Sabines, de la comunidad Ojo de Agua, en el municipio de Chilón, fue muerta una persona mientras votaba), y Oaxaca, de Murat, contra Diódoro (con Roberto Madrazo de pescador a río revuelto). Elecciones pasadas por agua tibia, con mexicanos con un ojo al gato doméstico y otro al garabato internacional.

EN DOS DE ESAS entidades, Tamaulipas y Chiapas, los resultados electorales definirán los grados de gobernabilidad con los que los mandatarios transitarán los próximos tres años. Pablo Salazar vive una precariedad política preocupante, que ha ido disolviendo con rapidez la esperanza generada por su llegada al poder. Hasta ahora no ha podido doblegar a los grupos de interés del priísmo que le sabotean permanentemente, pero tampoco ha construido una base social de apoyo o un proyecto concitador de simpatías amplias: por el contrario, se ha encerrado en un grupo de tufo sectario y se mueve entre bandazos de oportunidad.

TOMAS YARRINGTON, por su parte, pretende sostenerse a base de las fórmulas del priísmo más tradicional. En las zonas urbanas más peleadas de la entidad (Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Tampico y Ciudad Madero) se habrá de ver si quien con orgullo se dice compadre del presidente estadunidense Bush le podrá servir sin problemas desde suelo mexicano o si acaso debería ir pensando en alistarse rumbo a Afganistán.

EN OAXACA, POR SU LADO, prosigue el añejo pleito entre José Murat y Diódoro Carrasco, representado éste en la elección municipal de la capital por Gabino Cué, quien fue su secretario particular en la gubernatura y luego, sin mérito alguno para ello, subsecretario de comunicación social de Gobernación. Cué ha renunciado al PRI y es postulado a la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca por Convergencia Democrática. Tal pleito local es, desde luego, una prolongación del enfrentamiento entre zedillistas y madracistas. De hecho, el ex gobernador de Tabasco tendrá más argumentos para hacerse de la presidencia nacional del PRI, en noviembre, si hay resultados notablemente victoriosos para el tricolor en la entidad controlada por su socio Murat. De ser así, Madrazo y Murat se presentarían como especialistas en hacer ganar al PRI en tiempos en que este partido anota muchas derrotas en su haber electoral (aparte de los conocidos resultados tabasqueños, meses atrás el PRI ganó en Oaxaca 23 de 24 distritos electorales locales).

A PESAR DE QUE HOY estará atento a un proceso electoral, no necesitará Jorge Castañeda de Ulises Ruiz (el senador oaxaqueño que preside el PRI estatal de su entidad y, al mismo tiempo, ha sido diligente operador electoral de Madrazo en comicios internos nacionales y en constitucionales en Oaxaca y Tabasco, desplegadas ahora sus artes de ilusionismo en Michoacán). Según los cálculos de Tlatelolco, están amarrados los votos suficientes para que México gane el asiento correspondiente a Latinoamérica y el Caribe en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas. La República Dominicana es el otro aspirante regional a esa silla de miembro no permanente.

EN CASO DE QUE se cumplan las aspiraciones y las profecías del mencionado canciller, México se habría sacado la rifa de un tigre justo en el momento en que esta fiera ha sido puesta en libertad y cuando ha comenzado a tirar zarpazos. Tradicionalmente, México se había conducido con un distanciamiento intencional respecto de esos cargos honorarios, para así quedar en condición de no comprometerse con los acuerdos que las circunstancias políticas de las potencias mundiales quisiesen obtener de ese consejo de seguridad. Hoy, conforme a la política foxista-castañedista de convertir a México en un actor principalísimo del escenario internacional, se ha buscado y se estaría en vías de conseguir ese asiento que obligará a México a correr más riesgos en el marco de la guerra recién iniciada (no hubiera estado mal que la cancillería hubiera recurrido al citado senador Ruiz para pedirle que, decorosamente, nos hiciera perder).

PERO NO ERAN ESOS los únicos sufrires del día. Angustiante también era saber cómo le iría al presidente Fox en su intento de conseguir por fin algún tipo de pacto con las principales fuerzas políticas del país. Dulce María Sauri había estado haciéndose la remolona, a diferencia de Amalia García, que rápido se declaró dispuesta a entrarle a la firma del Foxipacto. Por fortuna, el reloj marcó las cinco de la tarde y los dirigentes de los principales partidos, los presidentes de las directivas camarales, el Poder Judicial federal, los gobernadores, el gabinete y los medios vieron el notable espectáculo de la firma de un pacto que supuestamente habrá de regular la conducta del Presidente de la República. Lo preocupante, como podrá colegir cualquiera que haya estado medianamente atento al comportamiento zigzagueante, contradictorio y oportunamente olvidadizo del Presidente, será la manera como éste entenderá, o hará que entiende sus compromisos, y cómo los cumplirá. No era ese, el del pacto para hacerse pato, el único enigma del día: también se anunciaba que a las nueve de la noche habría de ser fijada la postura mexicana ante el inicio de la guerra desatada por lo pronto en Kabul (reuniones varias había habido en Los Pinos con tal motivo).

POR FORTUNA, ESTE tecleador tiene entre sus tesoros el diario carteo electrónico de sus legiones de lectores, de entre los cuales ha emergido hoy Otón Balmes Ríos, quien retransmite la información de la revista científica Nature, en la que se da cuenta del descubrimiento de un gen vinculado al desarrollo del lenguaje. Ese gen produce una proteína que afecta a otros genes involucrados en el desarrollo del habla y, en particular, "podría aclarar el origen de los defectos o trastornos en la capacidad lingüística de las personas". El susodicho gen ha sido bautizado como FOXP2.
 
 

TODO ESTO PASO EL día que comenzó la primera guerra del siglo 21.

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