SABADO Ť13 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Coloquio en Colima analiza diversos sistemas electorales

Los partidos suelen crear dualidad en comunidades indias: expertos

Ť En algunos casos fórmulas poco comunes funcionan bien

ALONSO URRUTIA ENVIADO

Colima, Col., 12 de octubre. La inserción de los partidos políticos en las comunidades indígenas para la elección de autoridades, si bien constituye "un puente hacia la legalidad de dicha representación, no siempre es generadora de legitimidad" ante las propias comunidades, sostuvieron los investigadores Víctor Franco Pellotier y Aline Hemond, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Al continuar los trabajos del coloquio Formas de Voto, Asambleas y Toma de Decisiones, organizado por el CIESAS, la Universidad de París y la Universidad de Colima, ambos especialistas presentaron un estudio sobre la coexistencia del sistema de democracia electoral y las formas tradicionales de elección de autoridades en comunidades indígenas, refiriendo casos donde la presencia de los partidos -en la lógica del sistema electoral- ha generado mayores conflictos internos, al inhibir la participación comunitaria de quienes son derrotados.

Por su parte, Cristina Velásquez, del Instituto Electoral de Oaxaca, sostuvo que en aquella entidad 432 municipios de los 570 eligen a sus autoridades mediante usos y costumbres, pero bajo muy diversas modalidades, a partir, entre otras variantes, de la conflictividad de algunas comunidades. Durante años, dijo, el PRI aprovechó estas prácticas como una forma de preservar el control político de las comunidades indígenas.

A su vez, el especialista Juan Pedro Viqueira sostuvo que en Chiapas la forma de elección entre las comunidades indígenas se da en el marco de una compleja diversidad en cada una de ellas a partir de pequeños sistemas de jerarquías. Citó el caso de San Andrés Larráinzar, una comunidad polarizada entre priístas y zapatistas que ha podido coexistir sin un conflicto grave a partir de una mezcla entre el sistema electoral constitucional y esquemas de elección de la propia comunidad.

Aline Hemond y Víctor Franco Pellotier sostuvieron que en Guerrero las disposiciones constitucionales prácticamente han generado un sistema electoral mixto, entre los esquemas legales y los usos y costumbres, que no siempre ha favorecido la convivencia en las comunidades, pues entre otros aspectos obliga a una negociación posterior a la elección para conformar las planillas para regidurías.

Al hablar de los amuzgos señalaron que la presencia de partidos ha acentuado en algunas regiones el conflicto de división de gobiernos o reconocimiento de autoridades paralelas. De igual forma, el hecho de que la ley establezca una elección trianual y la costumbre considere que esta renovación debe ser anual ha obligado a buscar fórmulas alternativas que permitan coexistir a ambas, lo que en algunas ocasiones se complica pues el "tiempo de conflicto poselectoral se conecta frecuentemente con el siguiente ciclo".

Cristina Velásquez habló de la gran diversidad de formas de elección mediante usos y costumbres que existen en Oaxaca "y que los políticos han asumido por respetuosos, utilitarios o conscientes de las implicaciones que tendría un cambio abrupto en los mecanismos electorales de los pueblos".

Durante años, el PRI lo asumió como una manera de mantener la cohesión social adherida al partido a fin de hacerle contrapeso a los partidos de oposición. En los últimos años "las anécdotas parecen referir la conflictividad por la incursión de los partidos, el divisionismo, el faccionalismo; la descomposición del tejido social basada en la obligatoriedad de cumplir los tequios y cooperaciones".

Destacó que la legislación de Oaxaca asume la elección por usos y costumbres definidas como normas de derecho consuetudinario. "Creo que reconocer jurídicamente la costumbre no representaba mayor peligro para el grupo gobernante cuando se daba en maridaje con el PRI".

En muchos casos existen restricciones al voto de mujeres, jóvenes solteros o avecindados. Hay comunidades donde se concerta el candidato tiempo antes de la elección; otras veces, los posibles aspirantes surgen de la lista de desempleados del pueblo.

Explicó que existen casos extremos en que se acude a fórmulas poco comunes, como en San Juan Numi, donde la polarización de dos grupos priístas motivó que se decidiera "que alguien de afuera venga a gobernarnos sin problema" y están a gusto con su administrador.