VIERNES Ť 12 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Hay presiones para incluir a AL en la nueva guerra
Grupos armados de Colombia y Perú, en la mira del antiterrorismo
Ť El Departamento de Estado considera enemigos inmediatos a organizaciones que operan en el ámbito mundial, pero vigila a guerrillas en el hemisferio
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 11 de octubre. El gobierno de George W. Bush considera que organizaciones latinoamericanas y grupos árabes "terroristas" en América del Sur representan una amenaza a Estados Unidos.
En los últimos días, altos funcionarios y analistas privados han enfatizado acerca de la presencia de "grupos terroristas" en América Latina.
Al mismo tiempo, fuentes del Departamento de Estado insistieron a La Jornada que los ''grupos terroristas'' latinoamericanos en lugares como Colombia y Perú no son, por el momento, blancos de esta fase de la guerra, ya que el presidente Bush ha subrayado que el enemigo inmediato son sólo aquellos grupos que operan en el ámbito mundial.
Sin embargo, hay presiones dentro y fuera de este país que buscan integrar a los grupos armados de América Latina en la lista de enemigos en esta guerra. Al parecer, hay un debate en el gobierno estadunidense sobre si América Latina también quedará en la mira de la "nueva guerra".
"Hoy día, el grupo terrorista internacional más peligroso con base en este hemisferio es el de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)", afirmó ayer el embajador Francis X. Taylor, coordinador de la oficina contra terrorismo del Departamento de Estado.
Además de figurar en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, señaló, las FARC han asesinado a 13 estadunidenses y secuestrado a más de 100 desde 1980, y recientemente se han dado pruebas de una relación aparente entre esta agrupación, el ERI de Irlanda y posiblemente la ETA del País Vasco.
Taylor, en su declaración ante una audiencia del Subcomité para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes, señaló que también el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la paramilitar AUC de Colombia figuran entre organizaciones designadas como "terroristas" por el Departamento de Estado.
Asimismo, Taylor indicó que en la zona "trifronteriza" de Argentina, Brasil y Paraguay han existido durante mucho tiempo "organizaciones islámicas extremistas", incluyendo Hezbollah, Hamas y Al Jamaat, que participan en recaudación de fondos entre la comunidad islámica inmigrante en esa zona (y la Isla Margarita de Venezuela), así como en actividades criminales como falsificación de documentos, lavado de dinero, contrabando y tráfico de armas y de drogas. "El tamaño y carácter de estos grupos podrían señalar la existencia de células clandestinas de apoyo que podrían ser activadas para realizar ataques terroristas en cualquier lugar de la región", afirmó Taylor.
Hezbollah, apuntó, es sospechosa del bombazo contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en1994.
La frontera de Paraguay, Argentina y Brasil, foco rojo, según Washington
Según James Mack, subsecretario asistente de Estado para Narcóticos Internacionales, en Ciudad del Este, Paraguay, y en toda la zona fronteriza con Argentina y Brasil miembros de "grupos islámicos radicales" realizan todo tipo de actividades criminales. Señaló que entre estos está Said Hassan Ali Mohamed Mukhlis, sospechoso de ser miembro del Grupo Islámico Egipcio, posiblemente vinculado con Osama Bin Laden.
El grupo está relacionado con la muerte de 58 turistas en Luxor, Egipto, y Muhklis fue arrestado en 1999 por las autoridades uruguayas por sus posibles vínculos con complots para bombardear embajadas estadunidenses en Paraguay y Uruguay, informó Mack. Agregó que tres árabes, entre 13 detenidos recientemente en Paraguay por tener documentos falsos, fueron identificados por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) por supuestas complicidades con Hamas y el grupo libanés Al-Kaffir.
De acuerdo con información de la agencia privada de información estratégica, Stratfor Inc, agentes de la CIA y la FBI viajaron a Ecuador y Uruguay después del ataque del 11 de septiembre para investigar vínculos en esos lugares con la red de Bin Laden. De hecho, ayer el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, informó que uno de los 23 gobiernos que han detenido o arrestado a decenas de potenciales terroristas para interrogarlos tras los ataques en Nueva York y Washington está en América Latina, aunque se negó a identificar el país.
Mack y Boucher, entre otros, reiteraron durante el último mes que hay nuevos esfuerzos para fortalecer la cooperación con México y Canadá en el control de las fronteras y en el tránsito y las operaciones de grupos terroristas en América del Norte.
