Ť Primera función cervantina de su coreografía a cargo de la Compañía de Sidney
La danza es el lenguaje idóneo para recrear el mito de Salomé: Murphy
Ť Se trata de una historia sobre el movimiento y el poder seductor del baile, señala el artista
Ť ''Quise hacer aflorar esa profunda sensualidad que logró para obtener el favor de Herodes''
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 12 de octubre. Para el coreógrafo australiano Graeme Murphy, ni la pintura, la escultura o la literatura poseen totalmente el poderío y la plenitud para reproducir el mito de Salomé, arquetipo de la mujer fatal, símbolo del deseo y de la autodestrucción del destino. En su opinión, la danza es el mejor lenguaje para recrearlo, ''porque se trata de una historia sobre el movimiento y el poder indiscutiblemente seductor del baile''.
Director de la Compañía de Danza de Sidney desde hace un cuarto de siglo, se asume como uno de los muchos creadores que han sido cautivados por las circunstancias que envolvieron a esa mujer, quien fue capaz de lograr la decapitación de Juan el Bautista como recompensa por bailar para Herodes. La lista, por mencionar a algunos, incluye a Tiziano, Rodin, Flaubert, Munch, y Richard Strauss.
Todos ellos fueron referentes para Murphy cuando decidió crear la coreografía Salomé -que presenta en el Cervantino-; sin embargo concede singular importancia a la visión de Oscar Wilde, porque logró resaltar los encantos y la belleza del personaje, además de convertirlo en emblema de una sociedad perversa.
Nombrado Tesoro Nacional Viviente de su país desde 1998, el coreógrafo se plantea en su obra reinvidicar a Salomé y no situarla sólo como un simple instrumento de su madre, Herodías, para cobrar venganza de Juan el Bautista por acusarla de incestuosa adúltera.
''Me propuse resaltar la seducción aplastante de su feminidad, sus continuas interrogantes internas sobre el amor, el sexo y el romance. Quise aflorar esa profunda sensualidad que logró para obtener el favor de Herodes'', explica.
''Traté de descubrir cómo se expresa y maneja. Eso me llevó al recurso de hacerla volar, a la danza aérea. Ella baila en el aire, arriba de la vulgaridad de la corte, y es esto lo que le da poder y le hace trascender el plano humano.''
Lejos de la acrobacia circense
El despliegue de fuerza física, elasticidad y precisión matemática de los bailarines en la obra es reforzado con un juego de luces poético sobre el escenario y con música en vivo escrita ex profeso por el sudafricano Michael Askill y basada en danzas y cánticos de Medio Oriente, que sitúan geográfica y cronológicamente la trama.
''Además de desarrollar sobre el escenario un estilo contemporáneo y atlético, el reto es construir personajes reales y no caricaturescos que lleven al público a penetrar en una historia fascinante'', subraya.
El hecho de que la bailarina vuele en el escenario o de que sean frecuentes ciertas evoluciones cercanas a la contorsión, no significa que Salomé sea una propuesta cercana a la acrobacia.
Aclara: ''Los movimientos y todos los recursos están lejos de ser circenses, porque nunca busqué el efectismo ni el asombro, sino que fuera una experiencia orgánica con un toque estético para motivar al espectador a sentir algo en el corazón''.
Murphy admite que el uso y despliegue de fuerza física es inmanente a la danza australiana, debido al culto en ese país por el desarrollo de la corporalidad. Empero, subraya los aportes que han asimilado de la danza rusa y el ballet clásico británico.
''Nos gustan esas raíces y las usamos en el escenario. Nuestra fuerza radica en lo físico; después viene lo emocional y al final lo intelectual'', rubrica el bailarín, quien se dice emocionado ante el éxito que logró anoche su obra en la primera de sus cuatro funciones cervantinas.