LUNES Ť 15 Ť OCTUBRE Ť 2001

JAZZ

Jazz al desnudo VII Iraida Noriega

Ť Antonio Malacara

DESPUES DE UN blues ortodoxo y "exacto" que sirvió para abrir boca en el mágico banquete que nos tenían reservado, Iraida Noriega empieza a vocalizar un ritual de jadeos africanos que nos introduce a Efecto mariposa, una canción de vuelos galopantes (doble sic) que da título al primer disco solista de esta bella mujer. Cantando e improvisando, presenta a sus músicos: Enrique Nery (piano), Aarón Cruz (bajo) y Tony Cárdenas (batería); canta la crisis mundial que atravesamos, "porque la música eleva ese mensaje de paz hoy, mañana y siempre".

iriadaLA VOZ DE la Iriarte es de una enorme belleza, de amplios y desenfadados registros; igual juega que reflexiona con una expresividad tal que no sólo te conmueve a ti y a los cientos de asistentes que la observan en busca de amparo; su voz sale de la sala y alcanza confines aún negados para nosotros, como se evidencia en Alas de mar, en la que, una vez despojada de la piel y sin sentimentalismos de bisutería, canta: "Hoy que no estás, déjame llorar". Los músicos inician una serie de improvisaciones que se sostienen en medio de la suavidad del momento.

UN TEMA ANTES había presentado a su primera invitada de la noche, María, su mejor amiga, con quien "hace tiempo dijimos, qué onda, vamos a hacer una rola para conquistar hombres y, con botella en mano, hicimos Ven a mí". Nery blusea con sorprendentes atonales en el piano. El segundo invitado es el texano Joe D'Etienne, en un swing que se metamorfosea con las extrañas y precisas construcciones de Aarón Cruz en el bajo eléctrico y los posteriores tratamientos del maestro Nery. La batería de Tony Cárdenas mantiene la obra en pie, con prudencia, aunque de buenas a primeras la tunde con golpes de gran frescura que anuncian el final de la pieza. El solo de trompeta de Joe mantiene la calculada frialdad que tanto ha gustado por estas tierras desde que se presentara al lado de Roberto Aymes.

LLEGA EL TERCER invitado, el veracruzano Ray David Alexandre, que se desempeña a la altura en "un bolerón de amor" de Osvaldo Farrés, Tres palabras, en el que la vocalista nos enseña cómo atacar un bolero sin riesgos de fregar la glucosa del vecino. Tony vuelve a hacer brincar gratamente la pieza con aislados baquetazos. Y estaba por llegar lo mejor: Ojos negros, una nueva y estupenda composición de Iraida (de hecho sólo dos o tres temas en la noche no fueron de ella) que tiene como invitado al sax tenor de Diego Maroto, y el maestro Maroto vuelve a hacer gala de pasión y explosividad, no sabemos de dónde saca tanto aire y tantas ideas, la gente se emociona al máximo y le aplaude fuertemente a medio solo.

ASI SE FUE el concierto y el reducido espacio para esta nota. Todos los emisores, todos los canales y todos los receptores crearon un momento mágico de casi dos horas y media, hasta que llegaron a cortarnos. En las últimas piezas se quedaron los siete músicos, la Noriega uniendo su voz a la sección de metales, sacando todos los registros del cajón y aventándolos con maestría hacia el infinito. En I'll catch you, de John Scofield, cada uno de los ejecutantes logró su mejor momento, la gente estaba (estábamos) alucinando. Este es el verdadero ritual de la música. Y todos, incluyendo al director del INBA, lo agradecimos en la única forma que sabemos hacerlo, golpeándonos las manos hasta hacerlas arder. Iraida quería hablar, pero los aplausos no le daban chance.

IRAIDA NORIEGA ENCONTRO el alma del jazz en alguna parte, y la puso ante nosotros para deslumbrarnos, para dejar de pensar en tantas pendejadas globalizadas, aunque sea por un ratito.