LUNES Ť 8 Ť OCTUBRE Ť 2001

MEXICO S.A.

Ť Carlos Fernández-Vega

LA REPUBLICA ESTA REUNIDA, como dirían los clásicos.

Y POR PRIMERA VEZ en poco más de diez meses de ejercicio del genéricamente considerado "cambio", las distintas fuerzas políticas del gobierno federal y los partidos políticos con representación en el Congreso parecen haberse puesto de acuerdo. La agenda política, económica y social -no limitativa, según quedó claro- fue difundida ayer y los lineamientos generales quedaron plasmados en el Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional, que se firmó en Palacio Nacional.

UNA VEZ JERARQUIZADOS los temas y consensuadas las líneas de acción, queda claro el reconocimiento -así de tácito- de que las reformas fiscal, energética y de telecomunicaciones, entre otras, serán aprobadas prácticamente de inmediato. Las fuerzas políticas que suscriben el mencionado acuerdo no asistieron a Palacio Nacional a escuchar propuestas, sino a ratificar lo previamente acordado.

EN ESE SENTIDO, LUEGO de meses de negociaciones y conscientes de la cada vez más difícil, endeble situación por la que atraviesa el país, gobierno federal y partidos políticos se pusieron de acuerdo y las distintas fracciones parlamentarias representadas en el Congreso aceptaron obsequiar el ansiado sí a las reformas fiscal y energética, amén de otras del mismo calibre, en las que el inquilino de Los Pinos ha puesto todo el futuro de su administración.

 

SI EN EL CONSENSUADO documento se subraya que la "piedra de toque" del Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional es el Congreso de la Unión, habrá que esperar unos cuantos días para registrar la confirmación de esa instancia colegiada sobre la aprobación de la reforma fiscal. Quedaría pendiente conocer a detalle en qué consistió la negociación entre el gobierno federal y los partidos políticos y cuáles los cambios de forma y fondo practicados a la iniciativa que originalmente envió el presidente Fox a la Cámara de Diputados, en abril pasado.

LA FIRMA DE ESTE ACUERDO nacional oficializa, también, lo que todo mundo sabía pero prácticamente nadie se animaba a reconocer en público: la desaceleración económica, que no fue atendida con la seriedad y rapidez que ameritaba, ya forma parte del pasado inmediato, y ahora el país tiene que afrontar una recesión de pronóstico reservado, agudizada por el desequilibrio internacional derivado de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos.

RESULTA CLARO QUE EL gobierno foxista no es lo suficientemente sólido como para echar a andar, por sí solo, el "cambio", independientemente de la preocupante lentitud en su accionar. De ahí la necesidad, como todo indica que debió ser desde un principio, de convocar a las demás fuerzas políticas oficialmente reconocidas para poner manos a la obra. Ahora todas ellas están involucradas y nadie puede evadir su responsabilidad.

AYER, EL PRESIDENTE FOX tuvo dos reuniones prácticamente de manera paralela. La primera de ellas con el gabinete de seguridad nacional, para analizar los primeros ataques militares en contra de Afganistán y tomar las decisiones pertinentes. La segunda, en Palacio Nacional con los dirigentes y representantes de los ocho partidos políticos con registro, con la asistencia de los gobernadores y los representantes del Poder Judicial, con el fin de formalizar la agenda consensuada para el desarrollo del país.

LA AGENDA SOCIAL DETALLA 14 puntos a desarrollar, la política 15 (nueve en asuntos internos y seis en el ámbito internacional) y la económica cinco, con diversos incisos. En este último renglón establece acciones inmediatas para, entre otros aspectos, ampliar los programas de empleo temporal por lo que resta del año, ejecutar los programas gubernamentales con mayor impacto en la generación de fuentes de trabajo, reorientar el programa de becas de capacitación para los trabajadores con el fin de aminorar los efectos del desempleo, privilegiar la inversión pública para reactivar la economía, especialmente en construcción de vivienda, impulsar el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas por medio de las compras gubernamentales, garantizar el abasto a los sectores más desfavorecidos y preservar los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social para quienes han perdido sus empleos.

DE HECHO, EL PRESIDENTE Fox adelantó sus prioridades al clausurar, el pasado sábado en Monterrey, la reunión anual de la Concamin: "La agenda (nacional) está en marcha" y los dos renglones específicos de ella son, a juicio del inquilino de Los Pinos, las reformas hacendaria ("necesaria y fundamental... impostergable, ineludible") y del sector energético ("Pemex y la CFE están atrapados por el gobierno federal, que en aras de tener presupuesto suficiente las ha exprimido, las ha descapitalizado y se encuentran en una situación crítica y sin recursos para invertir").

EN DICHO ENCUENTRO con los industriales, el presidente Fox se tomó a pecho lo del "almirante que debe llevar a buen puerto al barco" (etcétera, etcétera), como fue calificado por su ex vocera. Al respecto, el chiquillo mayor contestó a sus críticos que no es posible pensar "que estamos en una alberca con todo bajo control, temperatura controlada, sin vientos ni aires, sin oleajes, sin tempestades y sin tormentas; hoy tenemos que prepararnos para estar en el océano abierto, donde efectivamente hay tempestades, hay vientos huracanados, hay turbulencias, hay oleajes; (para enfrentar todo esto) hay timón y hay timoneles; para eso hay líderes; para eso hay talento; para eso hay visión, y para eso hay planeación; nosotros tenemos que conducir, en ese mar abierto, un enorme buque, gigantesco, donde van 100 millones de mexicanos y mexicanas; un enorme buque donde van 22 millones de familias. Y ese buque tiene su timón. Pero el peso y la magnitud de ese buque no permite vueltas rápidas; los cambios de rumbo toman un poco para agarrar la dirección correcta, y les puedo asegurar que juntos, todos los mexicanos y las mexicanas estamos dando ese cambio de rumbo que está en marcha, es real, es efectivo... pero toma, ciertamente, su tiempo en dar el viraje". Eso dijo el almirante, en un país que, sin duda, tendrán que cambiar muchas cosas.

Las rebanadas del pastel:


LA DIFICIL SITUACION económica en México y Estados Unidos provocará menores ventas en lo que resta del año y un descenso en las pre ventas de 2002 para Televisa y TV Azteca, estimó Standard and Poor's. De acuerdo con un despacho de Notimex, el impacto podría atenuarse, dado que ambas televisoras tienen vencimientos de deuda moderados de corto plazo, lo que disminuye su riesgo de refinanciamiento. El próximo año, las dos principales televisoras se pelearán un mercado publicitario estimado en alrededor de 2 mil millones de dólares (sin considerar compras gubernamentales) del que 70 por ciento correspondería a la empresa que preside Emilio Azcárraga Jean.

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