LUNES Ť 15 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Este tipo de agresiones se da en la misma proporción en la relación de pareja

Una de cada tres mujeres sufre alguna forma de violencia sexual en su vida, revela encuesta

Ť Investigadoras del INP señalan que existe una cifra negra sobre este fenómeno social

SUSANA GONZALEZ G.

Una encuesta aplicada a 345 usuarias de un centro de salud pública del Distrito Federal, casadas y de 17 a 65 años de edad, reveló que casi la quinta parte han sufrido algún tipo de abuso sexual durante su vida y que un porcentaje similar reportó padecer estas agresiones en su relación de pareja.

Además, 11 por ciento de las entrevistadas aseguró haber sido violada -la mitad antes de los 18 años- y los agresores han sido por igual padres, tíos, hermanos o cualquier otro pariente de la víctima, que hombres totalmente desconocidos. Sin embargo, sólo 16 por ciento de las mujeres violadas hicieron una denuncia legal, "es decir, poco menos de dos por cada diez casos".

La investigación denominada Violencia sexual y problemas asociados en una muestra de usuarias de un centro de salud, a cargo de las sicólogas Luciana Ramos Lira, María Teresa Saltijeral Méndez y Miguel Angel Caballero Gutiérrez, entre otros profesionales de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales del Instituto Nacional de Psiquiatría, fue realizada en 1998 con financiamiento del Conacyt, pero sus resultados se difundieron apenas hace unos meses a través del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

En general los resultados del sondeo resaltan que "una de cada tres mujeres entrevistadas había sufrido alguna forma de violencia sexual en su vida", y por si fuera poco, se encontró, con datos estadísticos significativos, una relación de la violación con la depresión y el uso de drogas entre este tipo de víctimas, así como la ideación y el intento suicida, superior al de otros grupos que no han padecido este tipo de delito.

Así, 11 por ciento de las entrevistadas, que reconocieron haber sido agredidas sexualmente, intentaron quitarse la vida y el porcentaje de quienes consumen alcohol, drogas, como cocaína y marihuana y sicofármacos -quizá como una manera "para anestesiar el malestar" causado por la violación o abuso sexual sufrido-, casi triplica al número de mujeres que no han sufrido ningún tipo de violencia sexual.

Datos no reportados de violencia sexual

Los especialistas hacen hincapié en que aun cuando la violencia sexual es un problema mundial, no hay datos suficientes sobre la incidencia y prevalencia, siendo casi inexistentes en el caso de América Latina.

Insisten en que existe una cifra negra sobre el fenómeno, toda vez que es un abuso basado en el género, porque es perpetrada por un varón contra la mujer, quien a menudo no reconoce ni mucho menos denuncia la violencia en su contra, porque "el contexto sociocultural normatiza, minimiza, tolera o promueve estos actos".

No obstante, apuntan que los escasos estudios hechos al respecto en México indican que "entre 2.8 y 5 por ciento de mujeres ha sido violada una vez en la vida", en contraste con una Encuesta Internacional de Víctimas de Delitos, mediante la cual se detectó que en Argentina, Brasil y Costa Rica el índice se ubicaba entre 7 y 15 por ciento de las mujeres entrevistadas.

Con todo, hay coincidencias con estos países y el nuestro, como el hecho de que 70 por ciento de los casos los responsables son familiares inmediatos y ocurren en casa de la víctima, con lo que se infiere que "esta privacidad ha favorecido el encubrimiento y la impunidad" del delito perpetrado "por varones que tienen una relación cercana con las mujeres: amorosa, familiar, de amistad y de trabajo".

Pero la violencia sexual también se comete en espacios públicos por desconocidos, lo que hace subrayar a los autores el origen "estructural y social" del fenómeno, ya que "parece no dejar espacio alguno de seguridad".

El silencio impera en la mayoría de los casos, pero en el caso de las víctimas que se atrevieron a contar lo que les ocurrió, la mitad acudió a sus parientes cercanos y la tercera parte a un médico, por lo que los autores manifiestan que "el contexto del sistema de salud es privilegiado para detectar las violencia contra las mujeres y menores, por lo que se hace necesario desarrollar programas de sensibilización y capacitación para este personal".

Violación y tocamientos

La encuesta, realizada en un centro de salud del sur de la ciudad de México (no se especifica cuál), fue aplicada a mujeres de 18 a 65 años, las que manifestaron vivir en pareja durante el último año. En promedio la edad de las entrevistadas fue de 31.8 años y 65 por ciento eran amas de casa, a pesar de que casi dos de cada tres tuvieron estudios de nivel medio y medio superior.

Prudentes en sus conclusiones, los investigadores afirman que si bien el trabajo fue realizado en una muestra amplia de mujeres, "no podemos decir que es representativa de las usuarias de este servicio", pero indican que es una investigación exploratoria para abordar un problema silenciado socialmente.

Los resultados de la encuesta precisan que 11 por ciento de las mujeres que fueron violadas, la mitad de las víctimas tenía menos de 19 años de edad y en 53 por ciento de los casos estas agresiones ocurrieron más de una vez. Los agresores fueron parientes en 27 por ciento de los casos, y otro porcentaje similar se refiere a desconocidos; 18 por ciento conocidos y en 14 por ciento fue el novio.

Otro 19 por ciento de las mujeres entrevistadas admitió haber sido objeto de tocamientos sexuales en contra de su voluntad, la mayoría cuando tenían entre 11 y 12 años de edad, y los responsables fueron familiares en 39 por ciento de los casos y en 41 por ciento por parte de conocidos.

Existe también un 5 por ciento de mujeres que reveló haber sido obligada a tocar los órganos sexuales de otras personas y aquí la edad promedio baja drásticamente, pues la mitad de los casos ocurrieron cuando las víctimas tenían siete años o menos, y nuevamente los parientes son los principales responsables en 43 por ciento.

En cuanto a la violencia sexual con la pareja, una de cada cinco mujeres reportó que habían sido obligadas por su marido a tener relaciones sexuales sin que ellas lo desearan, e incluso 47 por ciento fueron forzadas.

Independientemente de los efectos físicos que pueden derivar en la incapacidad y la muerte de mujeres en edad productiva, la violencia contra las mujeres también produce efectos en su salud mental, aunque consideran que este aspecto tampoco ha sido muy estudiado, pero indican que cuando el agresor es un familiar o conocido y la violación ocurre en edades tempranas, aumentan problemas como la fuga del hogar, el fracaso escolar, la drogadicción, la insatisfacción sexual, la desconfianza, los embarazos no deseados, entre otros, además de la ya mencionada tendencia suicida y consumo de drogas y alcohol.