Ť Unos 29 millones de hispanos perciben ingresos más bajos que blancos y negros
Los migrantes latinos, entre los más pobres de Estados Unidos, revela una investigación
Ť La brecha de la desigualdad es cada vez más grande, afirma la especialista Elaine Levine
ANGELICA ENCISO L.
Los migrantes latinos que aspiran al modo de vida estadunidense han visto frustrados sus deseos, aunque ganan entre ocho y diez veces más de lo que obtendrían en México y sus países de origen. Han pasado a ser, en las dos últimas décadas, los "nuevos pobres" en ese país.
Actualmente la mayoría de los hispanos -alrededor de 29 millones de personas- perciben ingresos más bajos que los blancos no hispanos y también inferiores a los que obtiene la población negra, cuya situación ha mejorado en las dos últimas décadas. "La situación de los hispanos frente a ellos, y respecto a la población total, ha empeorado", señala la especialista Elaine Levine, quien presentará mañana el libro Los nuevos pobres de Estados Unidos: los hispanos.
En entrevista puntualiza que a partir de la década de los ochenta se encontró que "empeoraba" la situación de los hispanos respecto a otros grupos de la población. "Los mexicanos van y mandan dólares de regreso, obviamente ganan entre ocho o diez veces más de lo que ganan aquí; aunque su nivel de vida es mejor del que tendrían si permanecieran en México, están entre los grupos menos aventajados de Estados Unidos".
Tienen ingresos que no les permiten estar por encima del nivel de pobreza de ese país, que se ubica en 16 mil 400 dólares para una familia de cuatro personas, cifra que dividida entre cuatro personas da 4 mil cien dólares, 60 por ciento superior al ingreso per cápita actual de México y más de lo que percibe alrededor de 80 por ciento de la población económicamente activa del país.
Esa población "mejora respecto a lo que tienen aquí, pero ocupa los peldaños más bajos de la sociedad a la que llega. Espera que sus hijos nacidos en ese país estén mejor. Se ha visto que con el paso de las generaciones, con el gran número de mexicanos y latinos que van a Estados Unidos, sus sitios permanecen en los niveles más bajos. Llegan a superar a sus padres en una pequeña medida", agrega la especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
La realidad del siglo XXI
Durante las tres cuartas partes del siglo pasado, precisa, las condiciones eran diferentes: los hijos de los migrantes hispanos lograron un ascenso socioeconómico, pero desde fines del siglo XX vimos cambios en el mercado de trabajo. "La diferencia entre las personas de bajos y altos ingresos se va agudizando, la brecha de desigualdad es cada vez más grande", indica.
Destaca las diferencias en la calidad de la educación, porque los hijos de los migrantes reciben una enseñanza diferente "y esto tiene que ver con los suburbios donde residen, ya que en Estados Unidos los impuestos locales inciden en los recursos que se destinan a la educación".
"No alcanzan el nivel que exige el nuevo mercado y las nuevas condiciones de trabajo en Estados Unidos. En los empleos más simples, en cadenas de comida rápida como Mac Donald's es necesario el manejo de la computadora y un cierto conocimiento del inglés, atributos que pocos hispanos reúnen. En la oferta de empleos hay diferenciación. Hay rubros como la confección, el trabajo doméstico, la preparación de alimentos y ciertas ramas de la producción donde los empleos son para latinos y los anglosajones no tienen interés en ellos".
La especialista indica que los hijos de la población que emigró en la década pasada tendrán mayores dificultades para rebasar el umbral de la pobreza, y además el grupo que menos porcentaje de población con estudios de nivel superior tiene en Estados Unidos son los mexicanos. Indica que en 1996 el 53 por ciento de los residentes mexicanos tenía menos de 12 años de escolaridad y tan sólo 6.5 por ciento alcanzaba estudios universitarios, lo cual contrasta con los cubanos, de los cuales 18 por ciento llega a la universidad.
Hay una mayor dificultad para que los migrantes puedan acceder al "sueño americano", y aunque mandan dinero a sus familias, allá son los más pobres, perciben salarios bajos y tienen trabajos que nadie más acepta. Parece que se configura un grupo de la minoría hispana, sobre todo de México, que va en condiciones más difíciles y se consolida una capa de la población con enormes desventajas frente a los demás. Los migrantes recientes, en comparación con los viejos, tienen grandes diferencias, asienta.
Suelen vivir hacinados en viviendas unifamiliares compartidas por varios grupos y esto repercute en la calidad de vida. "Esas familias sienten que allá no enfrentan las durezas del medio rural de México, donde no hay agua, gas o servicios", concluye.