SABADO Ť 13 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Espectáculo de Rocío Becerril en la Casa del Lago

La mentira no tiene pies ofrece danza e imágenes con apoyo de la tecnología

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Las nuevas tecnologías son instrumentos para escribir, decir cosas y hablar de lo humano. Por complejas que sean tienen una razón estética muy ligada a la emoción, la poesía y el movimiento, pero sobre todo abren el camino a la experimentación en las artes en general y en la danza a nivel particular, dice la coreógrafa Rocío Becerril, quien a partir de hoy presenta el espectáculo de videodanza La mentira no tiene pies, en la Casa del Lago.

Esta puesta en escena, cuya versión final tomó cerca de dos años, entrelaza imagen, textos, danza y pintura para hablar de algunos aspectos de la mentira, tema en el que, a juicio de Becerril, ''no es posible profundizar'' porque abarca demasiados sentimientos: el amor, la crueldad, la benevolencia, el dolor. La mentira, agrega la coreógrafa, ''hace posible el arte, y Ernesto Sábato dice que 'algunas mentiras son verdades del alma'''.

En La mentira... el espectador ''se enfrenta a cinco personajes -tres hombres y dos mujeres? en permanente relación entre tríos y parejas o todos juntos, en coreografías muy cortas hilvanadas por una acción kinética y emocional, donde la mentira se representa a través de una nariz larguísima de madera. Se juega corporalmente a que unos mienten más y otros menos''.

Becerril, quien imparte el taller de video-danza en el Centro Nacional de las Artes, señala que uno de los objetivos de esta obra en la Casa del Lago es abrir una serie de danza permanente para este tipo de experimentos, pero subraya que no se trata de trabajos experimentales, ''sino profesionales que sí tienen un trabajo de exploración con las artes electrónicas, visuales o acústicas, y también con los experimentos en computadora, fotografía e imagen en general''.

Esta obra, cuyo proyecto obtuvo una beca del Fonca, contó con la producción de TV UNAM y se ha presentado en San Luis Potosí y en el Cenart con buena respuesta del público, porque ''les hablamos en un lenguaje cotidiano. El espectador está habituado a los puntos y las comas del lenguaje videográfico, lo entiende sin problemas.

''El uso de la imagen impone tamaños y espacios. Al hacer coreografía, un videoclip o un comercial, se deben conocer los requerimientos de lo visual. Tiene que ver con el tiempo, el espacio y la energía de los gestos: bailar en medium shot y bailar completita para el público es diferente'', explica.

La unión danza-imágenes no es nueva, agregó la también directora. ''La danza es una señora cuyo esposo es el cine y tiene a su amante, el video: más joven, impactante y masivo'', y en La mentira... el ejercicio de imagen y danza ''tiene más elaboración, hay muchos arriesgues y exploraciones... es una obra que amarra los dos lenguajes.''

En La mentira... participa la compañía R+R Danza que se presenta en el Foro XXI de la Casa del Lago, los sábados de octubre y noviembre a las 20 horas.