LUNES Ť 15 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť En peligro de muerte siete millones de personas

Tragedia similar a Ruanda amenaza a Afganistán, advierte Mary Robinson

AFP Y DPA

Una nueva tragedia se cierne sobre Afganistán, sólo "comparable a la de Ruanda", donde la falta de acciones de Occidente se saldó en 1994 con la muerte de cientos de miles de personas, advirtió hoy la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la irlandesa Mary Robinson.

Aseveró que "hasta siete millones de personas están en peligro" en Afganistán ante la hambruna y el inminente invierno, y señaló que hay que evitar que la población civil afgana se convierta en víctima de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

En declaraciones desde Ginebra a la BBC de Londres, la comisionada se manifestó nuevamente en favor de "una pausa" en los bombardeos sobre el país centroasiático, para permitir la entrada a su territorio de la ayuda alimentaria, ante la proximidad del invierno.

En el caso del país africano, entre 500 mil y 800 mil tutsis y hutus moderados fueron exterminados durante el genocidio de 1994, pues en el momento más crítico de las masacres el contingente de cuatro mil soldados de paz enviado a Ruanda en el marco de una misión de la ONU fue reducido a sólo 270 efectivos.

Pero muchos de los afganos no sólo huyen hacia las fronteras vecinas por las malas condiciones en que viven y los bombardeos desatados por Estados Unidos, sino que numerosos hombres también lo hacen para evitar ser reclutados por la milicia talibán.

Entre estos últimos figura Gholam Reza Haydari, de 19 años, quien logró refugiarse en Irán. Recordó que escapó luego de que varios de sus amigos fueron forzados a sumarse al talibán, que se prepara para enfrentar una inminente entrada terrestre de tropas especiales de los aliados occidentales. "Aquí al menos hay paz", señaló.

Pero en los últimos días son pocos los afganos que logran cruzar las fronteras hacia Pakistán o Irán, por ejemplo, ya que esos países cerraron su línea divisoria ante una creciente afluencia de refugiados que recibieron antes del inicio de los bombardeos.

Pero quienes no pueden escapar, principalmente por falta de dinero para pagar a los pasadores o traficantes de drogas que conocen las rutas, sufren en carne propia el terror de los bombardeos. Entre los habitantes de Kabul, el mecánico Mohammad Nabi, de 41 años, cuenta: "Sólo el hecho de que mujeres y niños griten en plena noche es ya terrible".

Los taxistas recorren en vano las calles desiertas en busca de clientes, pero "nadie suficientemente rico para tomar un taxi se ha quedado en Kabul", señala Mushtaba, uno de los hombres al volante.

"Sólo la gente que va a pie o bicicleta, por falta de dinero, se ha quedado en la ciudad, ya que todos se habrán ido o estarán muertos".