Ť El texto de reciente aparición abarca de 1945 a 1969; incluye reflexiones sobre la época
El Diario de Mircea Eliade completa la obra académica del investigador de las religiones
MONICA MATEOS-VEGA
De Mircea Eliade (1907-1986), uno de los más reconocidos estudiosos de las religiones del siglo XX, cuyas obras acerca de la historia del pensamiento mítico y místico son punto de referencia, se presenta ahora su Diario, escrito entre 1945 y 1969.
Publicado en español por la editorial Kairós -traducción de Joaquín Garrigós-, el texto constituye un documento rico en información y reflexiones que complementan la obra académica del investigador.
El 6 de noviembre de 1959 Eliade apuntó: "La semana pasada, a los estudiantes de Fireside que me preguntaron por la bomba atómica les contesté que un cristiano no tendría por qué temerle demasiado a la bomba. Para él, el fin del mundo tendría un sentido. Sería el juicio final. Tampoco un hindú tendría que preocuparse: Kali-Yuga terminará por una regresión al caos; después de ello, surgirá un mundo nuevo... Sólo los marxistas tienen motivos para estar aterrados por la posibilidad de un final atómico, ya que para ellos el paraíso se encuentra en el futuro. El paraíso no ha existido nunca en la tierra. Lo que le corresponde, aproximadamente, es la sociedad de mañana, sin clases. Un marxista acepta (y asume) las innumerables hecatombes sólo porque el futuro será paradisiaco.
"Toda la historia y todo el sufrimiento de la humanidad no tendrían ningún sentido si el mundo tuviese que desaparecer antes de haber conocido el eschaton comunista."
Además de incluir anécdotas y detalles de vida cotidiana, en su Diario Eliade también plasma las situaciones y los pensamientos que se generaron a partir de su amistad con intelectuales y artistas como Emile Michel Cioran ("no comprende mi interés por el 'aspecto objetivo' de las religiones. A él sólo le interesan las modalidades personales y existenciales de los distintos santos y místicos y Boddhisattva"), Georges Bataille ("interesantes las observaciones de Bataille sobre la ansiedad que precede a la 'orgía', la última resistencia del 'ser' contra la 'nada' que viene a continuación"), Eugen Ionesco ("me dice que durante estos años lleva escritas varios cientos de páginas de diario, pero duda si le interesarán a alguien"), Carl Jung ("al parecer, Jung confesó que después de ese sueño ya no tenía ninguna duda acerca de la inmortalidad del alma"), Henri Michaux, Ernst Jünger y Jorge Luis Borges, entre otros.
Garrigós comenta en la introducción que cuando se tradujo al francés el Diario de Mircea Eliade, "el traductor Luc Badesco destruyó una gran cantidad de folios con el texto original rumano que abarcaban la casi totalidad de la década de los sesenta. El propio Eliade consideraba imposible recuperar los originales y, a partir de entonces, quedaba el francés como única fuente.
"Recientemente, el investigador rumano Cristian Badilita encontró en París entre unos papeles de Mircea Eliade destinados a la incineradora 150 páginas del texto original a máquina y con correcciones de puño y letra de Eliade, que comprendían las anotaciones hechas entre 1959 y 1962. Enterados de tal hallazgo con la traducción española ya lista y a punto de ingresar a imprenta, inmediatamente entramos en contacto con el señor Badilita y con la editorial Humanitas de Bucarest, depositaria de los textos, quienes muy amablemente y con todo desinterés los pusieron a nuestra disposición".
Eliade afirmó en su diario que cuanto más conocía la historia de las religiones, más se convencía de que el hombre no está hecho para la religión "(en el sentido pleno y noble del término).
Las sociedades más 'primitivas', por ejemplo los australianos, los fueguinos y los pigmeos, conocieron un ser supremo todopoderoso, creador, 'elevado'. Pero en ninguna parte esta creencia ha dado frutos ni ha transformado al hombre. Al contrario, la creencia en un ser supremo se halla en todas partes en decadencia (cuando no está completamente olvidada), y en el lugar de honor aparecen formas inferiores de experiencias religiosas, totemismo, manismo, animismo... El hombre 'primitivo', al igual que el civilizado , tiene querencia a las fuerzas demoniacas, orgiásticas, a las figuras divinas espectaculares, de un patetismo extravagante. Sólo se acuerda de Dios cuando se convence de que ninguna de estas fuerzas sacras le pueden ayudar. Por consiguiente, también en los mundos arcaicos se llega a Dios por la desesperación. Podría compararse la desesperación de Kierkegaard y su refugio en el Dios absoluto de Abraham con la desesperación del africano que, después de haber llamado a todas las puertas de los sagrado, se dirige al ser supremo (apenas recordado antes) como última salvación.''
Algunos de los títulos de Mircea Eliade publicados por Kairós son: Mitos, sueños y misterios, en el que afirma que el hombre occidental ya no es el amo del mundo pues frente a él se encuentran, no ya "indígenas", sino interlocutores; Mefistófeles y el andrógino, un ensayo sobre las teofanías indias, tibetanas, judías e iraníes, entre otras; Mito y realidad, en donde argumenta que el mito es una realidad, no sólo una imagen del pasado, sino un instrumento que el ser humano utiliza continuamente para percibir lo sagrado; y Nacimiento y renacimiento, un estudio de los ritos de paso, pruebas iniciáticas y sacramentos de las grandes sociedades del mundo, desde olvidadas tribus africanas hasta civilizaciones de Occidente, China o la India.