Lunes en la Ciencia, 8 de octubre del 2001



 

Iniciada en México hace 50 años

La anticoncepción hormonal

Gregorio Pérez Palacios y Ana Elena Lemus

La síntesis de noretisterona, la primera progestina activa por vía oral, constituyó un enorme aporte científico mundial ya que con ello se dio inicio al desarrollo de la terapia anticonceptiva hormonal. Este importante logro de la química orgánica ocurrió en la ciudad de México el 15 de octubre de 1951 y fue obra de 3 distinguidos investigadores, los doctores Jorge Rosenkranz, Luis Ernesto Miramontes y Carl Djerassi. En esa época diversos grupos de investigación alrededor del mundo se encontraban a la búsqueda de una molécula esteroide con actividad progestacional que no se degradara en el organismo después de su administración y que pudiera ser utilizada como un agente farmacológico en la regulación de la fertilidad, ya que existía evidencia experimental de que la progesterona en grandes dosis era capaz de suprimir la ovulación. La norestiterona y otras progestinas sintéticas de la serie 19-nor (lo que señala la ausencia del metilo angular en el carbón 19 de la molécula) que fueron subsecuentemente sintetizadas cumplían con estos requerimientos. Fue entonces posible manufacturar formulaciones combinadas de noretisterona o noretinodrel con derivados esterificados del estradiol, particularmente etinil-estradiol ó 3-metil éter del etinil-estradiol (mestranol), dando origen a la denominada píldora anticonceptFeggo vinetaiva. El advenimiento de esta estrategia farmacológica permitió aplicar, a partir de la década de los 60, programas de planificación familiar con cobertura nacional en los países en vías de desarrollo para enfrentar el acelerado crecimiento poblacional, al tiempo que se contribuía a mejorar la salud reproductiva de las mujeres y su calidad de vida.

A partir de entonces se realizó una serie muy grande de estudios farmacológicos de las diversas preparaciones hormonales anticonceptivas orientadas a conocer sus mecanismos de acción y efectos que pudieran ser adversos o producir efectos colaterales indeseables con su administración, particularmente porque la población usuaria eran en general mujeres sanas, en edad reproductiva, que deseaban planear sus embarazos y ampliar los periodos intergenésicos (espacio temporal entre un embarazo y otro). Esto explica por qué los anticonceptivos hormonales representan el grupo de fármacos más exhaustivamente estudiados en la historia de la farmacología contemporánea. Los resultados de estas investigaciones, generalmente multicéntricas e internacionales, permitieron establecer que la administración de la combinación progestina más estrógeno, inhibían a nivel del hipotálamo, la secreción de las hormonas que regulan la función gonadrotrópica de la adenohipófisis, suprimiendo la liberación de la hormona foliculoestimulante y la hormona luteinizante, de tal manera que se inhibía la ovulación en el ovario. Estos hallazgos claramente demostraban que estas formulaciones eran esencialmente anovulatorias, es decir, que al actuar a nivel central (unidad hipotálamo-hipófisis) suprimen o inhiben la ovulación y previenen el embarazo no planeado. Adicionalmente, las progestinas sintéticas inducen efectos alternos como la modificación del transporte de los gametos masculinos (espermatozoides) en el tracto genital femenino y cambiando las características del moco en el cuello uterino, que también contribuyen a la expresión de su efecto anticonceptivo.

La investigación biomédica y clínica en esta área de las ciencias reproductivas, en la que los científicos mexicanos han continuado realizando aportes muy relevantes, lograron con el tiempo disminuir las dosis, tanto de la progestina como del estrógeno en las formulaciones anticonceptivas (minidosis; microdosis), lo que ha resultado en una disminución muy significativa de los efectos colaterales, sin disminución de su alta efectividad. Las formulaciones actuales son muy seguras, efectivas y aceptables. Otra contribución científica notable en este campo fue el concepto de que la administración continúa de una progrestina sola (sin estrógeno) a bajas dosis puede sin inhibir la ovulación, ser un método anticonceptivo efectivo. Este hallazgo del doctor Jorge Martínez Manautou y su grupo en México, dio origen al desarrollo de la "mini-pill" ó "mini-píldora", concepto que actualmente se usa ampliamente en los implantes subdérmicos anticonceptivos.

Las progestinas sintéticas se han utilizado además, en formulaciones anticonceptivas inyectables, dispositivos intrauterinos medicados y anillos vaginales, lo que ha incrementado su uso. El desarrollo de nuevas generaciones de progestinas sintéticas ha permitido el desarrollo de formulaciones anticonceptivas para grupos específicos de población, pero aún en nuestros días, la noretisterona continua siendo utilizada como hace 50 años.

Los autores son, respectivamente, titular de la Unidad de Investigación, Enseñanza y Comunicción en Salud Reproductiva de la Facultad de Medicina UNAM/ Hospital General de México e investigadora del Departamento de Biología de la Reproducción, UAM-I

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