Taylor afirmó: "tenemos que mejorar la coordinación con nuestras contrapartes en México, así como con los de las naciones centroamericanas que actúan como puntos de tránsito... Sabemos, más que otra cosa, que no podemos detener al terrorismo solos. Sabemos que nuestra mejor esperanza de detener operativos de Al Qaeda y de otras organizaciones de terror de cruzar las fronteras terrestres a Estados Unidos es continuar la cooperación de inteligencia y de seguridad pública con Canadá, México y Estados centroamericanos".
El embajador de Estados Unidos ante la OEA, Roger Noriega, informó que la Comisión contra el Terrorismo de esa organización, presidida por Estados Unidos, se reunirá el lunes para "identificar medidas prácticas, urgentes, que los gobiernos de la región pueden tomar en la lucha contra el terrorismo, con un enfoque inicial para evaporar las fuentes de financiamiento, como instando por controles fronterizos más fuertes y seguridad de aeropuertos".
Esa comisión, añadió Noriega, convocará a los principales funcionarios de la región para desarrollar estrategias de largo plazo a fin de "negar a los terroristas la habilidad de operar en las Américas".
Las dos verdades de la región
Según el presidente del Subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara, Cass Ballenger, existen dos verdades en América Latina. "Si uno ha viajado a América Latina tan frecuentemente como yo, sabría que hay dos verdades básicas de la vida: narcotráfico y terrorismo", declaró en la audiencia sobre terrorismo en el hemisferio esta semana.
Narcotráfico y terrorismo, afirmó, comparten "una relación simbiótica, se nutren uno del otro...". Consideró que la Zona de Despeje de Colombia es un "refugio" para capacitar y hospedar a "terroristas" junto con narcotraficantes. Sostuvo que la presencia del ERI y las declaraciones contra Estados Unidos de Manuel Marulanda "generan verdaderas preguntas sobre el papel de las FARC en apoyo del terrorismo internacional".
Agregó: "no sabemos cuántas organizaciones terroristas están actualmente operando dentro de Despeje (sic), pero si la historia reciente es una guía, podemos estar seguros que el Despeje está repleto de terroristas".
Ballenger dijo no tener dudas de que fondos recaudados en la zona fronteriza de Brasil, Argentina y Paraguay entre la comunidad islámica inmigrante han llegado "a los bolsillos de Al Qaeda y Osama Bin Laden".
Señaló que "el terrorismo y el narcotráfico no pueden ser manejados como asuntos separados", por lo que "tenemos que reconocer que luchar en la guerra contra las drogas es igual a luchar la guerra contra el terrorismo". En ese tenor, afirmó que "cada vez que un estadunidense compra cocaína o heroína, está financiando directamente a los terroristas responsables de las muertes de más de 6 mil estadunidenses inocentes".
A pesar de los esfuerzos de Ballenger y otros del gobierno de incorporar a América Latina como objetivo de la guerra contra el "terrorismo", el gobierno de Bush no ha hecho referencia a la región como parte de su actual ofensiva militar. Más allá de reiterar la existencia de grupos terroristas en la región -lo cual ha hecho durante décadas, empezando con Cuba-, el gobierno de Bush se ha limitado a buscar el respaldo y la "cooperación" de la región en su lucha mundial contra la ''nueva guerra''. O sea, no ha colocado a la región en la mira de su actual campaña, la cual se dirige contra aquellas organizaciones terroristas que operan a nivel "global".
Sin embargo, resulta que América Latina, para algunos en su gobierno, es la cuna del terrorismo moderno. Según Taylor, coordinador de antiterrorismo del Departamento de Estado, "fechamos la llegada del terrorismo moderno desde 1968, cuando se empezaron a formar movimientos revolucionarios a través de las Américas. El año siguiente, en 1969, el primer secuestro terrorista de un embajador estadunidense tuvo lugar cuando el embajador Burke Elbrick fue tomado rehén en Brasil por miembros de dos grupos revolucionarios".
Los terroristas de América Latina, al parecer, incluyen a revolucionarios y narcotraficantes, y posiblemente a activistas árabes de la región. Aunque aún no están en la mira de esta actual ofensiva en sí, no hay pocos que desean, tanto en Washington como en otros gobiernos de la región, que estos "terroristas" sean vinculados con los Bin Laden del mundo.