Ť Es mejor controlar la venta de alcohol y cerveza en ese lugar, explica Osorio
La fiesta callejera del Cervantino se extenderá al espacio La Yerbabuena
Ť Se trata de campos de futbol a unos kilómetros de Guanajuato, donde se efectuarán conciertos de rock, tecno, pop y tropical Ť La policía municipal aumentará su tolerancia
FABRIZIO LEON DIEZ ENVIADO
Guanajuato, Gto., 14 de octubre. Este año el Festival Internacional Cervantino (FIC) instaló un espacio para conciertos masivos localizado a pocos kilómetros de la ciudad, al que se bautizó como La Yerbabuena, sitio que, se prevé, reunirá a los miles de jóvenes que como marabunta llenan de sonrisas, sensualidad y bravura las calles principales.
Agrupaciones de rock, pop, tecno y guaracha coincidirán en las fiestas nocturnas programadas los próximos dos fines de semana en esos campos de futbol convertidos ahora en escenario y opción de entretenimiento. "A esta ciudad llegan decenas de miles de jóvenes que no tienen nada que hacer y nosotros aspiramos a que tengan un espectáculo de calidad", declaró Ramiro Osorio, director del FIC.
No hay que apostarle a que las cosas salgan mal, dijo. "El peor escenario de La Yerbabuena es mejor que el que ocurre en las calles de Guanajuato. Es mejor controlar la venta de alcohol y cerveza en el lugar de los hechos, que tratar de controlar la bebida que de todos modos se consume afuera y que muchas veces está adulterada."
Los organizadores prometen que habrá transporte de La Yerbabuena al centro de la ciudad las 24 horas, así como establecimientos de comida. También se venderán cerveza, agua, refresco y tequila.
La seguridad interna del concierto estará a cargo del grupo Lobos y la policía municipal, la cual está ya advertida de subir su nivel de tolerancia, recomendación que lo mismo se hace a los jóvenes para que no se "pasen de lanza", dice Porfirio Argumedo, vigilante de los campos de futbol acondicionados.
También se podrá acampar alrededor del concierto, por lo que se pide a los asistentes tomar desde temprano su lugar. Al observar que sólo se han instalado 10 baños portátiles a un lado del foro, los jóvenes entrevistados dicen: "son repoquitos".
La venta de tequila ha causado cierta polémica a partir de declaraciones en contra de regidores, diputados y funcionarios de gobierno, así como de empresarios. Lo cierto es que la celebración del Festival Internacional Cervantino interrumpe la rutina conservadora y estudiantil de la ciudad de Guanajuato y se convierte en una fiesta en la que miles de jóvenes sólo van a caminar por las calles para verse a sí, bailar en las pocas discos, beber en los económicos bares y muy esporádicamente entrar a algunos de los espectáculos culturales.
Trasladarse de una función a otra es difícil. El transporte es lento, y los bares y restaurantes en las principales plazas están abarrotados, sobre todo en la noche, mientras los miles de jóvenes suben y bajan las empinadas calles gastando energía hasta el amanecer -los menos-, pero nunca antes de las tres de la mañana.
Don Pablo, dueño de la famosa peluquería Los Gallos, opina que "a esos cabroncitos únicamente les interesa echar desmadre", oportunidad que tendrán en los conciertos de la Yerbabuena
El primer fin de semana (19 de octubre) este lugar alternativo alojará un raro gran rave para que se divierta la banda del bajío, integrada por miles de adolescentes leoneses, celayenses, irapuatanses y del meritito Silao, que seguramente nunca habrán oído a los mejores exponentes de la música electrónica mexicana o a sus ídolos en vivo, o pocas veces juntos, cuando canten, entre otros, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Panteón Rococó, Los Aterciopelados, Los de Abajo, Enrique Bunbury, Estopa y una banda de Croacia llamada Legen.
No faltarán desde el Distrito Federal unos cientos de chilangos o los procedentes de Querétaro, y dos o tres gabachos y europeos que de por sí se instalan en todos los cervantinos y que este pasado fin de semana ya le tomaban el pulso a la fiesta de octubre que durará hasta el 28.
Fue el caso de un trío de preparatorianos de Querétaro que fueron a visitar el campo de La Yerbabuena al medio día del sábado pasado para checar cómo iba a estar la onda. Mario Alberto, Edgardo y Roberto dicen que lo chido es estar allá, refiriéndose a la ciudad, y que además ya es "costumbre".