LUNES Ť 15 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť La zona sufrió un sensible decrecimiento durante la década pasada
Los socios del Plan Puebla-Panamá
BLANCHE PETRICH
La década de los noventa para Centroamérica fue de acelerado decrecimiento. Nicaragua, que para 1990 -después de una década de conflicto armado- ocupaba el lugar número 60 a escala mundial en el Indice de Desarrollo Humano, descendió en los siguientes siete años de economía de mercado a la posición 127, incluso por debajo de Honduras, que en 1990 ocupaba el lugar 80 y bajó hasta el 116. Guatemala también registró un descenso brutal, del lugar 76 al 117.
En toda la segunda mitad del siglo xx, Guatemala, con el PIB más alto de la región -actualmente primera escala del Plan Puebla-Panamá, el megaproyecto de los foxistas- registra las tendencias más bajas de desarrollo humano en Centroamérica. Ejemplos recientes:
Tasa de mortandad infantil en 1998 (por cada 100 mil niños vivos): 41 en Guatemala; 39 en Nicaragua; 33 en Honduras; 30 en El Salvador, y 14 en Costa Rica.
Tasa de mortandad materna: Honduras, 220 mujeres por cada mil partos; Guatemala, 190; Nicaragua, 150, El Salvador, 120, y Costa Rica, 29.
Analfabetismo (mujeres, mayores de 15 años): 40 por ciento en Guatemala; 31 por ciento en Nicaragua; 27 en Honduras; 25 por ciento en El Salvador, y 15 por ciento en Costa Rica.
Guatemala figura junto con Brasil y Sudáfrica entre los tres campeones de la peor distribución de la riqueza en el mundo. La distancia entre el 20 por ciento más rico y el 20 por ciento más pobre en Guatemala es de 30 veces. Le siguen Honduras y Nicaragua con 17 tantos.
Entre 1996 y 1997 Guatemala invirtió 16 dólares por persona en servicios de salud; Honduras no tiene datos disponibles; Nicaragua invirtió 20 dólares; El Salvador, 54, y Costa Rica 193.
Población rural con acceso a servicios de salud entre 1985 y 1995: Guatemala, 25 por ciento; El Salvador, 40 por ciento; Honduras, 56 por ciento; Nicaragua, 60 por ciento, y Costa Rica, 63 por ciento.
Población general con acceso a servicios de salud: Guatemala y El Salvador, 60 por ciento; Honduras, 62 por ciento; Nicaragua, 83 por ciento, y Costa Rica 97 por ciento.
En cuanto a gasto social, Guatemala dedicó 4.2 por ciento de su PIB en el periodo 1996-1997; Honduras, 7.2 por ciento; El Salvador 7.7 por ciento; Nicaragua, 10.7 por ciento, y Costa Rica, 20.8.
Niños de un año vacunados con la triple: Guatemala, 73 por ciento; Nicaragua, 78 por ciento; el resto de los países, entre 90 y 100 por ciento.
El retraso en talla edad en niños menores de cinco años en Guatemala fue de 60 por ciento; Honduras, 39 por ciento; Nicaragua, 29 por ciento; El Salvador 25 por ciento, y Costa Rica, 7 por ciento.
Sobreavisos ignorados
En los años noventa despegó en Centroamérica un modelo de desarrollo agropecuario que privilegió de manera agresiva la exportación de productos no tradicionales. Los productos de autoconsumo fueron sacrificados. Con ello, señala el INCAP, se "modificó sustancialmente" la seguridad alimentaria y nutricional de la región. Sólo Belice y Costa Rica cuentan a la fecha con disponibilidad alimentaria suficiente. En Panamá y El Salvador ha habido tendencia a la seguridad energética. No así en Nicaragua, Honduras y Guatemala, donde INCAP advirtió desde principios de año que la situación era más grave.
Entre 1990 y 1995, en Costa Rica había un déficit de producción de frijol de 40 por ciento. En Guatemala y Honduras el déficit alcanzaba 60 por ciento.
Entre 1990 y 1998 Guatemala registró la caída más dramática en producción de cereales en la zona: 40 por ciento. Este suele ser el indicador clave que establece la disponibilidad nacional de alimentos.
De 1994 a 1995, la pérdida del poder adquisitivo general y alimentario de los salarios mínimos fue, en Nicaragua, de 99 por ciento (en relación a 1974-1989), de 66 por ciento en El Salvador (1980-1990), de 50 por ciento en Guatemala.
Información del Instituto de Nutrición para Centroamérica y Panamá, CEPAL, el PNUD, el Banco Mundial y la UNICEF.